Miles y Trane sonrieron
La del s¨¢bado fue la noche de Michael Brecker. Y, por supuesto, tambi¨¦n la de Herbie Hancock y Roy Hargrove pero sobre todo fue la noche de Brecker. Vitoria le sienta bien al saxofonista norteamericano, se ha notado en todas y cada una de sus anteriores y exitosas visitas pero, esta vez, el de Filadelfia no s¨®lo super¨® cualquier expectativa sino que se lanz¨® al vac¨ªo una vez tras otra. Michael Brecker bord¨® uno de esos conciertos llenos de poder¨ªo, rebosante de duende y que clava al oyente en su asiento para hacerle saltar despu¨¦s como si cada butaca tuviera un resorte preparado.
El solo absoluto de Michael Brecker con claras reminiscencias coltranianas (tal vez un Naima totalmente reinventado) ya hubiera valido por todo el festival. Por suerte este a?o en Vitoria hubieron muchas otras cosas para el recuerdo, pero el broche de ese Michael Brecker convertido en un gigante es de los que se quedan clavados en la memoria y pasan a engrosar la lista, que todo aficionado al jazz ha elaborado en alg¨²n momento de su vida, de conciertos inolvidables.
Brecker estuvo arriba del todo pero seguro que no hubiera llegado tan alto esa noche sin un entorno que brill¨® a su misma altura. Un entorno que, adem¨¢s, no estaba a su servicio (como sucede en los grupos que lidera el saxofonista) sino que organizaba la escalada por su cuenta cre¨¢ndose una rivalidad nada agresiva que sirvi¨® para que los tres hombres de la primera l¨ªnea bordaran grandes conciertos.
La excusa de la noche era recordar a Miles Davis y a John Coltrane, mentores claros de Brecker, Hancock y Hargrove, pero s¨®lo fue una excusa ya que los tres m¨²sicos (h¨¢bilmente acompa?ados por un magistral George Mraz en el contrabajo y Willie Jones, un eficaz pero discreto bater¨ªa) elaboraron un mundo totalmente nuevo que en ning¨²n momento mir¨® hacia atr¨¢s. Ni un ¨¢pice de revisionismo hubo en su propuesta, todo lo contrario: un constante ir hacia adelante con la vista puesta en alg¨²n inexistente punto del lejano horizonte. Si a estas alturas es rendir homenajes a gente como Miles Davis o John Coltrane seguro que esta no s¨®lo es la mejor manera sino la ¨²nica; seguro que Miles y Trane sonre¨ªan esa noche desde el limbo de los jazzmen.
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