Rey del 'rai'

Probablemente el mejor Khaled que haya cantado jam¨¢s en Madrid. Intenso, inspirado, disfrutando de cada instante. Desde la primera canci¨®n entr¨® en los quej¨ªos del flamenco. El argelino se ha roto los ligamentos de un pie y apareci¨® apoy¨¢ndose en unas muletas. No le qued¨® otra que cantar sentado. Con ropa negra y ademanes de cantaor incluso. Aunque sea el rai de Or¨¢n, el rai del rey. Cantos con el aroma de su antiguo barrio espa?ol, alimentados por las antenas que los vecinos orientaban en las azoteas con el fin de seguir los programas de la televisi¨®n franquista, y que permit¨ªan a la familia de Khaled -sin esperar la llegada de Cine de barrio- ver pel¨ªculas de Joselito.

Le acompa?a una banda potente con teclados, guitarra el¨¦ctrica, bajo y bater¨ªa por un lado, y la¨²d, metales y percusi¨®n africana por otro. Un grupo de instrumentistas europeos y norteafricanos tan a gusto en la sinuosa melod¨ªa oriental y el funk como en la rumbita salsera. Khaled anda sobrado de voz. Hace un par de a?os se oper¨® de unos n¨®dulos en las cuerdas vocales que le iban minando hasta casi la afon¨ªa. Ya casi al final, el la¨²d se encarg¨® de sonar a guitarra de Tomatito pasada por el Magreb. Y Khaled regres¨® a saltitos para extraer de su garganta esos melismas que unen dos orillas del Mediterr¨¢neo. Una atm¨®sfera que hab¨ªa estado tejiendo pacientemente durante hora y media antes de soltar N'ssi n'ssi o Didi, canciones tan rotundas que deber¨ªan haber arrasado en radiof¨®rmulas menos obtusas. Apenas esboz¨® la hermosa A?cha y el p¨²blico se puso a canturrearla hasta que ¨¦l se apoder¨® de la letra. Estuvo inmenso.