La polic¨ªa de Buenos Aires, salpicada por los esc¨¢ndalos
Los jefes policiales de la capital argentina se enfrentan a frecuentes acusaciones de corrupci¨®n
El comisario mayor Julio C¨¦sar Frutos, jefe departamental de la polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires (la Bonaerense) en la localidad de Quilmes, est¨¢ de baja por enfermedad. ?sta es la versi¨®n oficial. Pero no la m¨¢s cre¨ªble. Las sospechas apuntan a una represalia contra este jefe policial, que el pasado 30 de junio envi¨® una carta abierta al presidente de Argentina, Eduardo Duhalde. Bajo el t¨ªtulo 'Quien quiera o¨ªr que oiga...', Frutos alude a la acci¨®n criminal de un grupo de polic¨ªas que dispararon a manifestantes indefensos en la jornada de protesta del pasado 26 de junio convocada por los piqueteros (asociaciones de desocupados en Buenos Aires), que concluy¨® con dos muertos y un centenar de heridos.
'Meter bala a los delincuentes', sentenciaba Duhalde cuando era gobernador
'Me imagino su estupor al ver esas im¨¢genes', escribe el comisario, 'su confusi¨®n y enojo al ver a uno o m¨¢s inocentes muertos a manos de una polic¨ªa que lo ha fastidiado hasta las comisuras, sobre todo en una jornada de protesta en la cual usted hab¨ªa decidido unilateralmente terminar con la permisiva costumbre de tolerar cuanto corte y protesta piquetera quisiera realizarse'.
La sangrienta represi¨®n del 26 de junio ha provocado la dimisi¨®n / destituci¨®n de la c¨²pula policial y de los responsables pol¨ªticos de la provincia de Buenos Aires. De nuevo, el cuerpo de seguridad m¨¢s poderoso de Argentina ha sido puesto en la picota. En su misiva, el comisario Frutos se dirige al hoy presidente que gobern¨® la provincia de Buenos Aires en estos t¨¦rminos: 'En primer lugar, perm¨ªtame recordarle con todo respeto que para poner en 'caja a la polic¨ªa bonaerense' no se debiera repetir nunca el episodio de mayor concentraci¨®n de poder que se tenga conocimiento en la fuerza, como durante la jefatura de Pedro Klodczyk, en el que los oficiales de menor rango debimos escuchar de nuestro gobernador que ¨¦ramos la mejor polic¨ªa del mundo, dej¨¢ndonos descaradamente sin posibilidad alguna de crecer a partir de la autocr¨ªtica y el replanteo'.
Pedro Anastasio Klodczyk fue jefe de la polic¨ªa de la provincia durante el Gobierno de Duhalde y se retir¨® de la fuerza en septiembre de 1996 tras ser objeto de graves acusaciones y dejando como herencia una imagen siniestra del cuerpo. El entonces gobernador inici¨® en 1997 una purga que signific¨® la expulsi¨®n de un millar de altos oficiales de una fuerza de 45.000 polic¨ªas.
La provincia m¨¢s rica del pa¨ªs inici¨® un declive hasta llegar a la situaci¨®n actual: el mayor ¨ªndice de desempleo de Argentina, enormes bolsones de pobreza y un incremento alarmante de la delincuencia. Durante la gobernaci¨®n de Duhalde la polic¨ªa provincial se gan¨® a pulso el mote de 'maldita polic¨ªa', gracias a sus haza?as delictivas, entre las que destaca el secuestro y asesinato del periodista Jos¨¦ Luis Cabezas, en enero de 1997, en la ciudad de Pinamar. Ocho personas fueron condenadas, entre ellas tres polic¨ªas y cuatro integrantes de una banda de delincuentes que sol¨ªan colaborar con la polic¨ªa. En la ¨¦poca que Klodczyk fue el jefe, se produjo el atentado a la Asociaci¨®n Mutual Israel¨ª Argentina (AMIA), que caus¨® 86 muertos y por el que fueron detenidos 14 polic¨ªas, entre ellos el comisario Juan Jos¨¦ Ribelli. No se prob¨® ning¨²n cargo contra Klodczyk, que jam¨¢s fue procesado. Duhalde lo hab¨ªa calificado como el mejor jefe que tuvo el cuerpo.
