La guirnalda de la oscuridad
Hay artistas con los que no conseguimos familiarizarnos, pues su obra aparece milagrosamente mutable. La de Paloma Navares tiene la cualidad de no querer trascender las ambivalencias de la autor¨ªa, es profundamente personal aunque no acaba de ser humana, parece la menos confinada a representar la po¨¦tica del cuerpo femenino y, sin embargo, provoca est¨ªmulos nuevos que comportan formas diferentes, generadoras de otra percepci¨®n de la feminidad. Su originalidad consiste en ense?arnos esa econom¨ªa de la voluntad y la sensibilidad que conduce al dominio de la obra. Por eso sus piezas, que abarcan el formato fotogr¨¢fico, la instalaci¨®n, el v¨ªdeo o la escultura, son autorretratos de dentro a fuera, 'tr¨¢nsitos' que describen su desconfianza hacia la fantas¨ªa -la locura, que ser¨ªa la huida de uno mismo- y su capacidad para acomodar su lenguaje a la maravillosa multiplicidad que le ofrece la oscuridad.
TR?NSITO
Paloma Navares Museo Universidad de Alicante (MUA) San Vicente del Raspeig Hasta el 20 de julio
Las largas convalecencias que Navares pas¨® en los hospitales con los ojos vendados tras sucesivas operaciones hicieron de ella una artista capaz de convivir con la calma inquietante de la oscuridad. La luz es, pues, la protagonista de un conjunto de piezas que ahora el MUA exhibe en un s¨®lido montaje donde cognici¨®n y sensaci¨®n no pueden desligarse completamente. La ciencia, la filosof¨ªa y la historia del arte son p¨¢jaros redivivos en las manos de la artista.: partes del cuerpo femenino encerrados en tubos de laboratorio, pu?ados de ojos reproducidos sobre pel¨ªcula transparente y atravesados con alfileres, estanter¨ªas que guardan los secretos de la belleza y la longevidad. Y despu¨¦s del t¨²nel, la luz, la guirnalda de la poes¨ªa -dedicada a insignes escritores 'suicidas'- plasmada en esculturas de vidrio con tanta fragilidad como devoci¨®n. Sus v¨ªdeos con coreograf¨ªas de desnudos, o el titulado De la casa del olvido, donde la realidad er¨®tica es reemplazada por la fantas¨ªa de la androginia, convierten su trabajo en una idealizaci¨®n del arte nacida de una pesadilla desoladora.
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