Las cinco estrellas de Eduardo
En estos momentos de dolor, pero tambi¨¦n de recogimiento, sensibilidad y escucha interior; en estos momentos de Dios... unas palabras acerca de ?por qu¨¦ y para qu¨¦? nos hemos reunido, en torno a Eduardo, en este templo que ¨¦l frecuentaba contigo, vuestros hijos y nietos, y al que regal¨® esa cruz de alabastro que preside el baptisterio.
Anteayer, cuando Eduardo entr¨® en el cielo, l¨®gicamente, Pili, abraz¨® a tu padre. Y ¨¦ste le dijo: 'Ya pronostiqu¨¦ cuando mi hija empez¨® su amistad contigo: Hija m¨ªa, Eduardo es un hombre impar. Si te casas con ¨¦l, no vivir¨¦is un matrimonio como cualquier otro'.
As¨ª ha sido. A ti, a tu familia, a much¨ªsimas personas, en todo el mundo, la obra y la vida de Eduardo nos han brindado de manera extraordinaria: luz, m¨²sica, armon¨ªa, gozo, amor. Por eso estamos aqu¨ª, a darle gracias a Dios.
No hemos venido para rezar por Eduardo. Ya ha llegado a su Leku, Raum, La fonte que mana y corre. En cambio, s¨ª hemos venido para rezar con ¨¦l, con los m¨¢s ¨ªntimos, con todos. Queremos, a pesar de la tristeza, apoyados en la cruz de fe-resurrecci¨®n, festejar esta liturgia de gratitud, esta eucarist¨ªa.
Deseamos agradecer a Dios porque nos ha regalado la posibilidad de convivir con Eduardo que, con su hacer limpio y altruista, ha abrillantado cinco estrellas: arte, verdad, m¨ªstica, profec¨ªa, fraternidad.
Damos gracias a Dios porque Eduardo ha creado un arte singular, transcendente-inmanente. Transforma el acero corten, el hormig¨®n, y la piedra en esp¨ªritu, presencia invisible de energ¨ªa ilimitada, belleza evocante del m¨¢s all¨¢. Recordemos el Elogio del horizonte, Lo profundo es el aire.
Damos gracias por Eduardo. ?l nos ha desvelado la verdad. Ha sido zahor¨ª de estudio y saber universitario. Lo patentizan sus Preguntas, condensados di¨¢logos de Plat¨®n, Fragen de los jesuitas Von Spee y Teilhard de Chardin. Con sobrados motivos recibi¨® el doctorado honoris causa de varias universidades.
Gracias a Dios por Eduardo. ?l nos ha acercado la m¨ªstica, la poes¨ªa de san Juan de la Cruz, su fe ilustrada y jubilosa, como las Cantatas de Bach.
Damos gracias por Eduardo. ?l ha luchado como profeta, sin violencia. No s¨®lo en pro de la abolici¨®n de la pena de muerte. Tambi¨¦n en pro del distanciamiento, la no colaboraci¨®n, con personas e instituciones que perturban gravemente la convivencia. Su compromiso privado y p¨²blico en favor de la paz, fruto de la justicia y la libertad.
Gracias a Dios por Eduardo. ?l ha practicado la fraternidad, el altruismo exc¨¦ntrico, el vivir para los dem¨¢s, que aconsejaban sus admirados Ignacio de Loyola y Pedro Arrupe. Por eso, el mimetismo de Zabalaga con el espacio abierto de la mar, maestra de Eduardo. Por eso, en el aeropuerto de Bilbao permanece su abrazo de bienvenida a todos.
Termino. Agur Jesusen Ama, eskerrik asko por haber tenido con nosotros a Eduardo, su honradez, su ¨¦tica, su equidad, su ternura, no s¨®lo cuando escuchaba a los nietos llamarle ?Aitona!, y le asomaban las l¨¢grimas..., su mano generosa a los vulnerables, las v¨ªctimas, los aterrorizados, los que sufren, los pobres, como proclaman las Bienaventuranzas.
Bihotz bihotzez.
Homil¨ªa pronunciada por Antonio Berista¨ªn en el funeral del escultor
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