Andr¨¦s Bilbao Sent¨ªs,pionero de la sociolog¨ªa econ¨®mica en Espa?a
El pasado 6 de julio, v¨ªctima de una larga y cruel enfermedad, ha muerto a los 53 a?os en su ciudad natal de Tarragona Andr¨¦s Bilbao Sent¨ªs. Profesor de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense desde el establecimiento de la disciplina sociol¨®gica a principios de los setenta, ha sido el exponente m¨¢s brillante de la nueva generaci¨®n de soci¨®logos, nietos ya de las tinieblas culturales e infamias pol¨ªticas del franquismo e hijos de sus opositores intelectuales. Buen conocedor de la tradici¨®n cl¨¢sica, a la que dedic¨® gran parte de su obra escrita (Comte, Smith, Simmel, Weber, Mandeville), Bilbao fue el impulsor de la sociolog¨ªa econ¨®mica en Espa?a.
La impuls¨® en su docencia, pero tambi¨¦n en sus m¨²ltiples trabajos publicados en las revistas especializadas del gremio acad¨¦mico, en sus libros (Obreros y ciudadanos, ed. Trotta; L¨¦xico de econom¨ªa, ed. Talassa; El accidente de trabajo, ed. Siglo XXI, entre otros) y en sus m¨²ltiples investigaciones emp¨ªricas. Inteligente, culto, mediterr¨¢neamente burl¨®n y descre¨ªdo, amigo de la noche y de la discusi¨®n, paseante incansable, pensador riguroso, terco, abstracto, Andr¨¦s Bilbao fue un compa?ero ejemplar, amado por los que compart¨ªamos facultad y aulas con ¨¦l, amigo de todos y enemigo de nadie. Fue un docente vocacional y cuasi religioso, a pesar de su descreimiento tan entre pagano y puritano, que siempre iba burl¨®n a clase con la consigna 'Me toca predicar'. Poderoso con la palabra y austero en el gesto, induc¨ªa a sus alumnos a perderse en sus enso?aciones intelectuales para que, al cabo, acabaran encontr¨¢ndose con verdaderas joyas conceptuales, ideas luminosas, lecturas insospechadas de lo mil veces le¨ªdo con torpeza por los dem¨¢s.
Siempre se encontraba en ¨¦l eso tan dif¨ªcil de encontrar en el poblado mundo universitario: una vocaci¨®n intelectual incondicional, nada instrumental, amante de una verdad que pueden decir el porquero o su se?or, atrevida hasta el punto de arriesgarse e ir m¨¢s all¨¢ de las modas. Como buen y comprometido contempor¨¢neo, siempre opt¨® por distanciarse de lo inmediato para poder observar mejor. De ah¨ª que no se dejara conmocionar por modas intelectuales y muchas veces encontrara m¨¢s actualidad en Arist¨®teles que en la ¨²ltima lumbrera de la academia sociol¨®gica global. La suya ha sido una obra sin acabar, truncada por un destino cruel que nos deja hu¨¦rfanos de lo mucho que a¨²n ten¨ªa que decir quien se hab¨ªa adentrado en los ¨²ltimos a?os en una despiada indagaci¨®n sobre la g¨¦nesis intelectual de la modernidad y especialmente de eso que constituy¨® su obsesi¨®n intelectual: el individuo descarnado e impotente que somos todos los arrojados a esta carcasa vac¨ªa de autenticidad y llena de miedo que es la sociedad contempor¨¢nea. Si hay un mundo de las ideas en el que se integren las almas m¨¢s puras y bellas, all¨ª se ubicar¨¢ Andr¨¦s Bilbao en di¨¢logo permanente con todos los humanos ya desaparecidos que se asombraron ante el espect¨¢culo del mundo y se pusieron a pensarlo: ¨¦l acept¨® ese reto y le dedic¨® decididamente su vida.
Si tal mundo no existiera, como ¨¦l objetar¨ªa, no por ello hemos de inquietarnos: como quer¨ªan los antiguos, su fama vivir¨¢ en nuestra memoria, en nuestra rabia ante la que Unamuno llamar¨ªa la injusticia de su muerte.
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