El mejor de los sue?os
De la Pe?a ficha por el Espanyol con el objetivo de ganarse el cartel que siempre tuvo entre la hinchada y que los t¨¦cnicos le han negado
Al descolorido ¨¢lbum de esta Liga, sobre todo por fam¨¦lico y repetido, le vendr¨¢ que ni pintado el cromo de Iv¨¢n de la Pe?a con la zamarra del Espanyol, signo inequ¨ªvoco de los nuevos tiempos que corren por el f¨²tbol, en los que los jugadores se aflojan y los clubes mercadean como si fueran oficinas de empleo temporal.
Largo tiempo extraviado, por no decir a?orado, sobre todo en el Camp Nou, Lo Pelat ha encontrado acomodo en un equipo que, en justa correspondencia, le aguarda con la esperanza de que sea la tecla que le falta. A cada partido jugado, Juande Ramos ha descubierto que le sobraba un futbolista y necesitaba otro. As¨ª que nada mejor que un jugador universal como De la Pe?a, que se ha plegado a firmar un contrato de 300.000 euros con la condici¨®n de que, tal que fuera un baloncestista, no haya otra cl¨¢usula de rescisi¨®n a favor del Espanyol que el derecho a tanteo al 30 de junio de 2003.
Una vez cumplidos los 26 a?os, Lo Pelat aspira por una vez a manejar su futuro despu¨¦s de que distintos entrenadores se lo hayan ido pasando y cada uno le viera un nuevo defecto. Nadie como Johann Cruyff le promocion¨® y entendi¨® en el Barcelona, pero, a cambio, le descubri¨® 'una t¨¦cnica mediocre' y le descabalg¨® en favor de su hijo Jordi en la final de Copa de Zaragoza contra el Atl¨¦tico de Pantic. Bobby Robson s¨®lo le meti¨® cuando Ronaldo se lo pidi¨® y encuentros como el remonte copero ante el propio Atl¨¦tico lo exigieron. Y a Louis van Gaal se le puso la cara como un tomate cuando, siendo el equipo l¨ªder, la hinchada le reprendi¨® por quitarle para que jugara Couto en un partido contra el Tenerife, una bronca que le estimul¨® para cambiarle pocos encuentros despu¨¦s por Abelardo.
Para los t¨¦cnicos, tanto los del Barcelona (de 1995 a 1998 y despu¨¦s en el curso 2000-01) como los del Lazio (1998-99 y 2001-02) y el Ol¨ªmpico de Marsella (1999-2000), en los que jug¨® como cedido, De la Pe?a les descompensaba la alineaci¨®n en la misma proporci¨®n que para la afici¨®n desequilibraba al contrario. Nadie como Van Gaal sintentiz¨® el conflicto: 'Iv¨¢n hace levantar al p¨²blico de sus asientos una o dos veces, pero a mi me hace saltar diez del banquillo'.
Unos miraban a su equipo y los otros al rival, de manera que, con el tiempo, Lo Pelat pas¨® a ser un jugador con tanta carga simb¨®lica que la afici¨®n azulgrana lanzaba al entrenador para saber de sus intenciones. Pocos futbolistas han tenido el carisma de Iv¨¢n, el ¨²nico al que en el estadio se le ha aplaudido tanto la intenci¨®n como la ejecuci¨®n. Muy dif¨ªcil de marcar como enganche por su visi¨®n panor¨¢mica del juego y su capacidad para asociarse, pierde encanto cuando se le retrasa. Y es que, en tanto que imaginativo, demanda un juego de riesgo, algo poco frecuente hoy.
Las lesiones tampoco le han ayudado, de forma que, cansado de dar vueltas, ha hecho inventario y decidido juntarse en el Espanyol con la pe?a del Miniestadi -Roger, ?scar, Velamaz¨¢n...- tras descartar su Santander natal. Lo Pelat vuelve a comenzar con la intenci¨®n de que la realidad sea esta vez tan buena como el mejor de los sue?os, donde quienes le han visto jugar dicen que es ¨²nico.
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