'El mundo se transforma desde abajo'
Pregunta. ?Qu¨¦ atractivo tiene Blasco Ib¨¢?ez, que es el paradigma del anticlericalismo, para una jesuita como usted?
Respuesta. Empez¨® interes¨¢ndome el aspecto pol¨ªtico por su influencia sobre la sociedad. Fue un autor anticlerical, pero eso, siendo muy exagerado en ¨¦l, era com¨²n en el republicanismo y en el obrerismo. Pero, ?por qu¨¦ un jesuita se puede preocupar no s¨®lo del anticlericalismo sino tambi¨¦n de la pol¨ªtica? La buena tradici¨®n jesu¨ªtica es muy de compromiso con el mundo secular.
P. ?S¨®lo la tradici¨®n?
R. A lo largo del siglo XIX, la Compa?¨ªa cierra filas con el Papado, en una l¨ªnea superintegrista. Blasco, a pesar de la rid¨ªcula truculencia con que pinta a los jesuitas en La ara?a negra, no andaba muy desencaminado. Pero eso cambi¨® con el Concilio. Los jesuitas tuvimos la suerte a?adida de que eligieran, por estas mismas fechas, a Pedro Arrupe como superior general. Puso a la Compa?¨ªa en la vanguardia de la renovaci¨®n y recuper¨® el talante original, personificado en Thaillard de Chardin, a?adi¨¦ndole el toque social. El mundo se transforma desde abajo, en la lucha por la justicia.
P. ?Blasco fue un dios, como relat¨® Max Aub, o un Dant¨®n de pacotilla, como dec¨ªan los enemigos?
P. Es un fen¨®meno de veneraci¨®n. Yo creo que Blasco fue un dios. La emoci¨®n del texto de Aub est¨¢ presente en el testimonio de mucha gente. Cuando regresa del viaje triunfal por los Estados Unidos hay una semana de actos en Valencia en su honor y se produce una aut¨¦ntica comuni¨®n entre ¨¦l y la ciudad. ?Un Dant¨®n de pacotilla? Creo que no. Era un pol¨ªtico sin ambici¨®n de Estado, pero fue de alg¨²n modo el creador del partido de masas frente a los partidos de notables de la Restauraci¨®n.
P. ?Hay un solo Blasco o muchos?
R. Hay uno solo, aunque muy polifac¨¦tico: 'novelista extraordinario, soldado de fortuna, cowboy, marino, comendador de la Legi¨®n de Honor, revolucionario y fundador de ciudades', por decirlo con las palabras de The Tribune. Fue polifac¨¦tico, pero no contradictorio.
P. ?Por qu¨¦ el gremio literario lo odiaba tanto?
R. Es el triunfador. No es un escritor sutil, pero eso tambi¨¦n le pasa a P¨¦rez Gald¨®s. Dec¨ªa Josep Pla que a Blasco le ped¨ªan cuentas de todas las faltas de ortograf¨ªa cuando otros hac¨ªan muchas m¨¢s que ¨¦l.
P. ?Usted es un cura comunista?
R. Bueno, contin¨²o afiliado a CC OO. Estuve en su fundaci¨®n y me siento muy vinculado, aunque no sea un militante de f¨¢brica. Tambi¨¦n sigo en el Partido Comunista, quiz¨¢s porque tiene que haber una izquierda a la izquierda del PSOE y porque, como dec¨ªa Hobswaum, ser¨ªa una traici¨®n abandonar un barco donde ha habido tanta gente generosa que ha luchado por los dem¨¢s. Me considerar¨ªa un eurocomunista, es decir un socialdem¨®crata tradicional, no de la tercera v¨ªa.
P. ?Por qu¨¦ siendo sacerdote y profesor opt¨® por trabajar en f¨¢bricas?
R. Tom¨¦ la decisi¨®n de dejar la ense?anza tras pasar tres meses de prisi¨®n preventiva con motivo del juicio de Burgos en 1970. Durante cinco a?os trabaj¨¦ en f¨¢bricas del sector de la madera y eso acerc¨® a CC OO. Nuestro planteamiento [el de los jesuitas] era totalmente secular. Para m¨ª el seguimiento de Jes¨²s de Nazaret y del evangelio es b¨¢sico, es el eje fundamental de mi vida, pero esto debe concretarse en el compromiso temporal. Si hay que hacer un mundo m¨¢s justo, hay que hacerlo al lado de los hombres y mujeres que tratan de conseguirlo.
EN DOS TRAZOS
Ramiro Reig (X¨¤tiva, 1936) creci¨® entre las tabletas de chocolate Chiquil¨ªn, que su padre fabricaba, y la memoria casi santa de Luis Lucia. Estudi¨® en los jesuitas con la gente guapa y los domingos ense?aba catecismo a los ni?os pobres y les daba los bocadillos que otros se dejaban. En Insbruck (Austria), donde estudi¨® Teolog¨ªa, descubri¨® que ese paisaje dominical se llamaba injusticia y tras ordenarse sacerdote se puso a cambiar el mundo desde el fondo con todos sus inconvenientes. Es autor de varios libros y acaba de publicar una sugestiva biograf¨ªa de Blasco Ib¨¢?ez.
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