Jos¨¦ Luis Ni?arro aprovecha su oportunidad

En la cuarta novillada del ciclo nocturno, lleg¨® en busca de una oportunidad un chaval nacido en Valencia, y a fe que la aprovech¨®. Sali¨® por la puerta grande de la primera plaza del orbe taurino.

La mayor virtud de Jos¨¦ Luis Ni?arro fue la disposici¨®n, el llegar en son de novillero. Sin preocuparle el ser volteado; firme de zapatillas, caliente por dentro y con la cabeza fr¨ªa. A su primero lo salud¨® con una larga cambiada en el tercio, hincado de rodillas, el vuelo del percal ajustado a la embestida del manso, que correte¨® demasiado de salida, abanto, distra¨ªdo, y que luego sac¨® genio en el ¨²ltimo tercio.

Ni?arro se dobl¨® por bajo con Temeroso, en un principio, y luego lo sac¨® a los medios en pases por alto obligados. A continuaci¨®n le dio distancia, y se pas¨® al novillo por la faja, en series por ambos pitones. Aguant¨® parones y se templ¨® en poderosos muletazos sin enmendar. Como hizo en su segundo, en una faena de muleta comenzada en los medios, con dos p¨¦ndulos de escalofr¨ªo, y que fue mejor dicha por arriba que por abajo. Un quite en ese novillo por chicuelinas y tafalleras, de asustar al personal, demostr¨® que de valor est¨¢ m¨¢s que bien. El feo e indecoroso espadazo final, un borr¨®n que deval¨²a su triunfo.

Medina N¨²?ez se justific¨® un tanto en su primero, al que arranc¨® alg¨²n pase estimable. Pero casi perdi¨® los papeles en su segundo. Enseguida se not¨® que no quer¨ªa ver al encastado ejemplar ni en casa del taxidermista.

Nuno Vel¨¢zquez manej¨® bien el capote, templado y jugando los brazos a modo, y con la muleta porfi¨® en sus dos novillos, sin llegar a conseguir el suficiente relieve para considerar sus faenas logradas. Tenues pinceladas que no hicieron obra, ese cuadro con entidad propia.