Muy sencillo
Que todo sea muy sencillo, que todo sea muy alegre, como cantaba Ovidi Montllor y as¨ª cuando llegue la muerte no te encontrar¨¢. Si pregunta por ti, alguien le dir¨¢: no hace ni medio minuto que acaba de salir de vacaciones y aunque corra para agarrarte por la espalda, no te alcanzar¨¢, porque t¨² ya estar¨¢s bailando en una estrella. Despu¨¦s de todo, la muerte no es nada y siempre hay una forma para verla desde el otro lado. Si mueres al final de una larga y penosa enfermedad, la familia dir¨¢ que por fin ya has descansado; si mueres de repente, pensar¨¢ que has tenido suerte porque no te has enterado; si estiras la pata de viejo, creer¨¢ que ya has vivido lo suficiente; si mueres muy joven, todos te recordar¨¢n fuerte y guapo; si te lleva la Parca ya maduro, te habr¨¢s ahorrado lo m¨¢s cruel de la vida que es la vejez y si eres un ni?o cuando te siega la guada?a, el cura celebrar¨¢ que Dios te haya subido al cielo sin obligarte a pasar primero por este jodido estercolero. Como ves, todo son ventajas si te mueres, pero voy a tomarme una cerveza con una de gambas a tu salud. A cierta edad hay que contar los a?os uno a uno como si fueran cosechas. Si uno se siembra a s¨ª mismo en oto?o, se poda en invierno, se abona en primavera y se riega en verano, se convertir¨¢ en un fruto magn¨ªfico de temporada que deber¨¢ saborear con suma fruici¨®n hasta relamerse el dedo gordo del pie. Si te arrancan la pleura o te cae la ruina en el cogote, habr¨¢ que esperar que el a?o siguiente est¨¦ lleno de felicidad. A estas alturas cualquier conquista de la medicina me pone a temblar, porque cada descubrimiento nuevo en las entra?as del genoma har¨¢ que mi vida se alargue como una prolongaci¨®n de la muerte, y uno ser¨¢ un conejo de indias siempre a expensas de laboratorios, quir¨®fanos, urgencias, entradas y salidas de la UVI, de las residencias de ancianos. Cuando ese avance cient¨ªfico sea rentable yo estar¨¦ a salvo en alg¨²n lugar del infierno donde hay piscinas con palmeras y pasa un camarero con una bandeja de d¨¢tiles. Cu¨¦ntame batallas de amor, aunque sean imaginarias, pero no me expliques c¨®mo te abrieron el coraz¨®n para insertarte una v¨¢lvula de cerdo. No me muestres con orgullo la cicatriz, porque la vida hay que vivirla como una contabilidad de peque?os deleites ef¨ªmeros y si la cosecha de un a?o ser¨¢ la muerte, mientras tanto quedan muchas atardeceres que contemplar a trav¨¦s de una copa. Si eres joven, revienta de placer. Si eres viejo, piensa que lo m¨¢s dulce siempre se reserva para el postre.
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