La ¨²ltima lecci¨®n de Hierro

Con l¨¢grimas salpic¨¢ndole las mejillas y con un beso al cielo surcoreano cerr¨® ayer Fernando Hierro su soberbio ciclo en la selecci¨®n espa?ola, en la que s¨®lo Zubizarreta ha jugado tantos Campeonatos del Mundo como ¨¦l: cuatro.

Al igual que hiciera el portero vasco en 1998, tras las cicatrices del torneo franc¨¦s, Hierro, como tantos otros futbolistas legendarios, se va de vac¨ªo, frustrado por tantos desaires internacionales tras 89 partidos -doce de ellos mundialistas- y 29 goles, un registro que le levantar¨¢ Ra¨²l, su ahijado, en dos telediarios.

Con Hierro, Espa?a no s¨®lo pierde a su capit¨¢n, a uno de los grandes referentes de la ¨²ltima d¨¦cada. Sin el malague?o, la selecci¨®n se queda sin el mejor defensa europeo, sin un futbolista de trazo largo, pegada at¨®mica y vista larga que tambi¨¦n hizo carrera como centrocampista goleador.

Su salida de la selecci¨®n deja un hueco enorme en el vestuario en un momento delicado, ante un nuevo curso a la vuelta de la esquina, la clasificaci¨®n para la Eurocopa de Portugal 2004 a partir de septiembre.

Y tambi¨¦n deja un agujero considerable en el campo, donde escasean los centrales espa?oles de altos vuelos y entre los que pican alto a¨²n Hierro gana la comparaci¨®n con todos. Ayer, sin ir m¨¢s lejos, estuvo por encima de casi todos los que le rodearon, los suyos y los de enfrente. Perfecto en la defensa, clarividente en la salida, punzante en el ataque y sobrio en el penalti, como en los otros tres que hab¨ªa tirado antes en Corea.

Se despidi¨® con los ojos sangrados, pero antes de desahogarse se contuvo para consolar a Joaqu¨ªn. Su ¨²ltima misi¨®n antes de mirar al celeste y preguntarse por los motivos de tanto resbal¨®n espa?ol. Con su amigo Zubizarreta tiene tema para largo.