Cat¨¢logo de quejas
La memoria que el Defensor del Pueblo eleva cada a?o a las Cortes sirve al menos para arrojar un saludable jarro de agua fr¨ªa sobre los pretenciosos discursos triunfalistas acerca del funcionamiento de los servicios p¨²blicos. Ni el Gobierno ni los responsables de las diversas administraciones parecen prestar una especial atenci¨®n a sus recomendaciones. Queda siempre la duda de si los gestores p¨²blicos las escuchan. Las decenas de miles de quejas presentadas al cabo de los a?os no han servido para generar un aut¨¦ntico prop¨®sito de enmienda por parte de los servidores p¨²blicos. La memoria anual del Defensor se ha convertido en un largo y reiterativo cat¨¢logo de males cr¨®nicos administrativos que no encuentran soluci¨®n-errores, abusos, deficiencias, dilaciones- y cuyas v¨ªctimas directas son los ciudadanos.
En la memoria del a?o 2001, el Defensor vuelve a la carga sobre temas que vienen de lejos. La situaci¨®n carcelaria no s¨®lo no ha mejorado, sino que se ha agravado con el constante aumento de la poblaci¨®n reclusa. Es inquietante que cuatro de los 33 casos de muerte de reclusos se produjeran por 'enfrentamientos con funcionarios o posibles malos tratos', seg¨²n el Defensor. Estos hechos deben esclarecerse totalmente y exigirse las responsabilidades que correspondan.
El Defensor sigue mostr¨¢ndose preocupado por la denuncia de supuestos malos tratos en instalaciones policiales, concentraciones y manifestaciones, as¨ª como por parte de agentes municipales. Es tambi¨¦n un asunto recurrente. Pero mientras la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa se muestra diligente en abrir expedientes a los agentes afectados, algunos ayuntamientos son reticentes en hacer lo propio con los suyos. No es la primera vez que una memoria del Defensor se?ala esa actuaci¨®n municipal frente a las extralimitaciones de sus polic¨ªas.
Por lo dem¨¢s, los servicios p¨²blicos m¨¢s esenciales siguen acaparando la atenci¨®n del Defensor, en especial la justicia, cuya lentitud sigue siendo acusada en algunos ¨®rganos jurisdiccionales. Y hay un asunto en el que la recomendaci¨®n del Defensor llega tarde: evitar la expulsi¨®n del inmigrante que acredite un cierto arraigo. El Gobierno ya ha anunciado su intenci¨®n de erradicar este supuesto de su pr¨®xima Ley de Extranjer¨ªa.
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