Ahab conoce a Robocop
Con generosa erudici¨®n y rotundo alarde de memoria, Rom¨¢n Gubern ha convocado a un mont¨®n de fascinantes invitados. Aqu¨ª se congregan, en efecto, los personajes de ficci¨®n m¨¢s resistentes del imaginario moderno. Estas 'criaturas del aire', inventadas por la fantas¨ªa literaria y que fueron y son im¨¢genes perdurables del imaginario colectivo, se re¨²nen en vistoso c¨®nclave fantasmag¨®rico para alternar con otras m¨¢scaras tambi¨¦n famosas y espectaculares. Por sus p¨¢ginas circulan, como esper¨¢bamos, Carmen, la cigarrera sevillana, y Alicia Liddell, y Frankenstein y su torpe monstruo, y Sherlock Holmes, y Rask¨®lnikov, y El Zorro, el Hombre Invisible y el Capit¨¢n Ahab, Indiana Jones, Robocop y Vampirella, por ejemplo, entre otros muchos. Ser¨ªa dif¨ªcil que todos ellos conversaran entre s¨ª, pero para el coloquio sus figuras est¨¢n bien agrupadas por cap¨ªtulos como: La mujer depredadora, La pulsi¨®n aventurera, La vida es sue?o, La raz¨®n y los monstruos, La dualidad del ser, etc¨¦tera. De modo que la polif¨®nica reuni¨®n queda as¨ª muy equilibrada.
M?SCARAS DE LA FICCI?N
Rom¨¢n Gubern. Anagrama. Barcelona, 2002 502 p¨¢ginas. 21 euros
Las figuras de prosapia literaria andan en estas p¨¢ginas muy bien escoltadas por sus ep¨ªgonos en el cine. Incluso hay unos pocos personajes que han nacido en las p¨¢ginas o tiras de un c¨®mic o una pel¨ªcula. Es decir, el pedigr¨ª de los personajes resulta bastante variado, y se percibe que las invitaciones del baile de m¨¢scaras se han cursado con cierta manga ancha y con criterios de simpat¨ªa personal. Podr¨ªamos echar en falta a alg¨²n tipo popular, como el selv¨¢tico Tarz¨¢n, y sentirnos algo agobiados con tantos vampiros de celuloide, pero, en fin, hay que reconocer que aqu¨ª se dan cita, bien tra¨ªdos, analizados, y a menudo psicoanalizados, los m¨¢s prestigiosos h¨¦roes y hero¨ªnas de ficci¨®n, los que, por varios motivos, m¨¢s han impresionado la imaginativa de la modernidad, desde la ¨¦poca rom¨¢ntica hasta nuestros d¨ªas, y que Gubern describe como una 'galer¨ªa de selectos retratos de familia'.
A diferencia de los mitos ar-
caicos, de raigambre oscura y religiosa, los mitos literarios surgen en un momento fechable y en una obra determinada. De modo que puede buscarse su acta de nacimiento y rastrearse luego el desarrollo de la criatura mitificada en unos textos literarios, y luego en la filmograf¨ªa oportuna. (Casi todos estos personajes de ficci¨®n acaban reinterpretados en el cine, pues, como ya advierte Rom¨¢n Gubern en su pr¨®logo, 'el cine y la televisi¨®n, por su vocaci¨®n de seducci¨®n masiva, se han convertido desde su nacimiento en los m¨¢ximos amplificadores y divulgadores de los grandes esquemas del pensamiento m¨ªtico. Aunque en los medios masivos los arquetipos tienden a degradarse, con mucha frecuencia, en estereotipos'). Es bien sabido que tambi¨¦n los viejos esquemas m¨ªticos se prestan a ser evocados, y manipulados, en el cine. Recordemos el libro tan sagaz como sugerente de Jordi Ball¨® y Xavier P¨¦rez La semilla inmortal (Los argumentos universales en el cine), editado tambi¨¦n por Anagrama. Y que el cine tambi¨¦n construye -y reconstruye y a veces deconstruye- sus mitos con un estilo propio, en general m¨¢s popular y m¨¢s acompasado a determinadas modas y momentos que la literatura, pero en clara sinton¨ªa con esos afanes mitificadores (v¨¦ase, sobre esto, el espl¨¦ndido texto de N¨²ria Bou y Xavier P¨¦rez, El tiempo del h¨¦roe. ?pica y masculinidad en el cine de Hollywood. Paid¨®s, 2000).
En buscar esa continuidad entre las versiones literarias y sus secuencias f¨ªlmicas est¨¢ uno de los m¨¢s claros m¨¦ritos de este sutil repertorio y de la mirada 'mitohist¨®rica' de Rom¨¢n Gubern, que resulta tan diestro en el an¨¢lisis literario como sabio en historia del cine. En realidad este amplio libro es el resultado de muchos a?os y much¨ªsimas lecturas. Y por eso resulta tan luminoso, tan rico en matices, y en sugerencias. Los aficionados a la literatura de ficci¨®n y al cine conocen desde hace mucho a estas 'm¨¢scaras de la ficci¨®n'. Tambi¨¦n para sus lectores son figuras familiares, y por eso podemos apreciar mejor la agudeza de sus an¨¢lisis magistrales, que desvelan muchas otras lecturas cr¨ªticas. A veces con un lenguaje de tonos psicoanal¨ªticos, otras m¨¢s sociol¨®gicas, Gubern las examina, las sombrea y comenta sus pesquisas con un buen estilo narrativo, confirmando intuiciones y sospechas.
'Vertebrar una especie de ¨¢r-
bol tipol¨®gico informal de algunos grandes fantasmas que han habitado en los ¨²ltimos doscientos a?os -desde la revoluci¨®n industrial- nuestro imaginario colectivo' era su prop¨®sito inicial. Tras su largo paseo por tan frondosos 'bosques narrativos' vemos con qu¨¦ claridad y soltura lo ha realizado. Pero tan atractivos como el conjunto, o a¨²n m¨¢s, resultan sus an¨¢lisis de las m¨¢scaras en frescos ensayos, dir¨ªamos, de literatura comparada. Va as¨ª relacionando figuras como Carmen, Lul¨², Lola-Lola, Lolita y Baby Doll -bajo el r¨®tulo de La mujer depredadora-, o engloba bajo el sugestivo ep¨ªgrafe de La dualidad del ser, personajes como el Doctor Jekyll, el Doctor Caligari, El Zorro, el Hombre Enmascarado y Superm¨¢n, reavivando la atenci¨®n del lector. En fin, con sus diestros an¨¢lisis, tanto sobre textos literarios como sobre la tradici¨®n m¨ªtica moderna, Gubern ha escrito un libro espl¨¦ndido sobre las figuras m¨ªticas de la modernidad, de la literatura al cine. Uno m¨¢s en la serie de sus amenos libros de ensayo, y enormemente atractivo.
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