Silenciosa despedida
El mexicano Cavazos vino a despedirse de la afici¨®n y se fue en silencio. Un contratiempo para quien habr¨ªa so?ado con una despedida apote¨®sica que pusiera broche de oro a una carrera larga, brillante y digna de todo elogio. Cavazos no s¨®lo ha sido primera figura en su pa¨ªs durante d¨¦cadas, sino que ha salido varias veces a hombros de esta plaza. Pero ayer no pudo ser. Ayer, se fue en silencio, y pocos repararon en que esa figura menuda es un gran torero que ven¨ªa a decir adi¨®s.
Lo que ocurre, sin embargo, es que se puede uno despedir de muchas maneras. Una, por ejemplo, es venir a Espa?a, reunir a los amigos en torno a una mesa, contratar a unos mariachis que amenicen con corridos, adi¨®s, que me voy, reparto de abrazos, alguna l¨¢grima y todos tan contentos.
Seis ganader¨ªas / Cavazos, Ponce, Abell¨¢n
Toros de distintas ganader¨ªas y de aceptable presentaci¨®n: 1?, de Aldeanueva, gordo, sospechoso de pitones y descastado; 2?, de Alcurruc¨¦n, manso y noble; 3? de Guadalest, bravuc¨®n y parado; 4?, de Los Bayones, inv¨¢lido y noble; 5?, de Samuel Flores, devuelto por inv¨¢lido -sobrero, de Carmen Borrero, inv¨¢lido y descastado-; y 6?, de M. Agustina L¨®pez Flores, mansurr¨®n y descastado. Eloy Cavazos: metisaca, media baja y dos descabellos (palmas); cuatro pinchazos y un bajonazo (silencio). Enrique Ponce: pinchazo y casi entera atravesada (ovaci¨®n); pinchazo y media (silencio). Miguel Abell¨¢n: pinchazo hondo -aviso-, pinchazo, estocada y dos descabellos (ovaci¨®n); dos pinchazos -aviso- y estocada baja (silencio). Asisti¨® el Rey en una barrera del tendido 10. Los espadas le brindaron sus primeros toros. Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. Corrida de la Asociaci¨®n de la Prensa. Lleno.
Otra, muy distinta, es despedirse vestido de luces en Madrid. Ah, amigo, y tan distinta... Porque hay que torear, y eso son palabras mayores. Cavazos es un hombre simp¨¢tico y se despidi¨® haciendo as¨ª con la mano derecha mientras brindaba su segundo toro. Pero no tore¨®. ?Y, entonces, por qu¨¦ no organiz¨® una cena?
No se sabe; lo cierto que estuvo toda la tarde precavido y desconfiado, y dio muchos pases, pero todos muy vulgares; con la muleta muy retrasada, siempre de perfil, aprovechando y cortando el viaje del toro, con el pico por delante y dej¨¢ndose enganchar la muleta. Dos trasteos desordenados, movidos y destemplados.
Y as¨ª, la despedida no puede ser de besos y abrazos. Vaya, sin embargo, el profundo respeto para una gran figura del toreo.
La verdad es que la corrida fue un tost¨®n. El hecho de que cada toro pertenezca a una ganader¨ªa no garantiza nada: la misma mansedumbre, invalidez, falta de casta y el mismo enga?o de cada d¨ªa.
Hubo, sin embargo, gotas de torer¨ªa a cargo del m¨¢s joven, Miguel Abell¨¢n, que se luci¨® con el capote en sus dos toros. En el primero, comenz¨® por gaoneras ce?idas, le respondi¨® Cavazos con una media, ?una!, y cerr¨® Abell¨¢n con unas chicuelinas muy vistosas y una media de rodillas torer¨ªsima. En el otro, dos ver¨®nicas lentas y una serpentina; otra vez Cavazos, esta vez m¨¢s generoso: una chicuelina y una revolera, y otra vez Abell¨¢n por chicuelinas muy ajustadas.
Capote¨® tanto que sus toros se pararon. Porfi¨® con af¨¢n pero no consigui¨® lucimiento. Es m¨¢s, por poco el primero le juega una mala pasada: a la tercera vez que entr¨® a matar lo enganch¨® por la chaquetilla y lo busc¨® con sa?a en el suelo, pero todo qued¨® en una paliza y un puntazo leve en la fosa il¨ªaca derecha.
Y cerraba la terna Ponce, que nada pudo hacer ante el inv¨¢lido quinto, y tore¨® muy desigualmente al manso segundo.Altern¨® el buen toreo con el m¨¢s superficial; unas veces embarc¨® la embestida y otras la acort¨® y desluci¨®. Muchos pases y pocos buenos.
Lo de Cavazos fue una pena. Una cena hubiera sido mucho mejor. Adi¨®s con el coraz¨®n.
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