Rodrigo Garc¨ªa lleva a Avi?¨®n su mirada ¨¢cida y triunfa con 'Prometeo' y dos obras m¨¢s
El hispano-argentino recrea la vida del boxeador Carlos Monz¨®n inspirado en el mito cl¨¢sico
No es frecuente que un festival incluya, dentro de su programaci¨®n oficial, tres obras de un mismo autor. Eso parece reservado para los muy grandes y consagrados, para los Shakespeares, Moli¨¨res o Ch¨¦jovs. Avi?¨®n ha hecho una excepci¨®n con el italiano Pippo Delbono -tres montajes: La Rabbia, Guerra e Il silenzio- y con Rodrigo Garc¨ªa, ese hombre de teatro bonaerense afincado en Madrid. De ¨¦l se han presentado After sun y Je crois que vous m'avez mal compris bajo su propia direcci¨®n y Prometeo en una puesta en escena de Fran?ois Berreur.
Un actor, extraordinario, el argentino residente en Par¨ªs Marcial di Fonzo Bo, es el protagonista de dos de los montajes de Garc¨ªa: el mon¨®logo Je crois que vous m'avez mal compris, en la que el autor vierte una mirada ¨¢cida sobre el mundo contempor¨¢neo, y Prometeo, una biograf¨ªa muy libre del boxeador Carlos Monz¨®n, mezclada con el mito cl¨¢sico. 'En Prometeo, Rodrigo retoma la mitolog¨ªa de manera provocadora. Ha le¨ªdo a Esquilo, pero en la figura del boxeador proyecta sus propias dudas, el dolor del mundo y una imagen del m¨¢rtir inspirada en san Sebasti¨¢n. Los referentes pict¨®ricos se cristalizan en el texto, van de Botticelli a Bruce Nauman', dice el int¨¦rprete, que a?ade: 'Rodrigo Garc¨ªa tiene una manera ¨²nica de expresarse, una mirada l¨²cida sobre el mundo que molesta'.
El autor, por su parte, no se identifica con esa imagen de provocador. 'Es una etiqueta que me persigue, en Francia y en Espa?a. Nunca lo hago de manera gratuita porque lo que busco es tocar los sentimientos de las personas, generar sensaciones. Lo que puede parecer provocaci¨®n son recursos para captar la atenci¨®n del p¨²blico', asegura.
En el diario Lib¨¦ration parecen haber comprendido las intenciones de Rodrigo Garc¨ªa cuando escriben que 'detr¨¢s de sus actos de rebelde asoma el moralista', tal como se lee en sus p¨¢ginas, 'porque utiliza las armas del humor negro para atacar la sociedad de consumo, las convenciones sociales y el fascismo familiar'. Es algo que queda claro en After sun, tambi¨¦n, un montaje que ya se estren¨® en Madrid, en el que Garc¨ªa utiliza a dos personajes (interpretados con convicci¨®n por Juan Loriente y Patricia Lamas) y a un ni?o para atacar el consumismo.
Volviendo a Prometeo, las cr¨ªticas de Le Monde constatan que la puesta en escena de la obra es 'sencilla y poderosa'. Y que 'los cuatro actores son formidables'. Pero ha habido lugar para la pol¨¦mica tambi¨¦n. La sodomizaci¨®n, figurada, de dos conejos forma parte de las situaciones escandalosas imaginadas por Garc¨ªa en este montaje de After sun.
Ir¨®nico y cruel
La reacci¨®n del p¨²blico franc¨¦s no es la misma que la del espa?ol. 'El humor no es el mismo. Yo soy muy ir¨®nico, muy cruel, y en Francia esto no siempre se acepta', dice el dramaturgo. 'La desnudez tambi¨¦n es vista de otro modo en un pa¨ªs y otro. En Espa?a no choca, pero en Francia a veces es considerada una obscenidad'.
El festival ha revelado tambi¨¦n un espect¨¢culo maravilloso, una 'fantasmagor¨ªa tecnol¨®gica' de Denis Marleau concebida a partir del texto Les aveugles (Los ciegos), de Maurice Maeterlinck (1862-1949). La obra del poeta belga es representada por unos actores que no est¨¢n en escena, de los que s¨®lo vemos sus rostros en medio de la oscuridad m¨¢s profunda. Se trata de una serie de proyecciones de v¨ªdeo que dan calidad de holograma a las caras de los 12 ciegos perdidos, en plena noche, junto al mar, en una isla que desconocen y lejos del hospicio que les espera.
Dudo que nunca antes el llamado teatro mental del simbolista Maeterlinck hubiese encontrado una mejor plasmaci¨®n est¨¦tica que la ideada por el canadiense Marleau, que logra hacer realidad el deseo del autor, es decir, que 'el teatro sea un pretexto para la enso?aci¨®n', como escribi¨® Maeterlinck, hasta el punto de que el efecto de espejo que se establece entre la escena y la platea, tambi¨¦n sumergida en una oscuridad absoluta, es impresionante. El espect¨¢culo, una evocaci¨®n on¨ªrica de la muerte, es un h¨ªbrido entre teatro e instalaci¨®n de arte contempor¨¢neo, en simbiosis ideal con los prop¨®sitos de Maeterlinck, que aspiraba a que su obra fuese representada por marionetas al tiempo que suger¨ªa la posibilidad de servirse de nuevo de la m¨¢scara de la tragedia griega. La palidez mortal de la cara de los actores, nimbada de luz, contribuye a que la impresi¨®n del conjunto tenga la morbidez buscada.
Babelia
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