Trastienda
El festival de euforia desatado con el t¨ªtulo de Liga obtenido por el Valencia ha servido para ocultar bajo varias toneladas de adrenalina la deuda contra¨ªda por el club, que se cifra en 126 millones de euros. ?sta es la letra peque?a del gran acontecimiento, que se agrava m¨¢s a¨²n si se contextualiza con la pl¨¢cida coyuntura econ¨®mica de que ha gozado el equipo en los ¨²ltimos a?os. Por una parte, haber jugado dos finales consecutivas de la Champions League, lo que se sald¨® en unos ingresos aproximados de 63 millones de euros; publicidad, televisiones y venta de entradas aparte. Y por la otra, los traspasos de Mendieta, Piojo L¨®pez y Gerard, por los que el club ingres¨® notables dividendos. S¨®lo con el primero, que fue el mascar¨®n de proa del equipo, se obtuvo suficiente dinero del Lazio (48 millones de euros) para comprar a Aimar, Baraja y Rufete. Sin embargo, todo ese movimiento de caja no ha servido para llenar ese agujero que se hunde y se ensancha con la gesti¨®n del mismo gerente que ahora desfila cubierto de laureles como si se tratara de un h¨¦roe. En la cara oculta de la gran celebraci¨®n de esta noche en Mestalla, en la que el equipo recibir¨¢ la Copa de Liga, est¨¢ ese enorme cubo de basura lleno de moscas y larvas administrativas, como una amenaza inquietante. ?sta es la parte m¨¢s suculenta del lastre de un consejo de administraci¨®n que, para subrayar su torpeza, acaba de abrir una brecha enorme entre el club, las pe?as y un sinn¨²mero de seguidores del equipo, que no ha podido conseguir entradas para esta noche a causa de los m¨²ltiples compromisos adquiridos por los consejeros. Por no hablar de la falta de magnanimidad -?conocer¨¢ alguien ah¨ª el significado de esta palabra?- demostrada con el ex presidente Paco Roig, a quien de forma expresa no se invit¨® a la cena de gala para celebrar el t¨ªtulo obtenido. Porque a fin de cuentas, les guste o no, fue Roig, con todos sus defectos y desmesuras, quien cre¨® la ilusi¨®n de que era posible tener un equipo campe¨®n. Y quien devolvi¨® el nombre de Mestalla al estadio, quien recuper¨® la indumentaria original del equipo y quien tuvo que dimitir por tropel¨ªas como las que ahora comete el actual equipo directivo.
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