Amor del rev¨¦s
Una historia de amor al rev¨¦s: as¨ª cabr¨ªa describir esta novela, en la que el amor mismo aparece como un detrito del miedo, del dolor, de la verg¨¹enza, de la traici¨®n, de la culpa, del tiempo. De casi todo aquello, en definitiva, que suele terminar con el amor. Quiz¨¢ no sea del todo casual que Roma (la Roma vaticana, nada menos) sea el escenario de una parte importante de Comedia nupcial: el nombre de esa ciudad es la palabra amor invertida.
Si el matrimonio suele ser el cauce en que se ordena y amansa la pasi¨®n amorosa, aqu¨ª ocurre lo contrario. El de Mario y Teresa, los protagonistas de esta Comedia nupcial, es un matrimonio de conveniencia entre dos personas -un solter¨®n sin oficio ni beneficio, pero con ¨ªnfulas intelectuales; la primog¨¦nita de una familia m¨¢s o menos pudiente, arrinconada por su gordura y su fealdad- que, sin apenas conocerse, no parecen sentir la m¨¢s m¨ªnima atracci¨®n entre s¨ª. De hecho, pasan a?os antes de que el matrimonio alcance a consumarse. Y s¨®lo cuando llegue la separaci¨®n, poniendo t¨¦rmino a una tortuosa convivencia prolongada en el horror de los cuerpos y en la perplejidad de los sentimientos, se har¨¢ evidente que fue amor todo aquel infierno. 'T¨² me amas; si no me amaras, no podr¨ªas abandonarme', concluye Mario, pensando en Teresa. Y se pregunta entonces, conmovido: '?As¨ª que me amabas, pobre ciega, as¨ª que eso era todo?'
COMEDIA NUPCIAL
Rafael Gumucio Debate. Madrid, 2002 208 p¨¢ginas. 16,50 euros
Mucho antes, al comienzo de su vida conyugal, Mario, al acecho siempre del sexo que su mujer no le concede, hab¨ªa justificado la situaci¨®n de ambos tratando de explicar que 'el amor y el matrimonio son dos cosas radicalmente diferentes'. De hecho, la experiencia matrimonial de Mario viene a ilustrar la terrible frase de Jorge Luis Borges que sirve de ep¨ªgrafe al libro entero: 'No nos une el amor sino el espanto'. Una revelaci¨®n que se complica aqu¨ª, sin embargo, con la inesperada posibilidad de que en el espanto mismo pueda germinar, en definitiva, el amor.
Comedia nupcial explora es
ta posibilidad con esa mezcla de crueldad humor¨ªstica y temblor l¨ªrico propios de Rafael Gumucio (Santiago de Chile, 1970), un autor que sorprendi¨® hace apenas dos a?os con sus Memorias prematuras (Debate, 2000). Se dijo entonces que Gumucio parec¨ªa una versi¨®n austral y cat¨®lica de Woody Allen, y la comparaci¨®n sigue siendo v¨¢lida para caracterizar el estilo compulsivo, gimoteante, asustadizo, nervioso, sensual, imp¨²dico, autoflagelante, seductor y corrosivo de su narrador. Pero conviene enfatizar de qu¨¦ modo la experiencia fundamental del miedo -miedo a las mujeres, miedo a los otros, miedo a la vida- en la que golosamente se afinca, constituye en Gumucio, entonces como ahora, el doloroso estigma de una infancia jam¨¢s superada, y acosada, adem¨¢s, por un s¨ªndrome de orfandad. No es casual, a este respecto, que Mario y Teresa sean hu¨¦rfanos los dos de padre y madre, respectivamente.
Si no diera lugar a demasiada extra?eza, podr¨ªa aventurarse, para la literatura acurrucada, narcisista, umbilical y pataleante de Gumucio, el calificativo de fetal. Es la suya, en efecto, una literatura que trata de la inminencia traum¨¢tica y postergada de uno mismo, de la indeseada irrupci¨®n en el mundo. Dice Mario de su sometimiento incondicional a los designios de Teresa: 'Todo lo hac¨ªa por ese ¨²nico hijo que engendrar¨ªamos: yo'.
Aun a riesgo de aumentar a¨²n m¨¢s la extra?eza del lector, hay que a?adir que todo esto tiene que ver con Chile. M¨¢s en particular, con la relaci¨®n que Gumucio mantiene con su pa¨ªs. ?l mismo ha declarado que Comedia nupcial forma un d¨ªptico con Memorias prematuras. Si en ¨¦stas se realizaba una s¨¢tira indirecta de ciertos ambientes progresistas chilenos del exilio durante las d¨¦cadas de los setenta y de los ochenta, ahora es la misma generaci¨®n, la de los padres de Gumucio, pero considerada por el lado de 'ese sector de la peque?a burgues¨ªa que no particip¨® en ninguno de los combates y que se encerr¨® en s¨ª misma', la que aparece retratada con todav¨ªa superior encono y rabia. Desde este punto de vista, el mayor reproche que cabe hacer a la novela ser¨ªa el de insinuar demasiado vagamente de qu¨¦ modo el matrimonio entre Mario y Teresa constituye una met¨¢fora de la relaci¨®n que determinados chilenos han mantenido con su patria, de su relaci¨®n enfermiza con ella.
'Quisiera saber por qu¨¦ t¨²
y s¨®lo t¨², t¨² que ni siquiera me gustas, est¨¢s atada a m¨ª, eres m¨ªa', se dice Mario pensando en Teresa. Pero mucho antes, ella misma se le ha aparecido como una encarnaci¨®n de Chile, 'el pa¨ªs que de tanto estar de espaldas a todos se halla en el centro del mundo'. Por su parte, el propio Mario apenas alcanza, dice, a ser chileno, y aun as¨ª por virtud de la mentira, ese 'artificio insustancial' en que se retuerce, admite ¨¦l, su infatigable charlataner¨ªa. Es en la mentira, pues, donde Mario se reconoce como chileno. Y s¨®lo demasiado tarde, no mucho despu¨¦s del pinochetazo, al reparar en las metralletas de verdad, en los soldados de verdad, alcanzar¨¢ a preguntarse: '?Qu¨¦ hac¨ªa de pronto tanta verdad en Chile, un pa¨ªs que no es de verdad?'.
La pregunta resuena, sin respuesta, por debajo de esta otra a la que s¨ª responde el libro: ?qu¨¦ hac¨ªa de pronto tanto amor entre dos personas que no se amaban? Sobre el fondo de las dos, esta Comedia nupcial incumple la promesa de su propio t¨ªtulo para, desvi¨¢ndose a mitad del camino hacia el drama, dejar al final un amargo rastro de desolaci¨®n y de tristeza.
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