'Siempre necesitamos decir de nuevo las palabras de amor'
La obra de Eugenio Montejo (Caracas, 1938) fue todo un descubrimiento en Espa?a con Adi¨®s al siglo XX (Renacimiento, 1997). A la confirmaci¨®n que supuso Partitura de la cigarra (1999) se suma ahora Papiros amorosos (ambos en Pre-Textos). Incorporado desde el mundo de la cultura a la carrera diplom¨¢tica, alude, efectivamente, con diplomacia a la situaci¨®n pol¨ªtica en Venezuela: 'Lo mejor es que est¨¢ tomando conciencia la sociedad civil'.
PREGUNTA. Seg¨²n usted, los poetas no pertenecen a una geograf¨ªa, sino a una ¨¦poca.
RESPUESTA. Es una idea de Yeats, que dec¨ªa que uno pertenece m¨¢s a su tiempo que a su pa¨ªs. Uno sintoniza m¨¢s con sus contempor¨¢neos que con sus paisanos o con sus coet¨¢neos. Yo tengo menos que ver con un venezolano del siglo pasado que con alguien de otro pa¨ªs pero con las preocupaciones de hoy. Las familias po¨¦ticas no siempre coinciden con las fronteras geogr¨¢ficas.
P. ?Cu¨¢l ser¨ªa su familia?
R. Digamos que yo trabajo en la tradici¨®n de la lengua (concisi¨®n, s¨ªntesis verbal...). En esa l¨ªnea que partiendo de Manrique atraviesa Quevedo y fray Luis, y llega a Vallejo. Adem¨¢s, trato de sintonizar la entonaci¨®n americana como la percibo en Carlos Pellicer, Eliseo Diego o ?lvaro Mutis. Y en la poes¨ªa brasile?a. Ahora que se habla tanto de Cernuda, nosotros le¨ªmos a la generaci¨®n del 27 en paralelo con la del 22 en Brasil: Drumond de Andrade, Casiano Ricardo, Cecilia Meireles...
P. Sus Papiros amorosos parecen atravesados por una pregunta: ?c¨®mo escribir poemas de amor?
R. No escrib¨ª poemas de amor en mi juventud. Siempre pens¨¦ que planteaban muchos riesgos y exig¨ªan mucha sabidur¨ªa verbal. En la poes¨ªa amorosa es dif¨ªcil pasar de la orilla de la palabra a la orilla de la memoria. No siempre lo que interesa a dos interesa a otros. Ah¨ª est¨¢ el riesgo. No obstante, siempre necesitamos decir de nuevo las palabras de amor, buscar nuevas entonaciones. Siempre tratamos de que, a pesar de que hayan existido Pablo Neruda y Pedro Salinas, nuestra entonaci¨®n pueda decir lo suyo.
P. ?Las palabras de amor est¨¢n cansadas?
R. Un poco. El poema de amor plantea el riesgo de la nader¨ªa y el lugar com¨²n.
P. En sus poemas, el amor es m¨¢s que una idea: hay mucho erotismo.
R. Es verdad. Manuel Bandeira tiene un verso que dice: 'Los cuerpos entienden, pero las almas no'. El amor canta para el cuerpo y para el esp¨ªritu, sin separar una cosa de la otra.
P. Para usted el deseo est¨¢ aqu¨ª, no en otro mundo. ?Queda alguna posibilidad de trascendencia?
R. Jos¨¦ Gaos, el fil¨®sofo, que estuvo en M¨¦xico y pas¨® por Venezuela, dec¨ªa que quienes se desviven por otro mundo acaso no lo merezcan, porque si se les concede pueden desvivirse por otro y olvidarse de aqu¨¦l.
