Star Wars: Asteroides 'versus' anillos planetarios (III)
CORREN TIEMPOS DIF?CILES PARA LA REP?BLICA. Una oscura cadena de atentados, que intenta segar la vida de la senadora Padm¨¦ Amidala, est¨¢ poniendo en jaque la estabilidad y el futuro de la galaxia. Obcecado con descubrir al responsable, el Jedi Obi-Wan Kenobi sigue al cazarrecompensas Jango Fett y a su hijo Boba hasta el distante planeta Geonosis, refugio del renegado conde Dooku. Una miriada de rocas polim¨®rficas les espera: otra temeraria odisea a trav¨¦s de un laberinto de pedruscos, en la l¨ªnea de la celebrada persecuci¨®n entre el legendario Halc¨®n Milenario, capitaneado por el simpar Han Solo, y varios cazas imperiales, que aparece en la pel¨ªcula El Imperio contraataca (1980). Pero no, no se trata de asteroides esta vez -por mucho que los protagonistas del Episodio II se esmeren en repetir lo contrario-, sino de un mero anillo planetario.
Majestuosos anillos planetarios rodean diversos mundos de nuestro sistema solar. Descubiertos por Galileo Galilei en 1610 al observar, con ayuda de su telescopio, la existencia de enormes protuberancias a ambos lados de Saturno, fueron err¨®neamente atribuidos a gigantescos sat¨¦lites en ¨®rbita alrededor del planeta. Dos a?os despu¨¦s, al repetir las observaciones, Galileo enmudeci¨® al comproborar que ambas protuberancias hab¨ªan desaparecido. La explicaci¨®n del extra?o fen¨®meno fue proporcionada por el astr¨®nomo holand¨¦s Christiaan Huygens hacia 1655: Galileo hab¨ªa observado un anillo o disco de escaso espesor y de orientaci¨®n variable, de forma que al ubicarse ocasionalmente de perfil resultaba pr¨¢cticamente invisible desde la Tierra, con la escasa resoluci¨®n de los instrumentos de la ¨¦poca.
En 1859, el f¨ªsico escoc¨¦s James Clerk Maxwell apunt¨® que el anillo de Saturno deber¨ªa estar compuesto por peque?as part¨ªculas. De otro modo, un cuerpo s¨®lido de gran tama?o se romper¨ªa por acci¨®n de las tit¨¢nicas fuerzas de marea ejercidas por el propio planeta. Posteriores observaciones desde la Tierra, as¨ª como las realizadas por las sondas Voyager en su periplo hacia los confines del Sistema Solar, revelaron una enorme complejidad en el sistema de anillos (cuya cifra asciende a m¨¢s de 100.000), que se extienden hasta una distancia de unas cinco veces el radio de Saturno, con un grosor muy peque?o, del orden de pocas decenas de metros.
El origen de los anillos planetarios y su aparente diversidad constituye un problema no completamente resuelto. As¨ª, mientras los anillos de Saturno se caracterizan por una elevada reflectividad, interpretada en base a la presencia de agua helada, los anillos de J¨²piter, Urano y Neptuno presentan un elevado componente no vol¨¢til (carbono y silicatos).
En este sentido, el sistema de anillos que orbita el ficticio planeta Geonosis, en El ataque de los clones (2002), la quinta entrega de la saga de La Guerra de las Galaxias, guardar¨ªa cierto parecido con los anillos que envuelven J¨²piter, Urano y Neptuno, mucho m¨¢s oscuros que los de Saturno. Sin embargo, la citada secuencia adolece de una clara falta de fragmentos de peque?o tama?o: no en vano, los componentes que integran el vistoso sistema de anillos de Saturno presentan tama?os que van desde fin¨ªsimas part¨ªculas de polvo a objetos de varios metros de radio (en el caso de J¨²piter, los componentes se estiman de tama?o inferior al metro). En cambio, la patente falta de esfericidad en los pedruscos que aparecen en la dicha secuencia se halla en consonancia con las teor¨ªas f¨ªsicas que apuntan hacia una masa m¨ªnima necesaria para que la fuerza de la gravedad -responsable de la esfericidad de planetas y estrellas- domine sobre otras interacciones b¨¢sicas -electromagnetismo...-.
?C¨®mo se generan los anillos planetarios? Tampoco est¨¢ claro. Algunos cient¨ªficos apuntan hacia tit¨¢nicas colisiones, en las que podr¨ªan verse involucrados sat¨¦lites planetarios y asteroides. Otros especulan con que el paso ocasional de un cometa o asteroide, que se aventurara a distancias demasiado cercanas al planeta, provocar¨ªa su propia disrupci¨®n por fuerzas de marea. No obstante, en este ¨²ltimo caso, la ruptura dejar¨ªa grandes fragmentos intactos, de varios kil¨®metros de tama?o. Aunque posteriores colisiones podr¨ªan fragmentar a¨²n m¨¢s dichos pedazos, el proceso ser¨ªa demasiado lento para explicar el peque?o tama?o de los objetos que integran los anillos planetarios observados en el Sistema Solar, de s¨®lo 4.500 millones de a?os de antig¨¹edad. Misterios tiene la vida...
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