Dios
Observo menos presencia de Dios en este Campeonato del Mundo, sobre todo si recuerdo c¨®mo la mano de Dios, es decir, la de Maradona, ayud¨® a Argentina o c¨®mo Suker atribuy¨® a Dios la excelente clasificaci¨®n de Croacia en el Mundial de Francia. Me plante¨¦ entonces por qu¨¦ Dios iba a ayudar a Croacia y no a Bosnia o a Marruecos y, ya puestos a limitarnos al ecosistema cat¨®lico, por qu¨¦ a Croacia s¨ª y a Espa?a no cuando Espa?a ha sido desde los tiempos de los Reyes Cat¨®licos el pa¨ªs m¨¢s reconsagrado de Europa y ha gozado de dos n¨ªtidos periodos nacionalcat¨®licos, 1945-1978 y 1996 hasta la fecha. A trav¨¦s de EL PA?S me respondi¨® entonces Suker que mi incapacidad para ver a Dios al lado de los croatas se deb¨ªa a mis veleidades marxistas, como si creer en la evidente lucha de clases me impidiera ver lo injusto de que Dios se sintiera m¨¢s croata que bilba¨ªno. Es un decir.
Vencida y desarmada la escuadra croata en 2002, ?es culpa de Dios? ?Qu¨¦ han hecho los croatas entre 1998 y 2002 para que Dios les abandonara y se fuera con los brasile?os o con los senegaleses? Observo este campeonato de frente y de reojo porque no me gusta el f¨²tbol que exhibe y no aparecen jugadores m¨¢gicos, esos prodigios larvados que de pronto emerg¨ªan como un producto de la magia gen¨¦tica. Nada ha hecho todav¨ªa la ingenier¨ªa gen¨¦tica para conseguir un clon de Pel¨¦ o de Cruyff o de Maradona o de Di Stefano y simplemente arrastran su buen hacer los ya demasiado lesionados prodigios entronizados hace cuatro a?os. Brasil, por ejemplo, est¨¢ lleno de cojos excelentes que, ll¨¢mense Rivaldo o Ronaldo, marcan la diferencia, pero poco queda de aquel Ronaldo que venc¨ªa toda clase de obst¨¢culos, incluso el de sus rodillas, por el procedimiento de buscar la antiguamente considerada distancia m¨¢s corta entre dos puntos. En cuanto a Rivaldo, ha ahorrado durante la Liga pasada la pierna que le queda y Zidane estuvo en la UVI hasta que sali¨® renqueante a tratar de probar que Dios era bereber.
M¨¢s ausente Dios que en otras ocasiones, observo, en cambio, que el nacionalismo no decrece y cada afici¨®n espera la victoria si no como prueba de pueblo guiado por la Providencia, s¨ª como demostraci¨®n de que no hay gente como la de Tudela y por eso cantamos de cualquier manera. ?Cu¨¢nto himno y todav¨ªa cu¨¢nta bandera miles y miles de a?os despu¨¦s de la formaci¨®n de la primera horda de hom¨ªnidos con complejo de horda escogida!, y, apreciado Suker, no lo digo como marxista, sino como simple racionalista abandonado en las peores tinieblas exteriores.
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