El valor de una huelga de hambre
Se llaman Sihem Ben Sedrine, H¨¦la Abdeljaouad, Amel B¨¦jaui, Selma Jhinnaui, Bochra Bel Haj Hamida, Suhair Belhassen, Najua Rezgui o Radia Nasraui, etc¨¦tera. Son abogadas, m¨¦dicas, periodistas..., y viven en T¨²nez. Son las abanderadas de la oposici¨®n al r¨¦gimen del presidente Ben Al¨ª. 'Son unos personajes excepcionales, admirables y muchas veces desconocidos', asegura Caroline Stenier, de la ONG Abogados sin Fronteras, que acaba de visitarlas.
T¨²nez es el ¨²nico pa¨ªs ¨¢rabe que consagra en su Constituci¨®n la igualdad entre hombres y mujeres; que aboli¨® la poligamia en 1956, instituy¨® el divorcio y fij¨® la edad m¨ªnima para el matrimonio, que requiere el consentimiento de la esposa, a los 17 a?os. En T¨²nez, m¨¢s del 11,5% de los diputados, la quinta parte de los concejales y el 24% de los magistrados son mujeres.
Nasraui ayuna para exigir 'la liberaci¨®n inmediata y sin condiciones' de su marido, un preso de opini¨®n, y el 'cese del acoso' policial a sus dos hijas mayores
Estas cifras no tienen parang¨®n en el mundo ¨¢rabe. El m¨¦rito de esta alta tasa de participaci¨®n femenina incumbe al difunto presidente Habib Burguiba; pero su sucesor, Ben Al¨ª, ahond¨® a partir de 1989 esa pol¨ªtica de promoci¨®n de la mujer de la que se enorgullece el jefe del Estado.
Para Ben Al¨ª, sin embargo, esa pol¨ªtica ha tenido un rev¨¦s de la medalla. Las mujeres est¨¢n a la vanguardia de la lucha por las libertades pol¨ªticas. T¨²nez es el ¨²nico pa¨ªs ¨¢rabe en el que un pu?ado de ellas son figuras destacadas de la oposici¨®n al r¨¦gimen.
Ahora todas ellas hacen pi?a en torno a Radia Nasraui, una abogada de 48 a?os que desde el 26 de junio est¨¢ en huelga de hambre en el sof¨¢ del sal¨®n de su casa del barrio de Al Manar, convertido en hervidero de reuniones de la oposici¨®n.
Diez kilos
'Estamos muy preocupadas por el estado de salud de Radia', que ha perdido m¨¢s de diez kilos en sus dos primeras semanas, explica al tel¨¦fono Hela Abdeljauad, m¨¦dica y presidenta de la Asociaci¨®n Tunecina de Mujeres Dem¨®cratas. 'Reh¨²sa tomar vitaminas como se lo hemos propuesto'. 'Confiemos en que, a pesar de su determinaci¨®n, no ponga su vida en peligro'.
Nasraui ayuna para exigir 'la liberaci¨®n inmediata y sin condiciones' de su marido, un preso de opini¨®n, y el 'cese del acoso' policial a sus dos hijas mayores. Para apoyarla 'hemos creado un comit¨¦ formado exclusivamente por mujeres pertenecientes a organizaciones de defensa de los derechos humanos, a asociaciones profesionales, etc¨¦tera', explica Abdeljauad.
Cuatro partidos pol¨ªticos -dos tolerados y dos ilegales- le han brindado tambi¨¦n su respaldo junto con la Liga Tunecina de Derechos Humanos, la ¨²nica organizaci¨®n con ese fin que goza de reconocimiento oficial. La prensa tunecina ignora, en cambio, la protesta de Nasraui.
'Desde nuestro comit¨¦ de mujeres', prosigue Abdeljauad, 'hemos enviado cartas a los ministros de Justicia, Interior y de la Mujer solicit¨¢ndoles que nos reciban para buscar una soluci¨®n, una mejora de las duras condiciones de detenci¨®n de Hammami y de los derechos de visita de su familia, pero hemos recibido la callada por respuesta'.
Tampoco los representantes de varias ONG internacionales han tenido ¨¦xito en sus gestiones en T¨²nez. 'El poder no parece dispuesto a dialogar', se lamenta Stenier, de Abogados sin Fronteras. A principios del a?o 2000, el periodista Taufik Ben Brik tuvo que ayunar 42 d¨ªas hasta que el r¨¦gimen se ablandase.
