El rey del mundo
El jugador se convierte en mandatario para fundar una civilizaci¨®n que se imponga por encima de las dem¨¢s
Sid Meier se ha ganado una merecida fama por idear un tipo de videojuego cuyo escenario es el mundo, sus actores la humanidad y el gui¨®n es la historia que el jugador puede volver a escribir tantas veces como desee. La saga Civilization tiene millones de seguidores en todo el mundo desde su lanzamiento en 1991. Es juego de estrategia por turnos no apto para amantes de lo sencillo que tiene tanto gancho como lo pueda tener el ajedrez, en el que cada partida es distinta y donde existen tantas t¨¢cticas para ganar que una vida es insuficiente para practicarlas todas.
Lo que hace que Civilization sea tan atractivo es que utiliza las reglas de la vida misma. Las mismas leyes que han permitido la coexistencia de distintas culturas y pa¨ªses, pero tambi¨¦n los mismos odios y fanatismos que han acabado con tantos pueblos. Adem¨¢s, al jugarse por turnos sin l¨ªmite de tiempo, permite tomarse las partidas con tranquilidad, midiendo cada movimiento antes de darlo por bueno. De esta forma se impone un uso de la mente por encima de la agilidad y velocidad de reflejos.
'Civilization III'
Desarrolla: Firaxis Distribuye: Infogrames Plataforma: Windows G¨¦nero: Estrategia Recomendado: Todos los p¨²blicos Precio: 48 euros Internet: www.civ3.com
El objetivo es crear una civilizaci¨®n que se imponga por encima de las dem¨¢s, ya sea por la extensi¨®n de los terrenos, por dominaci¨®n militar, por superioridad cultural o por el triunfo de la diplomacia. Existen otras formas de ganar, como conseguir enviar una nave tripulada a Alfa Centauri con fines colonialistas. La gracia es que todo comienza varios miles de a?os antes del nacimiento de Cristo y se dispone hasta 2050 d.C. para conseguir la victoria.
La partida empieza con un trabajador y un colono. El primer paso es crear una ciudad fundacional. Debe tener fuentes ricas en recursos como r¨ªos y prados. Una vez se le ha dado nombre a la ciudad empieza la producci¨®n de guerreros, colonos y m¨¢s trabajadores. Esto lleva unos cuantos turnos y entretanto el ordenador va haciendo prosperar por su cuenta a otras civilizaciones.
Cuando se tienen colonos y guerreros se les lleva a viajar unas cuantas casillas, cinco o seis, en turnos que pueden representar varios a?os, para fundar una nueva ciudad. Para propiciar el comercio entre n¨²cleos urbanos se debe ordenar a los trabajadores que construyan caminos, que adem¨¢s permitir¨¢n desplazarlos en un menor n¨²mero de turnos entre dos puntos del mapa.
Mientras esta fren¨¦tica actividad colonizadora no cesa, se debe prestar atenci¨®n a los consejeros. Son sabios de la tribu que reclamar¨¢n estudiar la forja del bronce en el caso de los cient¨ªficos, reforzar los ej¨¦rcitos si son los militares o construir un templo si se trata del consejero cultural. La combinaci¨®n correcta de los agentes es la que lleva al ¨¦xito.
El factor suerte afecta, aunque poco, en el desarrollo de la partida. Al principio es posible que una tribu reci¨¦n descubierta decida unirse a la civilizaci¨®n, cediendo a sus guerreros y su asentamiento. Sin embargo, m¨¢s adelante, el paso por un territorio con cuya civilizaci¨®n no se poseen tratados de libre circulaci¨®n puede incluso desembocar en un conflicto armado.
Las novedades en esta tercera entrega son imperceptibles a simple vista, pues se centran en retocar las reglas, en quitar esta unidad y a?adir esta otra para equilibrar el juego y ofrecer una experiencia m¨¢s satisfactoria. Gr¨¢ficamente lo m¨¢s apreciable ha sido la sustituci¨®n de los engorrosos men¨²s por unos botones mucho m¨¢s intuitivos y la inclusi¨®n de una barra de vida a las unidades en lugar de los confusos escudos. Pero, a pesar de las mejoras, hay un factor, el de las partidas en l¨ªnea, que no se ha incluido y que previsiblemente aparecer¨¢ en un disco de expansi¨®n por el que habr¨¢ que pagar, hecho que ha enfurecido a los seguidores. La traducci¨®n de todo el juego como del extenso manual de 230 p¨¢ginas ayudan a la comprensi¨®n de este juego tan amplio.
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