El mayor n¨²mero de inmigrantes regularizados viene de Suram¨¦rica
La cifra de extranjeros se sit¨²a en 200.000, 120.000 de ellos con permiso de trabajo o residencia
La imagen de inmigrante norteafricano, pobre y sin ninguna formaci¨®n, quiz¨¢ se ajuste al t¨®pico que existe en el imaginario colectivo del perfil del trabajador extranjero que llega a a Comunidad, pero se aleja a pasos de gigante de la realidad que demuestran los datos. Para empezar porque aunque por nacionalidades a¨²n son los marroqu¨ªs los m¨¢s numerosos, cada vez lo son menos. El grueso de inmigrantes que ha normalizado su documentaci¨®n de residencia y trabajo en el proceso de regularizaci¨®n reci¨¦n finalizado no son magreb¨ªes, ni siquiera africanos. As¨ª lo demuestran los datos de la ¨²ltima llegada masiva, protagonizada en una importante proporci¨®n por ecuatorianos y colombianos que esperan encontrar en la Comunidad una salida a las dificultades que encuentran en sus pa¨ªses. Por cada cinco permisos concedidos -de un total de 47.286 expedientes autorizados-, uno ha sido para un ecuatoriano y otro para un colombiano. Los ciudadanos de estos pa¨ªses han copado el 21,9% y el 17,8% de las regularizaciones respectivamente, lo que, sumadas, asciende al 39,7%. Por detr¨¢s est¨¢n los rumanos, con un 16,1%, y en cuarto lugar los marroqu¨ªes, con un 10,4%. En una proporci¨®n menor se sit¨²an los ucranianos (6%), argelinos (5,5%), b¨²lgaros (4,7%), rusos (2,4%), chinos (1,9%) y argentinos (1,3%). El resto de paises alcanzan el 11,5% restante seg¨²n los datos ofrecidos por la Delegaci¨®n del Gobierno.
Pa¨ªses del este
Estos porcentajes reflejan no s¨®lo el peso de la inmigraci¨®n latinoamericana, sino la proveniente de los antiguos paises sat¨¦lites de la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica. Rumanos, ucranianos, b¨²lgaros y rusos alcanzan el 29,3% de los permisos concedidos, por lo que casi duplican los otorgados a los ciudadanos marroqu¨ªes y argelinos (16%).
?Significa esto un cambio de tendencia? La respuesta de los especialistas en inmigraci¨®n consultados a este diario es que no. Para ellos, hay que diferenciar entre la inmigraci¨®n estacional y la puntual. En la primera categor¨ªa se encuadra a los pa¨ªses del Magreb y a los subsaharianos. Los ciudadanos provenientes de estas zonas, especialmente los magreb¨ªes, son los primeros que se abrieron camino en la Comunidad y lo seguir¨¢n haciendo, aunque a ritmo constante. La proximidad a las costas espa?olas, la inestabilidad pol¨ªtica de sus estados y la crisis econ¨®mica end¨¦mica que padecen son motivos suficientes para asegurar un cont¨ªnuo flujo que, adem¨¢s no depende de l¨ªneas de transporte convencionales -aviones, ferrys- sino de las tr¨¢gicamente famosas pateras o de los barcos o camiones de transporte en los que se puedan subir como polizones.
Cuesti¨®n distinta es la procedencia de los inmigrantes sudamericanos o del este europeo, mucho m¨¢s vinculada a los vaivenes de sus pa¨ªses de origen. La crisis que vivi¨® Ecuador en los a?os 1999 y 2000, de la que a¨²n no ha salido, provoc¨® la salida de unos 180.000 habitantes en direcci¨®n a Espa?a. Parecido es el caso de Colombia, donde la violencia ha arrojado fuera del pa¨ªs a miles de ciudadanos; o Argentina, cuyos inmigrantes est¨¢n creciendo de forma elevada tras los acontecimientos de los ¨²timos meses. Y adem¨¢s, en estos pa¨ªses, la competencia como destino con Estados Unidos es muy fuerte, por lo que no se prev¨¦ que se mantenga este flujo de extranjeros que llaman a las puertas de la Comunidad Valenciana. Algo similar es lo que ocurre con la inmigraci¨®n procedente de los pa¨ªses del Este. El choque que ha supuesto la introducci¨®n de las econom¨ªas de mercado y sucesos puntuales, como la crisis en los Balcanes, ha supuesto un incremento de emigrantes que se prev¨¦ que se reduzca de forma paralela a la occidentalizaci¨®n de estos pa¨ªses -apertura a la Alianza Atl¨¢ntica, Uni¨®n Europea.
