De la cocina tailandesa al nido de golondrina
Despu¨¦s de nuestra primera experiencia gastron¨®mica en Tailandia en el Seafood Market, decidimos que en este viaje, adem¨¢s de ver todo lo referente al mundo de los hoteles, tambi¨¦n conocer¨ªamos la cocina tailandesa. Una vez tomada la decisi¨®n, nos atrevimos a pedir un desayuno t¨ªpicamente thai, conocido como khowtom. Estaba compuesto de arroz con pollo, cerdo, gambas y ajo, acompa?ado de un huevo frito y pepinillos en vinagre. Con este desayuno, de clara influencia china, les aseguro que no es necesario el caf¨¦ para despertar el cuerpo.
Terminado el desayuno, hicimos varias llamadas y en tres horas estuvo listo nuestro plan de gastronom¨ªa thai en Bangkok. De los diferentes restaurantes que visitamos, hubo dos que nos impresionaron por su calidad. Uno fue el Thaan Ying, el primero al que fuimos. Est¨¢ situado en medio de la ciudad, en una casa t¨ªpica decorada con un gusto exquisito. Nos atendi¨® una chica y pedimos el men¨². A diferencia de lo que sucede en la cocina japonesa, y en sinton¨ªa con la china, los platos en Tailandia los ponen en el centro de la mesa y se comparten. Se utilizan tenedores y cucharas y en alguna ocasi¨®n palillos. Nos trajeron una t¨¦mpura thai de gambas, unas hojas de pl¨¢tano rellenas de pollo, una sopa Tom Yam Gung (la m¨¢s famosa de Tailandia, con gambas y perfumada con melisa, lima y cilantro), unos langostinos con picadillos de cebollino y unos esp¨¢rragos con sitake. Era una cocina de fusi¨®n entre las distintas cocinas orientales que conoc¨ªamos; ten¨ªa algo de chino (los rehogados y salteados), algo de japon¨¦s (las t¨¦mpuras) y algo de indio (los curries). Enseguida nos dimos cuenta de que se trataba de una cocina de la que ¨ªbamos a sacar muchas ideas, como as¨ª fue. Por la tarde fuimos a visitar los templos, para acabar con un c¨®ctel en un bar del hotel Oriental, donde hacen un t¨¦ de jazm¨ªn m¨¢gico.
Los nidos tienen yodo como un alga, f¨®sforo como un pescado y una textura ¨²nica
Aquella misma noche decidimos ir a probar en un restaurante chino algo que no hab¨ªamos comido nunca: nidos de golondrina. Nos explicaron que los hab¨ªan cogido en Phi-Phi Ley, una de las 30 islas del mar de Andaman. Las golondrinas fabrican sus nidos con saliva en el interior de unas grutas de hasta ochenta metros de altura y, por lo arriesgado que resulta su
recolecci¨®n, se ha tejido a su alrededor todo un mundo de mitos
y leyendas. Para escalar dentro
de la gruta y poder recoger los
nidos, se suelen montar unos andamios precarios que consisten en simples estructuras de bamb¨².
Es dif¨ªcil explicar c¨®mo son y a qu¨¦ saben los nidos de golondrina. Tienen yodo como un alga, f¨®sforo como un pescado y una textura ¨²nica, distinta a todo lo que hab¨ªamos probado anteriormente. Aparte de los nidos, comimos uno de los mejores patos lacados, donde las tortitas se rellenaban solamente con la piel lacada.
Despu¨¦s de la cena fuimos a dar un paseo por los canales. Fue algo as¨ª como retroceder en el tiempo y pudimos ver que el gran Bangkok sigue siendo una ciudad lacustre, con verdes islotes donde florecen los hibiscos y las orqu¨ªdeas, viejas casas de madera y templos ocultos entre la vegetaci¨®n. Las casas sobre pilotes contribuyen a crear un ambiente lacustre, y los templos pintorescos, los huertos y las numerosas parcelas plantadas de orqu¨ªdeas lo convierten en un lugar ¨²nico.
Acabamos en el hotel Pen¨ªnsula, disfrutando de las vistas al embarcadero desde la terraza, tomando una copa y comentando que seguramente la cocina thai es la gran cocina desconocida en Occidente, ya que, aunque hay alg¨²n restaurante thai, la oferta no es extensa. (Con la colaboraci¨®n de Xavier Moret).
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