Apolog¨ªa e historia de las vanguardias
Casi como celebraci¨®n del centenario del nacimiento de Guillermo de Torre (Madrid, 1900-Buenos Aires, 1971) se reeditan dos de sus vol¨²menes cr¨ªticos de mayor inter¨¦s: Literaturas europeas de vanguardia (1925) e Historia de las literaturas de vanguardia (1965), t¨ªtulos que guardan un alto grado de relaci¨®n aunque, como se ver¨¢, fuese su propio autor quien distinguiera los rasgos, objetivos y circunstancia de uno y otro libro.
Esta reedici¨®n del volumen de 1925 se abre con una foto de Guillermo de Torre (traje de color claro de chaqueta cruzada, pipa y cabello peinado hacia atr¨¢s) que nos lo presenta m¨¢s bien como un dandi, aunque nos trae ya dicha imagen una cierta impresi¨®n del T. S. Eliot espa?ol que, sobre todo como cr¨ªtico, iba a demostrar con tan s¨®lo 25 a?os. Tanto Literaturas europeas de vanguardia como la Historia de las literaturas de vanguardia deben leerse ahora como obras pioneras de la literatura comparada; De Torre, en su pr¨®logo a la segunda, define el nuevo libro como una mirada hist¨®rica sobre los movimientos de vanguardia, a la par que califica el anterior libro de 'apolog¨¦tico', aunque -aun as¨ª- tambi¨¦n ve en ¨¦l 'el ¨²nico libro en nuestro idioma con car¨¢cter internacional, panor¨¢mico, suprafronterizo'. Cuarenta a?os transcurrieron entre una y otra obra, y durante ese tiempo Guillermo de Torre siempre se neg¨® a reeditar y/o corregir el texto de 1925: de hecho, cuando publique su Historia de las literaturas de vanguardia la mirada cr¨ªtica ha variado, y la frescura del lenguaje y de la adjetivaci¨®n testimonial de la d¨¦cada de los veinte deja su lugar al an¨¢lisis realizado con cierta perspectiva filol¨®gico-hist¨®rica o acad¨¦mica.
Literaturas europeas de vanguardia
Guillermo de Torre. Edici¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Barrera. Renacimiento. Sevilla, 2001. 441 p¨¢ginas. 18,03 euros.
Aun no siendo la misma obra, existe algo que las hermana, y que no es otra cosa que la calidad de las intuiciones cr¨ªticas de su autor, en tantos casos comparables a las de los otros dos grandes poetas-cr¨ªticos del siglo: Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Luis Cernuda. Cuando Guillermo de Torre acomete su nueva obra, entre la d¨¦cada de los cincuenta y la de los sesenta, ¨¦sta se manifiesta como una necesidad te¨®rica y cr¨ªtica. El lapso de esos cuarenta a?os es, como sabemos, el periodo en el que se configura -en muchos sentidos- la historia de la literatura espa?ola del siglo XX y, en especial, la historia de su poes¨ªa. De Torre pasa de ser cronista y testigo a narrador de esa historia, pues ya los hechos comienzan a confirmarle que, de no escribir su libro, el pozo del olvido puede llegar a ser mayor de lo que hoy creemos que ha sido.
