Responsabilidad compartida
Un desempleado es una persona que carece de un empleo remunerado, que est¨¢ buscando uno y que se encuentra disponible para trabajar. Si estos dos ¨²ltimos requisitos no se cumplen, se considera que la persona no desea participar en el mercado de trabajo y, a efectos estad¨ªsticos, se le clasifica como econ¨®micamente inactiva.
Un sistema de seguro por desempleo tiene como objetivo fundamental garantizar el mantenimiento de la renta de los desempleados. En t¨¦rminos conceptuales es similar a un sistema de seguro por enfermedad o por invalidez. Se trata de constituir un fondo que proporcione recursos a los individuos que sufren el riesgo que se trata de cubrir, es decir, la p¨¦rdida del empleo o la incapacidad temporal o permanente para trabajar, seg¨²n sea el caso. Cuando el seguro por desempleo se dise?a adecuadamente, sus efectos sobre el bienestar social son positivos. Los individuos disponen de una cobertura social frente al riesgo de la p¨¦rdida de empleo remunerado que tambi¨¦n les permite buscar un empleo de manera m¨¢s eficaz. Cuando el seguro por desempleo no se dise?a adecuadamente, los desempleados permanecen m¨¢s tiempo en dicha situaci¨®n, lo que conlleva unos altos costes tanto individuales como sociales. Individualmente, existen pocas situaciones que supongan una mayor incertidumbre y p¨¦rdida de autoconfianza y de seguridad personal que el desempleo prolongado. Socialmente, el paro de larga duraci¨®n no s¨®lo produce un despilfarro de recursos humanos, sino tambi¨¦n la p¨¦rdida de la cualificaci¨®n profesional de los desempleados, por lo que su reinserci¨®n laboral acaba siendo m¨¢s costosa.
La evidencia emp¨ªrica acerca de los efectos de las prestaciones por desempleo sobre la duraci¨®n del desempleo es concluyente. La relaci¨®n entre las prestaciones por desempleo y el salario percibido por el trabajador en su ¨²ltimo empleo no influye demasiado en la tasa de salida del desempleo. Incluso act¨²a como un 'colch¨®n' para mejorar la asignaci¨®n eficiente de parados a puestos de trabajo vacantes. Sin embargo, cuanto mayor es la duraci¨®n del periodo durante el cual se tiene derecho a prestaciones por desempleo, mayor es la duraci¨®n del desempleo. Las tasas de salida del desempleo disminuyen a medida que aumenta dicha duraci¨®n y aumentan significativamente al final del periodo de percepci¨®n de las prestaciones. Finalmente, los pa¨ªses donde la supervisi¨®n, la ayuda y la asesor¨ªa laboral a los desempleados son m¨¢s eficaces y existen sanciones a los desempleados por rechazar ofertas de trabajo o por no asistir a determinados programas de reinserci¨®n laboral, tienen una incidencia del desempleo de larga duraci¨®n mucho menor.
Con estas premisas, el debate sobre la reforma de las prestaciones por desempleo entre sindicatos y Gobierno parece totalmente desencaminado. No se comprende que los sindicatos califiquen la propuesta de introducir una definici¨®n expl¨ªcita de oferta de trabajo adecuada, cuyo rechazo dar¨ªa lugar a una reducci¨®n progresiva de las prestaciones, como 'expropiaci¨®n de derechos de los parados', puesto que si un parado no cumple los requisitos de b¨²squeda activa de empleo y de disponibilidad para trabajar que definen su situaci¨®n, deja de serlo. Es como si alguien que no estuviera enfermo pretendiera cobrar un seguro por enfermedad. Tampoco resulta comprensible la oposici¨®n sindical a la reforma con el argumento de que, como el sistema de desempleo tiene super¨¢vit en la actualidad, lo que habr¨ªa que hacer en todo caso es aumentar las prestaciones. Lo relevante deber¨ªa ser en qu¨¦ medida el seguro de desempleo cumple sus objetivos de proteger a los desempleados sin crear incentivos perversos que dificulten la salida del desempleo. El Gobierno tambi¨¦n se equivoca si cree que solamente introduciendo sanciones a los parados que rechazan ofertas de trabajo se resuelve el problema del desempleo de larga duraci¨®n. Sin una mejora sustancial de los actuales servicios p¨²blicos de empleo, que permita un uso mucho m¨¢s adecuado de los fondos p¨²blicos destinados a la formaci¨®n y a la inserci¨®n laboral, no aumentar¨¢n significativamente las tasas de salida del desempleo, de la misma manera que sin mejoras de los servicios de salud no disminuye significativamente el n¨²mero de enfermos. En definitiva, se trata de que ambas partes, los desempleados y los servicios p¨²blicos de empleo, compartan sus responsabilidades respectivas. Los primeros, demostrando su disponibilidad a trabajar y buscando activamente empleo; los segundos, ayudando a los primeros a encontrar r¨¢pidamente puestos de trabajo vacantes.
Juan J. Dolado y Juan F. Jimeno son profesores de Fundamentos del An¨¢lisis Econ¨®mico en las Universidades Carlos III de Madrid y de Alcal¨¢ de Henares, respectivamente.
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