El autor confidente

Primera obra del portugu¨¦s Helder Macedo (1935) publicada en Espa?a, Pedro y Paula es una novela que, a la vez que concita varios niveles de lectura, est¨¢ estructurada como una especie de puzle cuya cronolog¨ªa, fracturada por la inserci¨®n del narrador, requiere igualmente de una activa participaci¨®n del lector, aunque s¨®lo sea para comprobar que las piezas no encajan bien. Cosa que no importa, pues el autor no se ha propuesto contar el desmembramiento de una familia en el periodo anterior y posterior a la revoluci¨®n de los claveles, sino su propia perplejidad, y tal vez la legalidad de su discurso. Fascinado por sus personajes -en especial por Paula-, la intervenci¨®n del autor, sin embargo, es muy pasiva, no pasa de ser el oyente que necesitan los personajes para que su historia no se pierda: 'A ciertas alturas los personajes comienzan a inventar a su autor, no menos personaje que ellos'. As¨ª pues, aunque acaso este autor estar¨ªa tentado de ensayar un deus ex machina, la discreci¨®n, o qui¨¦n sabe si la buena educaci¨®n, le impide decir m¨¢s de lo que debe. El autor, aqu¨ª, es un confidente de ¨²ltima hora, que concibe la novela como rumor que no puede ser confirmado, y que la considera un g¨¦nero que, para ser veraz, tiene que dejar algunas explicaciones en la sombra.

Este procedimiento resulta vagamente desconcertante, debido a que Pedro y Paula es una novela de car¨¢cter pol¨ªtico, y por tanto hay que suponer que quiere ser testimonio de una ¨¦poca hist¨®rica decisiva para Portugal. Helder Macedo, en cuanto autor inserto, establece desde el comienzo una variaci¨®n de Casablanca, es decir, una reelaboraci¨®n del mito de la generosidad y la lealtad, pero sus personajes son demasiado imprevisibles, est¨¢n muy sometidos por la instituci¨®n familiar -los padres de Pedro y Paula, ella loca y ¨¦l suicida, no facilitan ese convenio-, y, por lo dem¨¢s, que Pedro y Paula sean gemelos tampoco es una instancia narrativa que aproxima esta novela al esp¨ªritu de la pel¨ªcula de Curtiz.

No obstante, aunque su pro

p¨®sito choca con la deficiencia de su propio material, el paralelismo, que se mantiene hasta el cap¨ªtulo final, parece forjar una lectura de m¨ªtica popular, donde el destino de los personajes -que no resulta ni dram¨¢tico ni heroico, sino m¨¢s bien surgido de los esquemas del psicoan¨¢lisis- se confunde con la mediocridad com¨²n, y con la renovaci¨®n de las miserias familiares, que incluye el estallido del incesto entre hermanos, tal vez para que el secreto, o la verdad no revelada, mantenga una supuesta unidad de sentido en una narraci¨®n con muchos planteamientos, pero ninguno revelador. Aspecto ¨¦ste, el del incesto, que el autor ni siquiera como confidente pudo conocer, pero que extra?amente nos cuenta con notable precisi¨®n.