Conquistas iluminadas
Asombra que un editor de poes¨ªa se decida a publicar completo uno de los libros prof¨¦ticos de William Blake, el m¨¢s exc¨¦ntrico, original y en el fondo inclasificable de los poetas ingleses de todas las ¨¦pocas. Esa clase de libros -como el Milton que nos ocupa, a los que habr¨ªa que a?adir The Four Zoas y Jerusalem- son los m¨¢s antip¨¢ticos y dif¨ªciles de leer de los suyos porque est¨¢n entretejidos de la particular mitolog¨ªa y simbolog¨ªa que este poeta invent¨® para hacer posible que su universo mental tuviera la fuerza de las representaciones m¨ªticas con las que aspiraba a competir (la Biblia, la poes¨ªa del propio Milton) y dando as¨ª cuerpo a las peculiares construcciones imaginativas de un hombre aislado como ¨¦l fue, apenas le¨ªdo y tenido en cuenta en su ¨¦poca, autoeditor como se sabe de pr¨¢cticamente todos sus libros escasamente difundidos y a los que ilumin¨® con ilustraciones prodigiosas.
MILTON
William Blake Edici¨®n y traducci¨®n de Bel Atreides DVD. Barcelona, 2002 395 p¨¢ginas. 18,90 euros
PROSA ESCOGIDA
William Blake Edici¨®n de Bel Atreides DVD. Barcelona, 2002 187 p¨¢ginas. 13 euros
La dificultad de esta clase de libros exige sin duda una gu¨ªa que nos permita conocer el origen y sentido de cada uno de sus personajes (Enitharmon, Palamabron, Los, Orc), los extra?os lugares por los que transitan (Golgonooza, Ulro, Cathedron, asombrosamente mezclados con Kensington, Hyde Park o Hampstead, lo cual literariamente funciona a las mil maravillas) y el significado de sus acciones, envueltas muchas veces en velos de un no menos multis¨¦mico simbolismo. De ah¨ª que para poder seguir adecuadamente la lectura de esta rara invenci¨®n sea indispensable la ayuda que nos proporciona esta edici¨®n. De tal forma que este Milton es tanto la edici¨®n del texto original de Blake, su traducci¨®n (fiable) al castellano cuanto una trama informativo-ensay¨ªstica que arropa a un texto casi como si se temiera en exceso su impenetrabilidad.
Leer este Milton exige sin duda esa clase de ayuda, pero sobre todo exige por parte del lector un esfuerzo equivalente a la adquisici¨®n de una mec¨¢nica interna que s¨®lo se logra adentr¨¢ndose en el texto mismo, siguiendo sus escasas continuidades narrativas, haci¨¦ndose cargo de su fundamental prosa¨ªsmo, familiariz¨¢ndose con su lenguaje lleno de abstracciones y de remotas legitimidades simb¨®licas, poseedoras de un extra?o eco de actualidad y de necesidad, casi como si estuvi¨¦ramos asistiendo al nacimiento de un mundo que es algo m¨¢s que una enardecida ficci¨®n. S¨®lo de ese modo -insisto que esforzado- se puede comprender el sentido de este poema que no se reduce a una posible interpretaci¨®n que aquiete sus internas inquietudes porque todo ¨¦l est¨¢ salpicado de encrucijadas llenas de significaci¨®n local, con momentos que -dada su ins¨®lita fuerza, con esas abstracciones que parecen l¨¢mparas cuya luz nos es apenas conocida sin resultarnos sin embargo completamente extra?a- son en s¨ª mismos encendimientos po¨¦ticos en el m¨¢s puro sentido de la expresi¨®n.
Sin embargo, no es menos
cierto que se puede -y se debe- intentar una explicaci¨®n sint¨¦tica del sentido de este libro en apariencia ca¨®tico, escasamente narrativo, un verdadero remolino que lo absorbe todo para mantener intacta su energ¨ªa prof¨¦tica (la verdad que anuncia no es de sencilla forja). Y ese sentido ¨²ltimo encaja con el significado de buena parte -si no toda- de la literatura de Blake, incluyendo en ella sus portentosos y primerizos Cantos de inocencia y experiencia, o sus no menos prodigiosos aforismos contenidos en Augurios de inocenccia o, por supuesto, su inigualable (si se lee tambi¨¦n con atenci¨®n y esfuerzo) Matrimonio del cielo y el infierno. El poeta Milton, venerado y admirado pero tambi¨¦n corregido (y en ese sentido censurado), desciende de su Eternidad a Albi¨®n (Inglaterra) para (como un Jes¨²s resucitado) librar a ese pa¨ªs -por sin¨¦cdoque, a toda la humanidad- de la corrupci¨®n, de la muerte eterna, de las hijas de la memoria (en Blake, la memoria procrea mal, en contra de su contrincante la imaginaci¨®n, la madera de que est¨¢ hecho Dios mismo), de la mentira universal. Contra Sat¨¢n dice en un momento Milton (espejo de s¨ª mismo): 'Yo vengo a desnudar ante el Cielo e Infierno el Farise¨ªsmo / En toda su hip¨®crita vileza, mostrando a todos / ... Las Virtudes que el Coraz¨®n Natural idolatra...'. La naturaleza moral de toda la literatura de Blake queda patente en estos versos citados (habr¨ªa otros muchos para alegar lo mismo): conquistar el Bien absoluto, hacerlo posible mediante la invenci¨®n po¨¦tica de un hombre solo, tit¨¢nicamente convencido de la virtualidad redentora de su proyecto (esta clase de libros contienen fe a raudales y excluyen cualquier duda que los corroa por dentro).
Por a?adidura, tiene el lector la oportunidad de asomarse a una colecci¨®n de prosas de este creador (nunca mejor dicho) en las que reflexiona sobre la pintura -no se olvide su condici¨®n de singular pintor-, sobre la poes¨ªa y tambi¨¦n sobre s¨ª mismo (hablo de sus cartas, emocionantes documentos). En cuanto a la primera, llaman la atenci¨®n su rechazo del ¨®leo en favor de la t¨¦cnica al fresco (el ¨®leo es una especie de corruptor del color natural), sus sumar¨ªsimos juicios en los que Tiziano, Correggio, Rubens y Rembrandt (?ay! por todos) salen mal parados frente a Rafael, Durero y Miguel ?ngel y su curiosa defensa de la figuraci¨®n m¨¢s convencional, poco compatible con la naturaleza de sus figuras, m¨¢s on¨ªricas que realistas. En cuanto a la poes¨ªa, estos textos ponen de manifiesto el credo m¨¢ximo de Blake: la Imaginaci¨®n lo es todo, de ella depende toda clase de Visi¨®n e Inspiraci¨®n, toda clase de poes¨ªa que sea m¨²sica espiritual, como ¨¦l deseaba que fuera.
?Existe algo m¨¢s fascinantemente atractivo al tiempo que m¨¢s radicalmente intempestivo? Pruebe el lector dispuesto a hacer gratificantes esfuerzos.
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