El t¨²nel
Sent¨ªa que me iban abandonando las fuerzas. El t¨²nel se me hac¨ªa cada vez m¨¢s largo. La luz, al final, brillante, me atra¨ªa como un farol a una polilla. S¨®lo la luz y su promesa (?ilusi¨®n?) de descanso, de placer, me animaban a seguir. Recordaba mi vida, como en una moviola fren¨¦tica, de manera borrosa, neutra, sin placer. Llegu¨¦ a la luz, me asom¨¦ deslumbrado por el resplandor. Pas¨¦ al otro lado. La comadrona me cogi¨® de los pies y me dio un azote que me hizo llorar. Como las otras veces.
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