El marido de Radia Nasraui es Hamma Hammami, de 50 a?os, condenado en marzo a 38 meses de c¨¢rcel por su afiliaci¨®n al ilegal Partido Comunista de los Obreros de T¨²nez. Tras cuatro a?os de vida en la clandestinidad, Hammami sali¨® a la luz en febrero, y horas despu¨¦s acababa, una vez m¨¢s, detr¨¢s de los barrotes.
Ella estudiaba derecho y literatura ¨¢rabe cuando se conocieron, hace m¨¢s de 30 a?os, en la Universidad de T¨²nez. En 1974, Hammami fue, por primera vez, detenido y torturado por militar en una organizaci¨®n prohibida, y la joven abogada se prest¨® a defenderle. Poco despu¨¦s de su excarcelaci¨®n, en 1980, contrajeron matrimonio. Desde entonces, la vida de la pareja ha estado salpicada de detenciones, juicios y encarcelamientos. Para no volver a prisi¨®n, Hammami opt¨® en 1998 por entrar en la clandestinidad.
'?No es la vida de un hombre algo muy valioso?', escrib¨ªa Hammami a su mujer desde una casa en la que hab¨ªa encontrado refugio. 'Entonces, ?por qu¨¦ despilfarrarla con futilidades? ?No merece la pena dedicarla a algo m¨¢s noble, como la causa de la libertad, de la justicia social y del progreso?'.
La polic¨ªa le buscaba por todo el pa¨ªs mientras controlaba de cerca a su mujer. A principios del a?o siguiente, Nasraui dej¨® at¨®nitos a los agentes que la segu¨ªan cuando se percataron de que estaba embarazada. Aquello fue interpretado por el r¨¦gimen como una provocaci¨®n: pese a la vigilancia, la pareja hab¨ªa logrado reunirse.
A finales de ese mismo a?o naci¨® su tercera hija, la que, con tres a?os de edad, ha sido el detonante de la huelga de hambre de su madre. 'Me decid¨ª cuando vi a mi hija peque?a llorar y reclamar a su padre, al que s¨®lo conoce de nombre', explic¨® Radia Nasraui al diario franc¨¦s Le Monde.
Mientras Hammami hu¨ªa de la polic¨ªa, los escoltas indeseados que pisaban los talones a su mujer hicieron, presumiblemente, algo m¨¢s que seguirla por la calle. Nasraui les acusa, entre otras cosas, del saqueo en tres ocasiones de su despacho con el prop¨®sito de entorpecer su labor como abogada.
Laica y de izquierdas, Radia Nasraui fue la primera letrada que acept¨® defender a presos islamistas, adem¨¢s de sindicalistas o militantes de partidos progresistas. Amnist¨ªa Internacional la describe como la 'abogada de los sin voz'. El n¨²mero de presos de opini¨®n en T¨²nez, en su mayor¨ªa islamistas, ronda el millar, el doble de los que hay en Cuba.
Nadia, de 19 a?os, y Useima, de 13, son las hijas mayores del matrimonio Hammami-Nasraui. Hace dos a?os, Nadia fue ya la huelguista de hambre m¨¢s joven del mundo. Aguant¨® dos semanas reivindicando que cesase el acoso contra su familia.
Apostados en la puerta del colegio o sigui¨¦ndola a escasa distancia por la calle, los polic¨ªas 'incomodan', se quejaba Nadia en julio de 2000 tras acabar su protesta. 'Y temo m¨¢s a¨²n que incomoden a mis amigas'. 'Lo peor es el fin de semana', declaraba a este peri¨®dico. 'No me puedo divertir estando vigilada'.
Simulacro de secuestro
Cuando tan s¨®lo ten¨ªa nueve a?os, su hermana Useima tuvo una experiencia a¨²n m¨¢s desagradable. Regresaba del colegio el 5 de junio de 1998 y se dispon¨ªa a franquear la puerta de su casa cuando un agente de paisano simul¨® que la secuestraba. La ni?a se negaba despu¨¦s a ir a la escuela por miedo a que se reprodujera el incidente. El susto le provoc¨®, seg¨²n su madre, una alergia en la piel.
El mes pasado, la Liga Tunecina de Derechos Humanos public¨® su informe sobre el a?o 2001. En ¨¦l asegura que la situaci¨®n en ese ¨¢mbito se deterior¨® especialmente en las c¨¢rceles, donde es 'alarmante'. Nueve personas, de entre 17 y 45 a?os, murieron en prisiones y otras dos en comisar¨ªas a causa de 'las malas condiciones sanitarias' o de 'la tortura y la violencia'.
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