Fruto de estos or¨ªgenes diversos, es muy complicado dibujar un perfil del inmigrante tipo. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que cada vez tiene menos que ver con el estereotipo de la persona sin formaci¨®n, desarrapado y fuente de problemas de convivencia. Especialistas en inmigraci¨®n y de entidades que trabajan con extranjeros destacan la alta formacion de trabajadores que provienen del este europeo, muchos de ellos t¨¦cnicos medios y superiores que se ven obligados a desempe?ar trabajos muy por debajo de su cualificaci¨®n en la construcci¨®n o recolectores en campa?as agr¨ªcolas. Frente a ¨¦stos, uno de los resgos distintivos de la inmigraci¨®n latinoamericana es el peso que tienen las mujeres, hasta un 40% del colectivo, atra¨ªdas fundamentalmente por las ofertas de servicio dom¨¦stico -en gran parte ecuatorianas- y en menor medida a la prostituci¨®n -colombianas-. Entre los hombres, la construcci¨®n, el campo y servicios poco cualificados como la hosteleria son los principales destinos. De los extranjeros norteafricanos, las fuentes consultadas tambi¨¦n destacan el aumento de mujeres y el cambio de percepci¨®n del papel de la mujer que produce su contacto con la cultura occidental. Respecto a otras comunidades, la descripci¨®n, aunque no vaya m¨¢s all¨¢ de los rasgos externos, se hace m¨¢s confusa. Es el caso de los chinos, unos 12.000 seg¨²n las estimaciones existentes a falta de datos oficiales.
Escenario general
El escenario general que conforma la inmigraci¨®n a mediados de 2002 en la Comunidad es la de una poblaci¨®n que entre ciudadanos regularizados e irregulares ronda los 200.000, seg¨²n barajan los responsables de inmigraci¨®n. De ellos, 120.000 han logrado su documentaci¨®n -incluyendo los 47.286 del ¨²timo proceso reci¨¦n conclu¨ªdo-, que de acuerdo con los datos de la Delegaci¨®n del Gobierno, y al margen de los ciudadanos de la Uni¨®n Europea, son mayoritariamente sudamericanos. El 21,8% procede de este continente -en buena parte debido al aumento reciente del peso de ecuatorianos y colombianos-, seguidos del 18,3% de africanos y el 12,6% de personas llegadas del este europeo. Al margen de los regularizados, existe una bolsa de unos 80.000 que carecen de documentaci¨®n, aunque es dif¨ªcil determinar con precisi¨®n su n¨²mero exacto por su propia naturaleza, oculta a la Administraci¨®n. Existen c¨¢lculos menos restrictivos que, basados en los datos del padr¨®n (260.893 extranjeros) elevan el n¨²mero de inmigrantes varias decenas de miles por encima de los 200.000. Sin embargo, resulta complicado dejarse llevar por la poblaci¨®n registrada por los ayuntamientos. Por un lado, por la duplicidad de registros, debido a la movilidad de parte de la poblaci¨®n de inmigrantes en su peregrinaci¨®n por las localidades que ofrecen una mayor oferta laboral. Adem¨¢s, debido a esta movilidad, es f¨¢cil que miles de las personas registradas en el catastro hayan abandonado la Comunidad ya, por lo que la cifra sirve de referencia pero no para realizar una foto fija de la poblaci¨®n de extranjeros.
Todos estos condicionantes son los adjetivos a un hecho incontestable: el aumento continuado de inmigrantes que se destap¨® el a?o 2000 y que seguir¨¢ creciendo a corto plazo. Muestra de ello es el incremento de la poblaci¨®n inmigrante escolar ha sufrido un espectacular aumento del 252,3% entre los cursos 1999/2000 y 2001/2002. No menos sorprendente ha sido el acceso a la sanidad p¨²blica, entre enero de 2001 y este a?o, el incremento de inmigrantes con cobertura ha sido de 500%. Cuesti¨®n distinta es la integraci¨®n de esta poblaci¨®n, hacia donde se est¨¢n reorientando a marchas forzadas los impulsos de la Administraci¨®n.
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