Horchata
El toma y daca sobre el pe?asco de Perejil, que ha enfrentado militarmente a Espa?a y Marruecos, va a coincidir con la fiesta de Moros y Cristianos que se celebra por estas fechas en muchos pueblos de Valencia, cuyo rito consiste en desalojar con viejos arcabuces a los sarracenos que han plantado su bandera en una fortaleza. Pese a que el ministro de la Guerra ha descrito la reconquista de esa roca, guarnecida con s¨®lo seis soldados, con la parafernalia grandilocuente del desembarco en Normand¨ªa, a cualquier gobierno, sea de derechas o de izquierdas, hay que exigirle que no nos obligue a ser patriotas, sobre todo en verano, que hace tanto calor. Por cada acto bello y heroico que se realice en nombre de la patria, se caer¨¢ en el rid¨ªculo siete veces; por cada pensamiento noble o verso insigne que inspire, la patria se ver¨¢ inundada por la hueca palabrer¨ªa o la basura moral que s¨®lo sirve para ocultar unos intereses bastardos. El ser humano es un barro a medio cocer todav¨ªa y ese hervor que le falta lo suple con el irracionalismo de los s¨ªmbolos y las fronteras, que constituyen fuentes inexorables de sangre, porque nacen aun del cerebro de reptil que llevamos cegado muy cerca de la nuca. El ciudadano tiene derecho a tomarse el patriotismo con horchata, como sucede en la fiesta de Moros y Cristianos, donde a la hora de componer cada ej¨¦rcito, de un tiempo a esta parte se observa un hecho muy significativo. Aunque en el programa queda establecido que ganen siempre los cristianos, cada a?o es m¨¢s dif¨ªcil encontrar gente que se apunte a ese bando. Todo el mundo quiere ser moro. Y no s¨®lo porque el traje de los hijos de Mahoma sea de seda muy vistosa, adornado con joyas y tan amplio que, una vez borracho, permite mover el cuerpo en su interior con libertad libidinosa, frente a la coraza enconsertada y el casco de los cristianos que obliga a guardar la compostura propia de los vencedores. Hay algo m¨¢s sutil en esta elecci¨®n. En cualquier batalla festiva, como una burla de la historia, la clase subalterna se siente m¨¢s feliz siendo derrotada. Aunque pueda tener consecuencias m¨¢s graves, la toma del pe?asco de Perejil me ha parecido una parodia de la fiesta de Moros y Cristianos, pero en ella se est¨¢ dando ya un hecho revolucionario. Como en esta fiesta todo el mundo se apunta al bando de los moros, se ha comenzado a pedir a inmigrantes marroqu¨ªes y a otros ¨¢rabes que hagan de cristianos. Tal vez esta paradoja ser¨¢ la paz y el fin del racismo. El patriotismo, mejor con horchata.
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