La soberan¨ªa vasca divide a IU

Hace menos de un a?o que Ezker Batua, la federaci¨®n vasca de Izquierda Unida, entr¨® en el Gobierno de Euskadi, y ya ha surgido la primera gran crisis por su apoyo incondicional a la nueva propuesta soberanista del PNV y EA, que hoy se vota en el Parlamento de Vitoria.

Fuera del Pa¨ªs Vasco nadie parece estar de acuerdo con la posici¨®n de la federaci¨®n dirigida por Javier Madrazo, cada vez m¨¢s cercana a los nacionalistas. Ni siquiera Gaspar Llamazares, l¨ªder de IU, que hasta ahora hab¨ªa apoyado casi sin resquicios al l¨ªder vasco, uno de sus m¨¢ximos aliados.

El martes distribuy¨® una nota muy dura: 'No es la mejor respuesta incorporarse a esta estrategia de confrontaci¨®n mediante un propuesta inviable'. Ped¨ªa adem¨¢s que para cualquier debate de este tipo hay que esperar al cese de la violencia. Y a?ad¨ªa que la abstenci¨®n de Batasuna convierte a¨²n en m¨¢s 'dif¨ªcil de entender' para todos el nuevo proceso soberanista en el que ha entrado el nacionalismo con apoyo de Ezker Batua. Ayer mismo, Llamazares comentaba la 'frustraci¨®n' que le supone una iniciativa como ¨¦sta, que 'no genera ning¨²n consenso'.

Las cr¨ªticas de otros dirigentes, como Felipe Alcaraz, portavoz parlamentario, Francisco Frutos, secretario general del PCE, o F¨¦lix Taberna, el coordinador de Navarra, van en el mismo sentido, aunque son m¨¢s duras. Madrazo no asume esos reproches y se niega a comentarlos.

La preocupaci¨®n se centra en las consecuencias que esta decisi¨®n de la federaci¨®n vasca en el resto de Espa?a. 'Si ni siquiera aqu¨ª, en Navarra, donde nuestro electorado tiene un componente nacionalista, vemos clara esta deriva hacia el soberanismo, imag¨ªnate en Extremadura', dice Taberna con amargura.

Los dirigentes tienen claro que esta ¨²ltima pol¨¦mica les debilita precisamente cuando, con su activa participaci¨®n en la huelga general, estaban recuperando su papel natural: la oposici¨®n pr¨®xima a los trabajadores.

Nadie acaba de entender por qu¨¦ EB, que prometi¨® que marcar¨ªa un perfil propio, no se ha distanciado de la propuesta. Llamazares argumenta que 'estar en un Gobierno tiene su costo'. Pero otro dirigente cita el ejemplo franc¨¦s, donde los comunistas votaban en contra de muchas medidas pese a estar en el Ejecutivo junto a los socialistas. 'Nosotros somos federalistas, no nacionalistas, nadie va a entender esta propuesta', sentencia Alcaraz.

A pesar de toda esta oposici¨®n, la debilidad de la organizaci¨®n y las experiencias negativas del pasado -ahora se est¨¢ recomponiendo en Catalu?a lo que se rompi¨® en 1997- impiden que la crisis llegue a m¨¢s. Llamazares aguanta la presi¨®n, incluso de asesores suyos, para que sea m¨¢s agresivo con Madrazo y se conforma con dar algunas pinceladas para que se vea con m¨¢s nitidez una posici¨®n propia de la direcci¨®n de IU.

Lo que todos admiten es que la deriva de EB hacia posiciones cercanas al nacionalismo es imparable. Las explicaciones son varias, pero la principal es electoral. En un momento de hundimiento de EH, Madrazo ya comenz¨® antes de las ¨²ltimas elecciones vascas su apuesta por acaparar parte de ese voto. En contra de los comunistas vascos, que son la oposici¨®n en EB y suponen un 40% de una organizaci¨®n peque?a, alrededor de 2.000 militantes.

Gracias a esta nueva estrategia, Madrazo logr¨® 7.500 votos m¨¢s y pas¨® de dos a tres parlamentarios. Pero lo hizo a costa de perder voto obrero, tradicional, y ganar electores de EH, que podr¨ªan volver a esa formaci¨®n. Los datos son elocuentes. En poblaciones de trabajadores, con fuerte componente de inmigraci¨®n, EB baj¨®. As¨ª se ve en los datos de Barakaldo, Ermua, Portugalete o Santurtzi. Y subi¨® en municipios de dominio nacionalista, como Azpeitia, Bergara, Hernani o Mondrag¨®n.