?rbitros
El f¨²tbol concede la gloria sin pasar por la justicia. El ¨¢rbitro anula prodigios o avala infamias sin otro apoyo que su miop¨ªa, su incomprensi¨®n o su descarada mala leche. El Mundial ser¨ªa menos emocionante si el ¨¢rbitro no se equivocara, pero hay d¨ªas de espanto en que extra?amos los deportes rutinarios donde el marcador depende de m¨¦ritos obvios. ?Vale la pena entregarnos a una actividad tan similar a la vida?
Algunos silbantes fomentan adrede la trifulca. El colombiano Guillermo Vel¨¢squez golpe¨® a cinco jugadores en su agitada carrera, lo cual no le impidi¨® ser juez de l¨ªnea en el c¨¦lebre Italia-Alemania de M¨¦xico 70. El 17 de julio de 1968, en un amistoso entre el Santos y la selecci¨®n colombiana, Vel¨¢squez acept¨® un gol en fuera de lugar y expuls¨® a Lima por protestar. El brasile?o regres¨® al campo en pos de Vel¨¢squez y fue recibido con un golpe en el est¨®mago. Luego, el ¨¢rbitro se trag¨® el silbato ante un penalti y se encar¨® con Pel¨¦. Vel¨¢squez no desperdici¨® su oportunidad de magnicidio: el Rey fue enviado al t¨²nel de los deportados. Despu¨¦s del partido, el ¨¢rbitro recibi¨® golpes de 25 de los 28 miembros de la delegaci¨®n brasile?a. Entre los tres que no se rebajaron a pegarle estaba Pel¨¦.
El Mundial de 2002 parece dise?ado para probar nuestra tolerancia ante las inmundicias arbitrales. Italia fue privada de al menos tres goles leg¨ªtimos, Alemania pas¨® a la semifinal con un remate despejado con la mano frente a Estados Unidos, Espa?a encontr¨® en su partido con Corea a un juez de l¨ªnea que alzaba la bandera como si aplicara una extra?a ley de Extranjer¨ªa.
Las ricas incapacidades de los ¨¢rbitros son m¨¢s graves en un Mundial de infanter¨ªa, donde las estrellas est¨¢n lesionadas o juegan a medio gas y los resultados apenas se apartan del cero absoluto. El que anota un gol renuncia al bal¨®n como si tuviera que pagar impuestos por tocarlo. ?C¨®mo explicar tal avaricia? Y m¨¢s a¨²n: ?c¨®mo explicar que aqueje a escuadras de pedigr¨ª? Italia ante Corea, Espa?a ante Irlanda y Alemania ante Estados Unidos protegieron su exigua ventaja con tes¨®n suicida. Tres naciones hist¨®ricas se defendieron a ultranza ante tres naciones presuntamente ex¨®ticas. El raqu¨ªtico 1-0 hace que los imponderables pesen mucho e invitan al ¨¢rbitro a protagonizar el drama.
El mi¨¦rcoles de 1968 en que se neg¨® a linchar al ¨¢rbitro, Pel¨¦ empez¨® a correr hacia su tercera Copa Jules Rimet. No le concedi¨® realidad al hombre vestido de negro. Hizo lo suficiente para que los ¨¢rbitros que lo ayudaban o perjudicaban fueran lo que deben ser: un simulacro de justicia.
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