Estados Unidos rechaza la petici¨®n israel¨ª de apartar a Arafat

La Autoridad Palestina necesita democracia interna y dinero. Estados Unidos e Israel est¨¢n de acuerdo en eso, pero divergen en casi todo lo dem¨¢s. Ariel Sharon permanec¨ªa anoche reunido con George W. Bush en la Casa Blanca para hablar de las diferencias que separaban a los dos aliados: el formato y el alcance de la conferencia sobre Oriente Pr¨®ximo y, sobre todo, la figura de Yasir Arafat.

Sharon lleg¨® a Washington neg¨¢ndose a negociar con Arafat, y Bush le recibi¨® con el mensaje de que el l¨ªder palestino era un interlocutor indeseable, pero inevitable en cualquier proceso de pacificaci¨®n.

El primer ministro israel¨ª se entrevist¨® el lunes con el secretario de Estado, Colin Powell, para ultimar los t¨¦rminos de un paquete de ayuda econ¨®mica a los palestinos. La ayuda, que por parte israel¨ª deber¨ªa incluir la cesi¨®n a la Autoridad Palestina (ANP) de impuestos ya pactados en Oslo (1993), y por parte estadounidense podr¨ªa consistir en un programa especial de reconstrucci¨®n, ser¨ªa el resultado m¨¢s tangible de la cita en la Casa Blanca y servir¨ªa para disimular la falta de acuerdo en otros puntos.

El dinero no se ofrec¨ªa incondicionalmente. Cuando Powell anunci¨® la convocatoria de una conferencia internacional sobre Oriente Pr¨®ximo, el jueves, indic¨® que Palestina necesitaba dinero y lo recibir¨ªa de la comunidad internacional, pero bajo la condici¨®n de democratizarse internamente. 'Hace falta mucha m¨¢s transparencia', dijo Powell, refiri¨¦ndose a la abundante corrupci¨®n en el entorno de Arafat. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, insisti¨® ayer en la misma idea: 'El dinero debe llegar al pueblo palestino y no quedarse en la estructura dirigente'.

La democratizaci¨®n necesaria para administrar la ayuda exterior fue esgrimida por Sharon, el lunes por la noche, con otras finalidades. 'Una Autoridad Palestina responsable, capaz de promover la paz, no deber¨ªa depender de la voluntad de un solo hombre', dijo, refiri¨¦ndose a Arafat. Cuando lleg¨® a la Casa Blanca, ayer a las cuatro de la tarde (diez de la noche en la Espa?a peninsular), Sharon pensaba utilizar el argumento de la democratizaci¨®n palestina para esquivar las presiones estadounidenses sobre Arafat. Bush, que detesta a Arafat y le considera c¨®mplice del terrorismo, asume el hecho de que no puede haber negociaciones sin el l¨ªder palestino. Fleisher volvi¨® sobre el tema: 'El presidente cree que Arafat no s¨®lo le ha fallado a ¨¦l, sino que ha fallado a todo el pueblo palestino'. Pero a?adi¨®: 'El presidente entiende que Arafat es visto por los palestinos como su l¨ªder'.

EE UU quer¨ªa que Sharon cediera y olvidara su promesa de no negociar nunca m¨¢s con Arafat; Sharon esperaba convencer a Bush de que una democratizaci¨®n interna de la ANP socavar¨ªa la autoridad de Arafat, basada en la autocracia, y que resultar¨ªa inadecuado basar en ¨¦l una futura negociaci¨®n. Para apoyar su argumento, el primer ministro israel¨ª acudi¨® con un informe de 103 p¨¢ginas, que, seg¨²n ¨¦l, permit¨ªa comprobar 'sin ning¨²n tipo de duda' las relaciones entre Arafat y el terrorismo.

Otra divergencia de gran calado entre Bush y Sharon radicaba en el formato y el alcance de la conferencia sobre Oriente Pr¨®ximo, convocada para junio por el Cuarteto (EE UU, UE, Rusia y la ONU). Washington daba por supuesto que la conferencia ser¨ªa internacional, con respaldo de las potencias convocantes y de numerosos pa¨ªses ¨¢rabes. Sharon, en cambio, hablaba de una 'conferencia regional' en la que israel¨ªes y palestinos estar¨ªan arropados por los pa¨ªses ¨¢rabes vecinos. En cuanto a su alcance, EE UU consideraba que deb¨ªa servir para establecer compromisos y objetivos a largo plazo y que en ella deb¨ªa figurar la creaci¨®n de un Estado palestino. Israel, en cambio, quer¨ªa limitarla a los asuntos m¨¢s urgentes.