Berenguer, entre Wagner y Woody Allen
'Cuando los alemanes escuchan Tannhauser les entra la man¨ªa de marchar sobre Varsovia', dice Woody Allen cuando intenta describir la psicolog¨ªa de los alemanes de entreguerras. A Luis Berenguer le pasa algo parecido: de natural pac¨ªfico, se deja poseer por ideas fijas y obsesivas cuando habla de nosotros. Esta fijaci¨®n por mi partido es el leit motiv de su ¨²ltima ep¨ªstola a los valencianos, r¨¦plica a otra m¨ªa anterior sobre la reforma de la protecci¨®n del desempleo. Sobre este tema ni media palabra, pero s¨ª una ensalada de insultos a Rato, a Aznar, a Arenas..., una exculpaci¨®n sobre el papel que Zapatero jug¨® el 20-J y, lo que es m¨¢s grave, una extravagante distorsi¨®n sobre mi concepci¨®n del Estado de bienestar. En fin, ningunea al mensajero y no discute el mensaje. Y la verdad es la verdad, lo diga Agamen¨®n o su porquero.
Es simp¨¢tico que Berenguer minimice el protagonismo que Zapatero tuvo en la huelga general, cuando todos le vimos a la cabeza de la manifestaci¨®n. Pero no deja de ser una m¨¢s de las paradojas que tanto abundan en el discurso de los socialistas en estos ¨²ltimos tiempos. Porque ?qu¨¦ es eso del socialismo libertario? ?c¨®mo se puede reclamar un sistema fiscal m¨¢s progresivo que el actual y apostar al mismo tiempo por un tipo ¨²nico en el IRPF? ?c¨®mo se puede acudir por la ma?ana a una manifestaci¨®n en la que se pide m¨¢s proteccionismo y por la tarde a un c¨®nclave socialista que aboga por una apertura m¨¢s r¨¢pida de las fronteras? En pol¨ªtica, soplar y sorber al mismo tiempo s¨®lo sirve para desorientar a la tripulaci¨®n, aterrorizar al pasaje y - con suerte- perpetuarse en la oposici¨®n.
Pero a m¨ª estas contradicciones me preocupan poco porque no dejan de ser cuestiones que habr¨¢n de resolver en familia: all¨¢ ellos si quieren hacer de Zapatero un clon de Blair o una copia de los franceses. Lo que los electores quieren saber es lo que unos y otros vamos a hacer para preservar y ampliar la sociedad del bienestar en una econom¨ªa cada d¨ªa m¨¢s abierta y m¨¢s competitiva. Y aqu¨ª Berenguer lo que hace es falsear mi discurso, reflejarlo en el espejo del Callej¨®n del Gato para as¨ª alancearlo con m¨¢s facilidad. M¨¢s o menos lo que hizo Goebbels en otros tiempos al acusar a los jud¨ªos de haber apu?alado a Alemania por la espalda en la Gran Guerra para as¨ª poder mandarlos con m¨¢s facilidad a un campo de concentraci¨®n. Estoy seguro que Berenguer no quiere hacer eso conmigo, aunque parece m¨¢s que empe?ado en encerrarme en la c¨¢rcel de papel que tanto populariz¨® hace a?os La Codorniz.
Mi tesis es que para preservar y ampliar la sociedad del bienestar en la era de la modernidad reflexiva (Anthony Giddens y Ulrich Beck) o de la modernidad liviana como opuesta a la era de la modernidad pesada de los muros de las f¨¢bricas (Zygmunt Bauman), no hay m¨¢s salida que crecer m¨¢s, ser m¨¢s eficientes que los dem¨¢s y crear m¨¢s empleo. Porque s¨®lo la riqueza se reparte; la pobreza se comparte evang¨¦licamente en el mejor de los casos. Pero para crecer m¨¢s hay que disolver las rigideces que la nueva era hereda de la sociedad industrial, en vez de intentar preservarla como el brazo incorrupto de Santa Teresa o lamentar su p¨¦rdida como se llora una ¨¦poca dorada que ya se fue. Pero antes de ponerse a andar hay que saber c¨®mo est¨¢n las cosas y c¨®mo viene la mano, porque s¨®lo el que sabe de las dificultades del camino llega arriba.
