?Santiago y cierra Espa?a!
MAYO DE 1956. Al grito de '?Santiago y cierra Espa?a!' un caballero espa?ol, defensor de los valores cristianos y patrios, se lanza, espada en ristre, contra los infieles sarracenos. Es el Capit¨¢n Trueno. Con gui¨®n de V¨ªctor Mora y dibujos de Miguel Ambrosio (Ambr¨®s), sus aventuras supondr¨¢n una bocanada de aire fresco en el desolado panorama nacional. Ni?os y j¨®venes anhelaban las entregas semanales de este aventurero menos pol¨ªticamente correcto que la mayor¨ªa de sus contempor¨¢neos (El Guerrero del Antifaz y Roberto Alc¨¢zar y Pedr¨ªn). Porque en los tebeos de a duro muchos descubrimos que los extranjeros no eran siempre malos; que la religi¨®n y la patria ten¨ªan una importancia relativa y que los poderosos (monarcas corruptos y se?ores feudales depravados) recib¨ªan su merecido si el Capit¨¢n Trueno y sus amigos, siempre con los m¨¢s d¨¦biles, andaban cerca.
Trueno resulta invencible con la espada ('Los espa?oles donde no llegan con la mano, llegan con la punta de la espada'), aunque se las ingenia siempre para no herir de gravedad a sus enemigos. Es inteligente, valeroso y astuto. Un h¨¦roe. Le acompa?an en sus aventuras el joven y sagaz Crisp¨ªn, el corpulento y bonach¨®n tuerto Goliat y su enamorada, la belleza n¨®rdica Sigrid (?un reflejo de los turistas que empezaban a llegar a Espa?a?). Sus haza?as transcurren durante las Cruzadas en Tierra Santa, en 1191. Se recrean personajes hist¨®ricos como Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n y Gengis Khan (?Duelo de colosos! ?Vencer¨ªa el Capit¨¢n Trueno al Khan de los mongoles?, es el t¨ªtulo de una de sus primeras aventuras). Sujeto a las exigencias de ese medio que es el c¨®mic ('el cine de los pobres', en definici¨®n de Ram¨®n de Espa?a) y a una demanda en plena progresi¨®n, las historias adquirir¨¢n tintes de ucron¨ªas no exentas de anacronismos. Pululan por las historietas egipcios de la ¨¦poca fara¨®nica (que vivieron 3.500 a?os antes) o tribus de hom¨ªnidos. Incluso, gracias al aerostato suministrado por el mago Morgano (adelant¨¢ndose a los globos aerost¨¢ticos del siglo XVIII), viaja al Nuevo Mundo 400 a?os antes que Col¨®n, donde se topar¨¢ con los incas y los aztecas, que no florecer¨¢n hasta 100 a?os despu¨¦s. Mucho menos convincente resulta la m¨ªtica serie El Pr¨ªncipe Valiente (1937), de Harold Foster, de cuyo estilo la del Capit¨¢n Trueno es deudora. Ambientada en el siglo V, poco tiene que ver con este periodo. Los caballeros se asemejan m¨¢s a los prototipos de los libros de caballer¨ªas, que a¨²n tardar¨ªan 1.000 a?os en aparecer. Mezquitas y minaretes abundan en ciudades como Jerusal¨¦n antes de que aparezca la religi¨®n musulmana, y conviven con imponentes castillos de una Edad Media m¨¢s tard¨ªa.
En La historia en los c¨®mics (1997), el profesor de historia Sergi Vich efect¨²a un an¨¢lisis sobre el tratamiento del marco hist¨®rico en los tebeos: 'Los autores de c¨®mics no tienen obligaci¨®n de respetar la realidad hist¨®rica para desenvolver sus guiones'. Est¨¢ claro que cabe prestar atenci¨®n, 'm¨¢xime cuando esta adecuaci¨®n hist¨®rica no supone ning¨²n impedimento para la libre creaci¨®n art¨ªstica'. La realidad hist¨®rica puede ser fuente de inspiraci¨®n. ?Cu¨¢ntos argumentos no yacer¨¢n sepultados entre los acontecimientos hist¨®ricos a la espera de guionista? Al igual que el rigor y la veracidad cient¨ªfica son exigibles en las obras de creaci¨®n, tambi¨¦n deber¨ªan serlo el rigor documental y la verosimilitud hist¨®rica. Veremos lo que la pel¨ªcula sobre El Capit¨¢n Trueno nos depara.
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