Los contenedores de la muerte
Mil talibanes murieron asfixiados mientras eran trasladados a una prisi¨®n de la Alianza del Norte, seg¨²n el semanario 'Newsweek'
Murieron asfixiados en contenedores herm¨¦ticamente cerrados, ara?ando hasta ¨²ltimo momento las paredes y chup¨¢ndose mutuamente el sudor para tratar, en vano, de calmar la sed. Los m¨¢s de 1.000 combatientes talibanes se hab¨ªan rendido a la Alianza del Norte el 25 de noviembre, confiados en la promesa de sus captores de que les dejar¨ªan volver a sus pueblos.
Era mentira. Deliberadamente, los trasladaron desde Konduz (en el norte del pa¨ªs) a la prisi¨®n de Sheberghan, tambi¨¦n en el norte, en un convoy de camiones sin aire ni agua. El tenebroso fin de sus vidas hab¨ªa sido hasta ahora el secreto sucio mejor guardado de la guerra en Afganist¨¢n, pero ayer lo destap¨® la revista Newsweek.
Iban en contenedores cerrados, ara?ando las paredes y chup¨¢ndose mutuamente el sudor
Las calaveras, otros restos ¨®seos y de ropa los descubrieron en realidad animales que escarbaban a principios de a?o en la zona de los campos de la muerte. Sus captores, comandados por el general Addul Rashid Dostum, los hab¨ªan enterrado en masa en Dasht-i-Leili, cerca de la prisi¨®n de Sheberghan. Seg¨²n el semanario estadounidense, los soldados norteamericanos y los enviados de Naciones Unidas no lo supieron hasta semanas despu¨¦s. La pregunta es por qu¨¦ no se ha llevado a cabo una investigaci¨®n para aclarar las circunstancias y la autor¨ªa de las atrocidades.
La ONU admite en un informe confidencial que 'hay suficientes pruebas para abrir una amplia investigaci¨®n criminal'. Quedan pocas dudas, se?alan en privado tanto funcionarios de la ONU como del Pent¨¢gono, de que se trata de cr¨ªmenes de guerra. 'Es un tema potencialmente explosivo' dec¨ªa una fuente a Newsweek.
Es explosivo porque aunque las fuerzas de Estados Unidos no hayan participado ni aprobado los asesinatos por asfixia, el general que los orden¨®, Dostum, ha sido un cercano aliado de los militares estadounidenses en la ofensiva contra los talibanes. Adem¨¢s, un peque?o grupo del batall¨®n 595 de las Fuerzas Especiales destacadas por el Pent¨¢gono estaban en una ¨¢rea cercana.
Newsweek advierte a la Casa Blanca de que hay peligro y responsabilidades indirectas al subcontratar la guerra a socios como Dostum, con un historial m¨¢s que dudoso en materia de derechos humanos.
'De lo que nadie quiere hablar es de si las fuerzas americanas han estado involucradas', dice Jennifer Leaning, profesora de medicina de la Universidad de Harvard, que fue la primera en llegar a Sheberghan junto a otro doctor. 'Est¨¢ claro que hab¨ªa soldados norteamericanos en el ¨¢rea. ?Qu¨¦ supieron, cu¨¢ndo y qu¨¦ hicieron al respecto?'.
Said Vasiqullah Sadat, int¨¦rprete en las negociaciones para la rendici¨®n de los talibanes, dice que por aquellos d¨ªas de finales del mes de noviembre y comienzos de diciembre el Ej¨¦rcito estadounidense estaba 'distra¨ªdo' con la muerte del agente de la CIA en la revuelta de la prisi¨®n de Mazar-i-Sharif y no se enter¨® hasta semanas despu¨¦s.
El Pent¨¢gono, seg¨²n Newsweek, recibi¨® un informe preliminar en febrero en el que el comandante en la zona, John Mulholland, dec¨ªa creer que los 1.000 combatientes talibanes hab¨ªan muerto a causa de las heridas que ya ten¨ªan, no de las condiciones del traslado. Y el portavoz de Dostum, Faizullah Zaki, dice que 'han muerto, no los hemos matado'.
Es muy distinto el relato que han hecho algunos supervivientes y conductores de la caravana de la muerte. Los metieron de 150 en 150 en al menos 27 contenedores de unos 12 metros de largo por unos dos metros y medio de ancho. Los conductores iban acompa?ados por soldados de la Alianza del Norte que les imped¨ªan perforar los contenedores cuando desde dentro se o¨ªan gritos pidiendo auxilio.
Un conductor identificado s¨®lo como Mahamed (para proteger su verdadera identidad) cuenta c¨®mo el viol¨® las ¨®rdenes y les pas¨® agua y comida por los agujeros. Todos sus prisioneros sobrevivieron. Otros lo lograron abriendo huecos en el suelo del contenedor o chup¨¢ndose mutuamente el sudor. Pero la mayor¨ªa perecieron de asfixia y desesperaci¨®n en el viaje de 24 horas hacia la prisi¨®n de Sheberghan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.