'?No puede haber paz!'
Una multitud enfurecida de 100.000 personas despidi¨® a Sal¨¢ Shahada y a las otras 14 v¨ªctimas del ataque a¨¦reo israel¨ª
M¨¢s de 100.000 personas acompa?aron ayer los f¨¦retros, envueltos en banderas nacionales palestinas, de Sal¨¢ Shahada y de las otras 14 v¨ªctimas del ataque a¨¦reo israel¨ª. La comitiva f¨²nebre, que recorri¨® los cinco kil¨®metros que separan el hospital de Shifa del cementerio de Gaza, estaba encabezada por el l¨ªder espiritual del Movimiento de Resistencia Isl¨¢mica Ham¨¢s, el jeque Ahmed Yasin, quien horas antes del bombardeo hab¨ªa asegurado que pod¨ªa ordenar el cese de los atentados suicidas contra civiles israel¨ªes, si el Ej¨¦rcito se retiraba de las ciudades aut¨®nomas cisjordanas, liberaba a los activistas detenidos y pon¨ªa fin a su pol¨ªtica de asesinatos selectivos.
Cuando parec¨ªa que el Gobierno israel¨ª y la Autoridad Nacional Palestina iban a retomar la v¨ªa del di¨¢logo, el asesinato de Shehade volvi¨® a provocar la c¨®lera de los palestinos y reavivar sus ansias de venganza. Militantes de todas las fracciones enarbolando banderas de Ham¨¢s, la Yihad Isl¨¢mica, Al Fatah, el Frente Popular y el Frente Democr¨¢tico se concentraron en el hospital de Shifa para despedir a los nuevos shahid (m¨¢rtires). Grupos de encapuchados armados disparaban al aire ensordecedoras r¨¢fagas de ametralladoras. Altavoces colocados en los veh¨ªculos transmit¨ªan consignas en contra de Israel y de su primer ministro, Ariel Sharon, quien les ha declarado 'la guerra total'.
'La sangre de los m¨¢rtires no ser¨¢ echada a perder', gritaban por meg¨¢fono, mientras los asistentes a la marcha, la mayor¨ªa de ellos adolescentes y j¨®venes, respond¨ªan diciendo que 'el pueblo palestino vengar¨¢ estos cr¨ªmenes'. Desde una de las furgonetas se distribu¨ªa un comunicado de Ham¨¢s que sentenciaba: 'Aquel que sue?a con la llamada paz est¨¢ equivocado. No puede haber paz con Israel', anticipando as¨ª lo que podr¨ªa suponer una nueva campa?a de atentados suicidas.
Horas antes del funeral, la vivienda de Shahada se convirti¨® en lugar de peregrinaci¨®n para cientos de personas que se acercaron a ver con sus propios ojos la destrucci¨®n provocada por los misiles de los F-16. No s¨®lo el edificio de cuatro plantas en el que se encontraba el dirigente de las Brigadas Ezedine Al Kasan, sino otras cinco viviendas hab¨ªan sido reducidas a escombros y las fachadas de las dem¨¢s a su alrededor presentaban agujeros causados por la onda expansiva.
En una de las viviendas adyacentes semiderruida se pod¨ªa leer en ingl¨¦s: '?stas son las armas estadounidenses'. Y pocos metros a su derecha continuaba: '?sta es la paz de Israel'. Los vecinos, todav¨ªa en estado de choque, aseguraban no haber o¨ªdo ning¨²n ruido antes de las explosiones. Todo ocurri¨® en cuesti¨®n de segundos. Cuando por fin se dieron cuenta, aquellos que no hab¨ªan sido heridos no pudieron hacer m¨¢s que ayudar en las tareas de desescombro, que duraron hasta altas horas de la madrugada.
Maher Abu Leila, quien trabaja para una ONG local, contemplaba at¨®nito semejante devastaci¨®n. 'Si Sharon piensa que asesinando a Shahada va a parar los atentados suicidas, se equivoca totalmente, pues no ha hecho sino promoverlos m¨¢s todav¨ªa', advert¨ªa ese experto en temas agr¨ªcolas, oriundo de Beit Hanun, al igual que Shehade. Sin duda, ¨¦sa puede ser la consecuencia de una operaci¨®n que se plane¨® como selectiva, pero termin¨® siendo indiscriminada.
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