Lo primero que hay que saber es que cada vez ser¨¢n m¨¢s los espa?oles que necesiten el paraguas de la sociedad del bienestar y cada vez menos los que est¨¦n en edad de poner el dinero en la hucha porque Espa?a es un pa¨ªs cada vez m¨¢s viejo. Si en el a?o 2000 el 68% de los espa?oles ten¨ªa entre 15 y 64 a?os, en el 2020 s¨®lo el 65% de nuestra poblaci¨®n estar¨¢ en edad de trabajar. Si hace dos a?os un 16,9% de los espa?oles sobrepasaba el umbral de los 65 a?os, en el a?o 2020 el 20,1% estar¨¢n ya jubilados.
Lo segundo es, que dado que los espa?oles quieren, y con raz¨®n, m¨¢s educaci¨®n, una sanidad de m¨¢s calidad, mejores servicios sociales y unas pensiones m¨¢s dignas, los gastos sociales absorber¨¢n un porcentaje cada vez mayor de la riqueza nacional. Tanto m¨¢s cuando es sabido que la productividad de los servicios sociales crece menos que la del conjunto de la econom¨ªa. Cosa que ya advirti¨® Jordi Sevilla en 1996, no s¨¦ si antes o despu¨¦s de perder las elecciones.
Lo tercero que hay que saber es que en un mundo tan liberalizado como el actual, los grandes consorcios multinacionales pueden actuar desde cualquier punto del planeta mientras que los gobiernos, otrora soberanos, tienen un poder limitado a sus fronteras. Si hasta 1945 lo que m¨¢s se tem¨ªa era una invasi¨®n extranjera, en los d¨ªas que nos ha tocado vivir lo que produce pavor es que los extranjeros no nos invadan y que, como en el Bienvenido Mr.Marshall de Berlanga, pasen de largo para ir a otro sitio. As¨ª las cosas, no parece prudente subir los impuestos o las cotizaciones a la Seguridad Social porque corre uno el riesgo de quedarse sin clientes.
Berenguer, que es todo menos tonto, nada dice de estas cosas porque es perfectamente consciente de que s¨®lo los tontos discuten los hechos (Lenin dixit). Tampoco discute los resultados de unos y otros, porque aqu¨ª no hay margen alguno a la interpretaci¨®n. Al final del califato socialista hab¨ªa 3.932.000 parados, 1.948.300 mujeres desempleadas, 1.458.000 j¨®venes en paro y apenas 12.000.000 de afiliados a la Seguridad Social. En los seis a?os de Gobierno popular se han creado 3.500.000 de empleos nuevos, se ha dado trabajo a 1.630.000 mujeres m¨¢s, 324.700 j¨®venes han dejado de hacer cola en el Inem y hay 3.715.887 nuevos afiliados a la Seguridad Social. En corto y por derecho, los socialistas espa?oles fueron los primeros de Europa en creaci¨®n de paro. Los populares somos los primeros de Europa en creaci¨®n de empleo.
Y como -repito-, s¨®lo creando empleo se pueden atender dignamente las necesidades de los que no lo tienen, el futuro de la protecci¨®n social el d¨ªa que el Gobierno socialista hizo las maletas parec¨ªa m¨¢s oscuro que el reinado de Witiza; sobre todo porque la Seguridad Social, con un agujero superior a los 500.000 millones de pesetas, estaba pr¨¢cticamente en quiebra. A d¨ªa de hoy, con las enormes dificultades que supone capear una tormenta econ¨®mica como la actual, hay un fondo de reserva de 6.000 millones de euros que hace que el horizonte de la protecci¨®n social aparezca hoy mucho m¨¢s despejado. Que con estas ejecutorias, los socialistas nos tachen de 'antisociales', es como si el Papa Borgia hubiese hecho de la castidad la prioridad de su pontificado.
Pero eso al fin y al cabo es historia y lo que realmente me gustar¨ªa saber es qu¨¦ es lo que piensan hacer los socialistas espa?oles para hacer frente a los desaf¨ªos de los nuevos tiempos, para hacer posible un matrimonio arm¨®nico entre la eficiencia econ¨®mica y la equidad social, para, en s¨ªntesis, demostrar que ser¨ªan capaces de hacer justamente lo contrario de lo que hicieron cuando estuvieron en el Gobierno. Eso es lo que los espa?oles quieren saber. Que se dejen de predicar y empiecen a dar trigo.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo es vicepresidente de la Comisi¨®n Econ¨®mica y Monetaria del Parlamento Europeo.
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