Una investidura extempor¨¢nea

Ten¨ªa raz¨®n a mi juicio el s¨ªndico socialista, Ximo Puig, cuando afirm¨® el lunes pasado en las Cortes que el debate de investidura que se celebraba no era propiamente tal, aunque gozase de todas las bendiciones legales y formales, adem¨¢s de movilizar la parafernalia medi¨¢tica que cubre estos hitos, con un abrumador despliegue informativo de Canal 9, por cierto. Quiero decir que el singular fasto reun¨ªa todos sus elementos habituales: protagonistas, coros, solemnidad, expectaci¨®n y el consabido derroche ret¨®rico. Y sin embargo, era dif¨ªcil soslayar la impresi¨®n de asistir a un ensayo general con todo, como dicen los c¨®micos.

Digo yo si esa teatralidad que se percib¨ªa en la C¨¢mara se deb¨ªa a las causas in¨¦ditas que hab¨ªan provocado el acontecimiento, cual era la dimisi¨®n del presidente de la Generalitat en pleno y venturoso ejercicio de su mandato, o bien a la estupefacci¨®n que produc¨ªa ver batirse dial¨¦cticamente al candidato que instaba la investidura -Jos¨¦ Luis Olivas- y a su principal opositor, el mentado Puig, mientras eran contemplados desde la tribuna de invitados por quienes los desalojar¨¢n de esos cargos y responsabilidades en el plazo de unos meses. Me refiero a Francisco Camps (PP) y a Joan Ignasi Pla (PSPV) intitulados aspirantes a regir la autonom¨ªa en las pr¨®ximas elecciones. Muy a menudo ocurre que los agonistas del Gobierno no sean los que est¨¢n, ni est¨¦n los que son. Como en este caso.

No obstante la provisionalidad de este tr¨¢mite extempor¨¢neo, debemos consignar que, siquiera por esta vez, tanto el presidente elegible como su antagonista, el representante de la oposici¨®n mayoritaria, hicieron una faena parlamentaria aseada, si se nos autoriza este sesgo taurino. El ya Molt Honorable Olivas, con un discurso sobrio, salpicado de invectivas y prolongado con r¨¦plicas oportunas, delat¨® oficio y solidez bastantes para cubrir sin sobresaltos el tramo de legislatura que resta. No le alcanzar¨¢ a desarrollar una leve parte de la bater¨ªa de proyectos que anunci¨®, propios y heredados, pero evidenci¨® al citarlos que se conoce las lagunas y entretelas de la gesti¨®n que ha de asumir su sucesor, si aspira, como ¨¦l, a que la Comunidad 'atraiga la atenci¨®n econ¨®mica de todo el planeta'. La euforia incorregible es la vitola de su partido.

El voluntarioso Puig recit¨® en esta oportunidad un texto h¨¢bil mediante el que castig¨® las parcelas m¨¢s desatendidas del Gobierno y que su contendiente no mencion¨® o pas¨® de rositas sobre ellas. Excepcionalmente, se mostr¨® firme y convincente mientras se atuvo al gui¨®n. Que tambi¨¦n se desenvolviese l¨²cidamente a la hora de improvisar o repentinizar ya era esperar demasiado de una sesi¨®n en la que el s¨ªndico socialista pudo, por fin, manifestarse sin padecer el s¨ªndrome inhibitorio de Zaplana. A este respecto, resulta llamativo que fustiguen al ex presidente por haberse marchado a Madrid cuando, en buena lid, los del PSPV deber¨ªan rezar novenarios para que no regrese.

Como han subrayado otros informadores y comentaristas, el corolario de este debate imprevisto no es otro que el anticipo de la campa?a electoral del 2003 y las l¨ªneas program¨¢ticas que primar¨¢n en las t¨¢cticas de unos y otros. Est¨¢ por saber qu¨¦ intensidad y color le imprimir¨¢n los candidatos reales. Por lo o¨ªdo en la C¨¢mara, se avecina un oto?o caliente con una oposici¨®n que empieza a creerse rearmada.