Los piratas del Mediterr¨¢neo
Las ilegales redes de deriva siguen causando estragos en la fauna marina
El pasado 20 de abril aparecieron frente a las costas de Almer¨ªa dos ballenas piloto enmalladas en una red de deriva. Uno de los ejemplares ya estaba muerto pero el otro pudo ser desenredado gracias al trabajo de voluntarios de Promar, colectivo que pertenece a la red de asistencia a varamientos que opera en el litoral andaluz, agentes de la Guardia Civil y t¨¦cnicos de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente. Pocos d¨ªas despu¨¦s, y en el cercano Golfo de Vera, se repet¨ªa el suceso, aunque en esta ocasi¨®n los afectados eran dos cachalotes.
Aunque ambos sucesos constitu¨ªan el primer aviso de la presencia en aguas espa?olas de pesqueros que utilizan artes prohibidas, no han sido, por desgracia, casos aislados. 'A lo largo del litoral mediterr¨¢neo', denuncia Ricardo Sagarminaga, especialista de la Sociedad Espa?ola de Cet¨¢ceos (SEC), 'venimos observando un importante incremento en el n¨²mero de delfines y ballenas v¨ªctimas de este tipo de redes'. Asimismo, las flotas tradicionales de Murcia y la costa oriental andaluza, que desde hace a?os colaboran en algunas de las actividades de la SEC, tambi¨¦n han advertido un notable aumento en el n¨²mero de barcos extranjeros que estar¨ªan operando, de forma ilegal, en el entorno de la isla de Albor¨¢n.
Las redes de deriva, conocidas como muros de la muerte, est¨¢n dise?adas para interceptar en alta mar los grandes bancos de especies pel¨¢gicas, como peces espada o bonitos, durante sus movimientos migratorios, dej¨¢ndose simplemente suspendidas en el agua. Por cuestiones de rentabilidad econ¨®mica y facilidad de operaci¨®n, pueden llegar a tener un tama?o descomunal -algunas superan los 50 kil¨®metros de longitud y 30 metros de profundidad-, lo que origina una captura indiscriminada de especies, no siempre buscadas por los pescadores. Miles de mam¨ªferos marinos, tortugas, tiburones y hasta aves, quedan atrapadas en este tipo de redes, cuya prohibici¨®n en todo el mundo vienen reclamando distintas entidades conservacionistas.
Protestas
En Europa las introdujeron, a comienzos de los a?os ochenta, los pescadores italianos y, en poco tiempo, aparecieron en aguas espa?olas. Las protestas de la flota palangrera y, sobre todo, una contundente campa?a de Greenpeace, que persigui¨® con sus buques a estos pesqueros en aguas andaluzas, sirvieron para que en 1987 el Gobierno espa?ol prohibiera el uso de estos artefactos y se convirtiera, adem¨¢s, en uno de los pa¨ªses m¨¢s activos a la hora de convencer a las autoridades de Bruselas para que, finalmente, esta t¨¦cnica se declarara ilegal. El que ahora est¨¦n operando de nuevo en el Mar de Albor¨¢n es algo que preocupa a la SEC.
Albor¨¢n es un pasillo migratorio que permite el tr¨¢nsito de animales entre el Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo. Al mismo tiempo, sus aguas son muy productivas lo que hace que all¨ª acudan numerosas especies protegidas, como la tortuga boba, el delf¨ªn mular, el cachalote o el rorcual com¨²n, en busca de alimento. Especies que, al mismo tiempo, son muy vulnerables a las redes de deriva ya que, en la mayor¨ªa de los casos, no son capaces de detectarlas.
Y a este problema hay que sumar, entre otros elementos, el impacto que causa el intenso tr¨¢fico mar¨ªtimo que se registra en la zona, el desarrollo de una industria tur¨ªstica, a¨²n no regulada, que explota la observaci¨®n de cet¨¢ceos, la contaminaci¨®n ac¨²stica que interfiere en los mecanismos de orientaci¨®n de estos animales, los vertidos de petr¨®leo y las capturas accidentales en artes no prohibidas pero peligrosas.
Si a todos estos factores se a?aden las redes de deriva, la situaci¨®n puede llegar a ser catastr¨®fica. 'Para aquellas especies que se encuentran en peor situaci¨®n', precisa Sagarminaga, 'la tasa de mortalidad que introducen estas artes prohibidas es claramente insostenible'. La Sociedad Espa?ola de Cet¨¢ceos (www.cetaceos.com) ha pedido al Gobierno central que intensifique la vigilancia en el Mar de Albor¨¢n y, en general, en las aguas mediterr¨¢neas espa?olas, para evitar que sigan operando estos modernos buques piratas. No se trata s¨®lo de conservar la biodiversidad sino que, adem¨¢s, deben protegerse los caladeros a los que acude la flota tradicional, bancos de pesca que est¨¢n siendo esquilmados con estas redes descomunales y nada selectivas.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Un santuario europeo
Dentro de los proyectos Life que la Comisi¨®n Europea aprobar¨¢ en junio es m¨¢s que probable que figure una iniciativa de la Sociedad Espa?ola de Cet¨¢ceos encaminada a la conservaci¨®n de cet¨¢ceos y tortugas marinas en Andaluc¨ªa y Murcia. El proyecto se desarrollar¨¢ en aguas del Mar de Albor¨¢n, Golfo de Vera y Golfo de C¨¢diz, verdadero santuario para estas especies y ¨¢rea piloto a partir de la cual se puede aplicar a otros territorios del continente. En concreto, los especialistas de la SEC trabajar¨¢n con tres especies protegidas, cuyos efectivos se encuentran en una delicada situaci¨®n. El delf¨ªn mular, la marsopa y la tortuga boba son los protagonistas de este proyecto que, entre otros, cuenta como socios con la Junta y la Universidad de C¨¢diz. Los ¨²ltimos reductos de la presencia de marsopa en la zona biogeogr¨¢fica mediterr¨¢nea se localizan en el Atl¨¢ntico andaluz y en el Mar Negro. En lo que respecta al delf¨ªn mular, sus poblaciones en las costas murcianas y andaluzas representan alrededor de un tercio del total registrado en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Tambi¨¦n habr¨¢ que despejar, en este caso, algunas de las muchas inc¨®gnitas que rodean a estos mam¨ªferos, estableciendo medidas de conservaci¨®n en aquellas ¨¢reas, como el Cabo de Gata (Almer¨ªa), particularmente favorables para la especie. Por ¨²ltimo, la tortuga boba precisa de un plan de urgencia que sirva para reducir el impacto que algunas actividades pesqueras originan sobre esta especie. En todo el Mediterr¨¢neo espa?ol se calcula que unas 20.000 ¨® 30.000 tortugas bobas mueren todos los a?os v¨ªctimas de las pesquer¨ªas de palangre. La conservaci¨®n de estas tres especies precisa, por un lado, el establecimiento de medidas concretas dirigidas a neutralizar las amenazas que hipotecan su futuro y, por otro, el dise?o, creaci¨®n y gesti¨®n de ¨¢reas marinas protegidas en donde puedan desarrollarse sin interferencias.
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