Decepci¨®n, pero menos
Los aficionados alemanes, satisfechos con el subcampeonato
El silencio sepulcral que se instaur¨® ayer entre los aficionados alemanes tras el segundo gol de Ronaldo no dur¨® mucho tiempo. Poco despu¨¦s de que el ¨¢rbitro, Pierluigi Collina, diera por finalizado el encuentro de Yokohama, en un c¨¦ntrico bar de Berl¨ªn volvieron a escucharse los vivas a Rudi Voeller y Kahn y los c¨¢nticos de '?finalistas, finalistas!'. 'Claro que estoy decepcionado, pero, aun as¨ª, me siento orgulloso de nuestra selecci¨®n', dijo un hincha. Lo cierto es que, pese a que los mismos germanos fueron los primeros sorprendidos de que un equipo de tan mediocre presentaci¨®n y desempe?o llegara tan lejos, en v¨ªsperas de la final se hab¨ªan acumulado no pocas esperanzas de una posible victoria sobre Brasil. '?Qu¨¦ l¨¢stima!', suspir¨® otro.
En Berl¨ªn, Hamburgo, M¨²nich, Francfort y muchas otras ciudades del pa¨ªs decenas de miles de personas, muchas de ellas con banderas alemanas y camisetas de la selecci¨®n, se hab¨ªan reunido en plazas y centros comerciales para ver el partido. Con buena parte de la poblaci¨®n delante del televisor, las calles estuvieron pr¨¢cticamente desiertas entre la una y las tres de la tarde.
Una vez encajada la derrota, tanto en el Kurf¨¹rsten-damm, en Berl¨ªn, como en el R?merberg, en Francfort, y la Leopoldstrasse, en M¨²nich, muchos se queda-ron festejando el subcampeonato al aire libre, hombro con hombro y a veces con la peque?a pero dichosa colonia de brasile?os y latinoamericanos.
Al menos hasta ayer por la tarde, los aislados incidentes ocasionados por unos cuantas hinchas que transformaron su desilusi¨®n en agresividad no empa?aron la impresi¨®n general de un pa¨ªs que se da por bien servido con el segundo puesto. Ya en la v¨ªspera miles de ciudadanos de origen turco -en Alemania hay casi dos millones de ellos- hab¨ªan festejado que su selecci¨®n alcanzara el tercer lugar.
La ¨¦lite de la clase pol¨ªtica -el canciller socialdem¨®crata, Gerhard Schr?der; su contendiente conservador en las elecciones del 22 de septiembre, Edmund Stoiber, y el presidente del pa¨ªs, Johannes Rau- se hab¨ªan desplazado a Yokohama para asistir a la final. Por supuesto, en sus balances todo fueron elogios para la selecci¨®n de Voeller, que demostr¨® ser 'un equipo fant¨¢stico' (Schr?der), 'brillante desde el punto de vista t¨¦cnico' (Stoiber) y que ahora puede regresar 'con la cabeza en alto' (Rau).
En su empe?o de montarse al tren del triunfalismo futbol¨ªstico, Schr?der hab¨ªa llegado al ex-tremo de retirarse durante dos horas de las cruciales deliberaciones del Consejo Europeo de Sevilla para ver el partido en el que Alemania dobleg¨® a Estados Unidos en los cuartos de final y, sobre todo, dejar constancia de ello ante las c¨¢maras de televisi¨®n.
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