Del desv¨¢n, al Museo Zuloaga
Restaurado 'El forjador herido', cuadro del pintor eibarr¨¦s recuperado hace un a?o
Mar¨ªa Rosa Zuloaga, nieta del pintor Ignacio Zuloaga, subi¨® hace un a?o y tres meses al desv¨¢n de su casa de Zumaia en busca de unos marcos. Al fondo, en el hueco que hab¨ªa entre dos paredes, vio dos rollos largos que llamaron su atenci¨®n. 'Tuvimos que abrir un hueco porque no me pod¨ªa asomar', recuerda. 'Y, cuando accedimos, encontramos El forjador herido (1890), un cuadro de Zuloaga catalogado por De la Fuente Ferrari, su bi¨®grafo, como desaparecido, y una copia de La Anunciaci¨®n, del Greco, realizada por un franc¨¦s a¨²n sin identificar'. La familia Zuloaga ten¨ªa una joya en casa desde 1940 y no lo supo hasta 2001. Pero era una joya da?ada por la humedad. Ha sido necesario m¨¢s de un a?o de trabajo del equipo de restauraci¨®n del Museo de Bellas Artes de Bilbao para devolverle su esplendor.
El forjador herido, que cuelga ya de la pared del Museo Zuloaga de Zumaia, arroja nuevas luces sobre el paso de uno de los grandes pintores espa?oles por Roma en su juventud y su preferencia entonces por la pintura social, que fue 'menospreciada', seg¨²n la restauradora Esther Arrieta. 'Lleva de inmediato a la exaltaci¨®n del trabajo, pr¨¢ctica y esfuerzo que conoci¨® en sus antecesores', explica en un escrito el especialista Mariano G¨®mez de Caso. 'Recu¨¦rdese que su padre, don Pl¨¢cido, fue un consumado forjador y damasquinador'. El pintor ten¨ªa s¨®lo 20 a?os cuando realiz¨® este retrato, apenas unos meses despu¨¦s de El forjador junto al yunque, que se encuentra en Rusia.
Nadie sabe exactamente c¨®mo acab¨® en el desv¨¢n de su casa de Zumaia, pero la familia cree que el pintor lo escondi¨® durante la guerra. 'Al encontrarlo lo identifiqu¨¦ de inmediato y la sorpresa fue impresionante', dice Mar¨ªa Rosa. La pintura estaba seriamente da?ada y los restauradores tuvieron que devolverle primero la forma al soporte original. 'La tela se hab¨ªa encogido por la humedad y la pintura se ca¨ªa.
Le faltaba tambi¨¦n gran parte de la firma', relata Arrieta. No fue un problema para autentificarlo, porque exist¨ªan documentos gr¨¢ficos de esta pieza. El fin de su restauraci¨®n se produce en v¨ªsperas de que los Cursos de Verano de la Universidad del Pa¨ªs Vasco dediquen un seminario a la figura de este pintor.
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