P. 'No todo en el poema ha de ser literalmente escritura', ha escrito. ?Qu¨¦ es entonces?
R. Es lo que precede a la escritura. Lo anterior es el amor y la poes¨ªa. El amor es anterior al lenguaje. Tan anterior que tiene un lenguaje propio. ?Qu¨¦ es si no es eso? Es otro lenguaje, otra forma de comprensi¨®n de lo humano y de la realidad. Vivimos una ¨¦poca alfab¨¦tica. Todo est¨¢ dominado por el alfabeto como un absoluto, y olvidamos que el alfabeto es un invento. De hecho, decimos analfabeto como un insulto. Una vez un amigo me dijo: 'No despreciemos a los analfabetos. Ellos inventaron la escritura'.
P. ?Vivimos una ¨¦poca de repliegue de la poes¨ªa?
R. La imagen que define la poes¨ªa en este tiempo es la del eclipse. La poes¨ªa est¨¢ eclipsada en el sentido en que no es objeto de la atenci¨®n absolutamente preferente que le dispensaron otras ¨¦pocas. Y no tan antiguas, hablo de hace un siglo. Hoy d¨ªa tiene un culto minoritario, que mantiene la llama encendida. Prefiero la imagen del eclipse porque al fin y al cabo los eclipses son pasajeros. Tan pronto termine esta fascinaci¨®n por lo audiovisual, volver¨¢ la poes¨ªa a tener el sitial preferente que ha sido la constante en todas las culturas. Los antrop¨®logos no han podido datar una sola cultura que prescinda del canto. Hay, eso s¨ª, culturas que prescinden del signo.
P. ?Por qu¨¦ se ha producido ese eclipse?
R. Cuando durante el cerco de Leningrado y todas esas experiencias terribles Pasternak y Ajm¨¢tova le¨ªan sus poemas, los comunistas se asombraban de que los soldados se supiesen de memoria los versos. Se dieron cuenta de que los hab¨ªan menospreciado, aunque ellos no lo hac¨ªan por el comunismo, sino por el alma rusa. Es un tema fascinante sobre el que tenemos que meditar mucho: ?qu¨¦ ocurre para que en este tiempo la poes¨ªa no tenga ese fervor?
P. ?Qu¨¦ hacer? ?Esperar a que pase el eclipse o intervenir?
R. Las dos cosas: esperar interviniendo. El artista tampoco puede adecuarse porque s¨ª. Como dice G¨¹nther Eich, el artista es arena y no aceite en el mecanismo del mundo, trata de contrarrestar para corregir. Busca el tempo vital del hombre para devolv¨¦rselo. El artista debe reclamar m¨¢s, m¨¢s espacio vital, m¨¢s vida. No obstante, hay s¨ªntomas de que estamos saliendo del eclipse: los movimientos ecologistas, que tienden a devolverle ciudad al hombre, de conquistar espacios. Tratan de que la ciudad no sea el espacio hostil que ha sido.
P. 'Tan altos son los edificios que ya no se ve nada mi infancia', dice un verso suyo.
R. Pertenezco a la generaci¨®n que sufri¨® en Venezuela el cambio de pa¨ªs agrario a pa¨ªs petrolero. El crecimiento no se ha detenido, y se ha llevado por delante muchas cosas.
P. El choque de la naturaleza con la ciudad.
R. M¨¢s a¨²n. Cuando uno se asoma a las grandes metr¨®polis de hoy, la visi¨®n no puede ser la que tuvo el hombre de la ciudad antigua. Ahora se le escapa. Vivimos la era de despu¨¦s de los dioses y de despu¨¦s de la ciudad.
P. ?Sigue pensando que el juicio final ser¨¢ ante la poes¨ªa?
R. La poes¨ªa es la ¨²ltima religi¨®n que nos queda. Si hay un juicio final, ser¨¢ ante ella. Brodsky dice que si la poes¨ªa es la forma de la elocuencia suprema deja de ser un arte para ser nuestro fin antropol¨®gico gen¨¦tico. Toda nuestra apuesta es ante la poes¨ªa. Y eso no s¨®lo es una est¨¦tica, es tambi¨¦n una ¨¦tica.
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