La posici¨®n de los jesuitas sobre la eutanasia concita el apoyo de numerosos te¨®logos
'La sociedad est¨¢ madura, los que no est¨¢n maduros son los pol¨ªticos', dice Miret
El desaf¨ªo de legalizar la eutanasia en Espa?a, lanzado con valent¨ªa por los jesuitas en su revista Raz¨®n y Fe, suscit¨® ayer numerosas reacciones. Era previsible: la eutanasia, con el sexo, es una de esas cuestiones en las que la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica se muestra m¨¢s intransigente y cerrada. En cambio, el deseo de una muerte digna ocupa un lugar preferente en las preocupaciones del ciudadano. 'La sociedad est¨¢ madura, los que no est¨¢n maduros son los pol¨ªticos', dijo el presidente de la Asociaci¨®n de Te¨®logos y Te¨®logas Juan XXII, Enrique Miret Magdalena. De la misma opini¨®n fue el te¨®logo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid Juan-Jos¨¦ Tamayo. Por su parte, el presidente de la Asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente, el fil¨®sofo Salvador P¨¢niker, no ocult¨® su 'alegr¨ªa' por el pronunciamiento de los jesuitas en favor de la legalizaci¨®n de la eutanasia con rigurosas garant¨ªas para el enfermo y los m¨¦dicos. P¨¢niker considera, en cambio, que las autoridades de la Iglesia cat¨®lica act¨²an 'de mala fe' cuando criminalizan la eutanasia en sus documentos oficiales.
El Congreso de los Diputados est¨¢ tramitando una ley para garantizar que los enfermos puedan rechazar tratamientos que prolonguen artificialmente su vida, mediante un documento de voluntades anticipadas. Durante el debate, ning¨²n grupo parlamentario reclama la legalizaci¨®n de la eutanasia a pesar de que estudios y encuestas manejados por expertos convocados por el Senado en la legislatura pasada indican que al menos el 67% de los espa?oles reclama que se legisle sobre los mecanismos que garanticen el derecho a una muerte digna. Otro dato: un 15% de los m¨¦dicos reconoce haber practicado alguna vez la eutanasia, el 21% afirma conocer que se practica por otros y el 65% dice haber recibido ¨¦l mismo la petici¨®n para aplicarla, un porcentaje que se dispara hasta el 85% cuando la pregunta es contestada por enfermeras y enfermeros.
El editorial de Raz¨®n y Fe, la revista fundada en 1901 por la Compa?¨ªa de Jes¨²s, se titula Eutanasia y derecho a morir dignamente, y fue elaborado por Juan Garc¨ªa P¨¦rez, director de la revista durante 16 a?os y columnista ahora del peri¨®dico Abc. Garc¨ªa P¨¦rez ha sido sometido recientemente a una delicad¨ªsima operaci¨®n quir¨²rgica por un tumor maligno en el cerebro, del que est¨¢ siendo tratado.
La propuesta editorial sobre la eutanasia (etimol¨®gicamente, 'bien morir') de Raz¨®n y Fe, detalladamente articulada, es de una extraordinaria valent¨ªa y complejidad, en la vanguardia del debate ¨¦tico y cient¨ªfico sobre tan disputado asunto, pero no puede decirse que refleje el criterio general de la combativa compa?¨ªa de religiosos fundada por Ignacio de Loyola en 1539. S¨®lo en Espa?a los jesuitas publican 20 revistas, subray¨® ayer el actual director, desde hace dos a?os, de Raz¨®n y Fe, Jes¨²s San Jos¨¦. En la presentaci¨®n del editorial, San Jos¨¦ ya advierte de que la densa y brillante [muy bella, tambi¨¦n, desde el punto de vista literario] reflexi¨®n editorial vino motivada por la reciente legalizaci¨®n de la eutanasia en Holanda.
'Estas reflexiones han intentado levantar un puente entre las dos orillas: los sufrimientos sin medida y sin salida de las personas en su tramo final y la doctrina que para estos casos presenta la Iglesia. Hemos procurado realizar esta tarea con honradez y una mirada realista a las dos orillas. No hemos pretendido imponer dogm¨¢ticamente unas conclusiones, pero s¨ª presentar aquella opci¨®n que satisfaga m¨¢s plenamente las exigencias ¨¦ticas y muestre una mayor estima y consideraci¨®n al misterio individual e irrepetible de cada uno de nosotros. A la pregunta temblorosa de Rilke de si 'somos tan angustiosamente quebradizos como el destino nos quiere hacer ver', responderemos con modestia y decisi¨®n que en cualquier circunstancia nada debe impedir al hombre que se tome a s¨ª mismo en serio.Y en el marco imponente del final de la propia vida, apostamos por esa clase de seriedad, que evita la tortura del dolor insoportable, pero no se arroja de la vida en marcha', dice el editorial.
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