Guillermo de Torre hab¨ªa pu-
blicado algunos textos de sus Literaturas europeas de vanguardia en la revista Cosm¨®polis. Pr¨®ximo a la vertiente ultra¨ªsta y a medios de difusi¨®n como Grecia y Vltra, De Torre vuelca grandes dosis de entusiasmo en la labor cr¨ªtica, que define como 'creativa', y estudia en sus 'p¨¢ginas cinem¨¢ticas' (la abundancia de esdr¨²julos en su l¨¦xico es, todav¨ªa, notable) los movimientos ultra¨ªsta, futurista, creacionista, cubista y dada¨ªsta. No deber¨ªa olvidarse que cuando nuestro autor asume esta doble tarea, te¨®rica y activa, algunas de las pautas de la modernidad l¨ªrica nacional ya han sido sembradas: Diario de un poeta recien casado (1917), La pipa de kif (1919) y la Segunda antoloj¨ªa po¨¦tica (1922). Su libro sit¨²a, sobre todo, la n¨®mina ultra¨ªsta (Borges, Diego, Garfias, Chab¨¢s, Del Vando-Villar, Del Valle, Lasso de la Vega, etc¨¦tera), se?ala el lugar y el significado de la obra de Vicente Huidobro y vaticina c¨®mo el campo de batalla est¨¦tica pasar¨¢ -como as¨ª fue- de las revistas a las recopilaciones o antolog¨ªas. A este respecto, la obra de 1965 dedicar¨¢ p¨¢ginas espl¨¦ndidas a las operaciones antol¨®gicas de Gerardo Diego, On¨ªs y Domenchina, en la d¨¦cada de los treinta y cuarenta, operaciones que borran casi literalmente de la historia el vanguardismo anterior a la generaci¨®n del 27.
De Torre procede, en muchos sentidos, como un comparatista, y no cabe duda de que el tiempo le ha dado la raz¨®n. Se interesa por las relaciones entre poes¨ªa e imagen visual, apunta incluso temas de la cibern¨¦tica en su segundo libro, y repasa las figuras fundamentales de la cultura europea del siglo XX, tanto en Literaturas europeas de vanguardia (Apollinaire, Rimbaud, Blaise Cendras, Reverdy, Pound, Lee Masters...), como en su Historia de las literaturas de vanguardia (T. S. Eliot, D. H. Lawrence, Camus, Sartre, Beauvoir...). La n¨®mina de vanguardismos, en virtud de la perspectiva hist¨®rica, alcanza aqu¨ª hasta las muestras de los a?os cincuenta y sesenta, como es el caso de la poes¨ªa concreta, y los cap¨ªtulos del libro, su organizaci¨®n y ap¨¦ndices bibliogr¨¢ficos aseguran ese espacio de estudio hist¨®rico que, durante cuarenta a?os, su autor crey¨® que pod¨ªa desaparecer, y que es uno de los asuntos principales de la cr¨ªtica contempor¨¢nea: delimitar el alcance del vanguardismo y comprender cada d¨ªa que pasa mejor que de sus logros y propuestas procede la parte m¨¢s sustantiva de la historia literaria (o po¨¦tica, si se quiere) de nuestro pasado siglo XX.
El libro de Miguel ?ngel Gar-
c¨ªa profundiza, precisamente, en dicho campo. En ¨¦l se estudia con detalle la poes¨ªa pura y la dial¨¦ctica entre ¨¦sta y el compromiso, los 'ritos de la modernidad' oficiados por la generaci¨®n del 27 -el gongorismo y la defensa de la forma- y, en un cap¨ªtulo excepcional, el an¨¢lisis del poema en prosa como consecuencia -seg¨²n la lecci¨®n de Rimbaud- del deseo del poeta moderno, que no es otro que 'encontrar una lengua'. Quiz¨¢ el ¨²nico inconveniente de la obra de Garc¨ªa se deba a que todo su aparato hermen¨¦utico gire en torno a una categor¨ªa ('la generaci¨®n del 27') que antes de ser incluso etiqueta para el estudio filol¨®gico se hab¨ªa elevado sobre el proceso de vanguardias descrito ya por Guillermo de Torre en 1925; esto es, la generaci¨®n del 27 no s¨®lo es un canon literario indiscutible en l¨ªneas generales, sino que tambi¨¦n fue, desde sus or¨ªgenes, un proceso de autocanonizaci¨®n que, contrariamente a otros, no dej¨® m¨¢rgenes sino que, al llevarse a cabo (en gran medida) desde la m¨¦dula de las vanguardias -de las que participan Gerardo Diego o Pedro Salinas-, hizo del presente sobre el que estaba escribiendo Guillermo de Torre pasado. No s¨¦ si pasado remoto; pero, sin lugar a dudas, pasado.
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