La violencia policial en la provincia de Buenos Aires es un cap¨ªtulo aparte. El informe anual sobre derechos humanos del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que acaba de salir a la luz, se?ala que durante el a?o 2001, 261 civiles y 78 agentes murieron en hechos de violencia registrados en el ¨¢mbito de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, en los que participaron integrantes de las polic¨ªas federal y de la provincia de Buenos Aires. M¨¢s del 25% de los civiles ten¨ªan menos de 18 a?os, y otro 22%, entre 18 y 21 a?os. De los polic¨ªas muertos, menos de una cuarta parte estaba de servicio.
La jefatura de la Bonaerense es un puesto que fulmina a sus ocupantes con suma facilidad. Desde que el actual ministro de Exteriores, Carlos Ruckauf, lleg¨® al Gobierno de la provincia de Buenos Aires en diciembre de 1999, cinco uniformados ocuparon el cargo: Ram¨®n Orestes Ver¨®n, Eduardo Mart¨ªnez, Jos¨¦ Mar¨ªa Gallina, Amadeo d'Angelo y Ricardo de Gastaldi. Los malos tratos, el abuso de poder y la corrupci¨®n son las acusaciones m¨¢s frecuentes que han enfrentado los distintos jefes que la tenido la primera polic¨ªa provincial de Argentina.
El caballo de batalla de la campa?a electoral de Ruckauf fue 'la mano dura' contra la delincuencia y en distintas ocasiones se cubri¨® de gloria con frases tan rotundas como poco afortunadas. Todo el mundo recuerda cuando el ex gobernador sentenciaba que hab¨ªa que 'meter bala a los delincuentes'. Con semejante declaraci¨®n de principios no pod¨ªa sorprender que Ruckauf designara como ministro de Seguridad de la provincia al coronel Aldo Rico, que form¨® parte del movimiento carapintada, que se rebel¨® contra el Gobierno democr¨¢tico de Ra¨²l Alfons¨ªn en 1987 y 1988. Dur¨® poco. En mayo de 2000 fue destituido, Orestes Ver¨®n ocup¨® su puesto y Eduardo Mart¨ªnez fue nombrado jefe de la polic¨ªa provincial, que ser¨¢ recordado por la frase: 'Hay que fusilar por la espalda' a los polic¨ªas corruptos o torturadores.
Los esc¨¢ndalos en los que est¨¢ involucrada la polic¨ªa bonaerense se cuentan por docenas. El comisario Amadeo d'Angelo abandon¨® la jefatura en abril pasado al descubrirse su implicaci¨®n en un red pol¨ªtico-policial que cobraba sobornos a prost¨ªbulos en la zona norte del Gran Buenos Aires. Dieciocho jefes policiales y varios funcionarios pol¨ªticos fueron investigados en el caso. La red recib¨ªa unos 18.000 pesos mensuales para que sus locales pudieran trabajar sin ser molestados. D'Angelo lleg¨® a la direcci¨®n policial de la mano de Ruckauf. Le sucedi¨® en el puesto Ricardo de Gastaldi, quien estuvo al frente de dependencias conflictivas como la Departamental de Mar del Plata, en los tiempos en que el fantasmag¨®rico loco de la ruta asesin¨® a varias mujeres. Finalmente, la justicia descubri¨® que la mano homicida proced¨ªa de una red de narcotraficantes y proxenetas. El fiscal Fabi¨¢n Fern¨¢ndez Gallardo denunci¨® que uno de los mayores obst¨¢culos que entorpec¨ªan la investigaci¨®n era la propia polic¨ªa al mando de De Gastaldi.
'Yo s¨¦ que ahora vendr¨¢n caras extra?as, algunas con fisonom¨ªa de juez a formarme causas por mi atrevimiento, algunas con cara de funcionarios a reprocharme reglamentariamente mi osad¨ªa, algunas con caras de amigo a reclamarme mi falta de prudencia, pero ninguna vendr¨¢ con cara de conciencia a decirme que miento', escribe el comisario Frutos en la parte final de su carta abierta al presidente Duhalde.
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