El efecto Barthe
TVE cubre los ¨¦xitos de la selecci¨®n espa?ola de baloncesto en el mundial de Indian¨¢polis con la pareja formada por Pedro Barthe y Jos¨¦ Antonio Montero. Barthe regresa, pues, a su vieja trinchera, ocupada durante un tiempo por Ram¨®n Trecet. Mientras Trecet practicaba un sensacionalismo psicod¨¦lico m¨¢s adecuado para sus diatribas sobre m¨²sica new age que para las incidencias de una cancha, Barthe pertenece a una escuela m¨¢s convencional y es una autoridad en la materia. No obstante, los a?os parecen haberle cambiado. Lo que anta?o era estricta sobriedad al servicio de los hechos, ahora es manifestaci¨®n distendida de las emociones, probablemente para reforzar, con ramalazos de populismo onomatop¨¦yico, el factor identificaci¨®n. Es una opci¨®n leg¨ªtima, pero entre tanta expresividad uno echa de menos tonos menos viscerales (en la l¨ªnea del maestro Jos¨¦ F¨¦lix Pons, por ejemplo).
En el caso de Barthe, su entusiasmo no procede tanto de un fervor patri¨®tico enfermizo como de su pasi¨®n por el deporte, avalada por quinquenios de profesi¨®n. Esa antig¨¹edad, sin embargo, le permite envalentonarse y tomarse la libertad de relajarse o enviar mensajes cr¨ªpticos ('con lo tranquilo que estaba yo cortando mis jamoncitos y tengo que soportar que me den la bulla', dijo durante el Espa?a-Brasil del mi¨¦rcoles). Quiz¨¢s por cansancio, o para dar emoci¨®n al relato, Barthe arrastra las frases, se relaja y, en algunos momentos, transmite la sensaci¨®n de alguien que va un poco sobrado y que, si se tercia, puede caer en desconsideraciones con el rival m¨¢s propias de un explosivo aficionado que del buen comentarista de cadena p¨²blica que casi siempre es. Como contrapunto, cuenta con los comentarios, algo planos, de Montero. El ex jugador compensa la fogosidad de su compa?ero con matices que ayudan al espectador. Al igual que su colega futbol¨ªstico M¨ªchel, tambi¨¦n suelta alguna perla: 'Para evitar que el equipo contrario corra, lo que tienes que hacer es correr'. En general, pues, nada que objetar al rigor de la pareja, aunque s¨ª a esos prontos que, para gozo de la basquetman¨ªa patria, ali?an el ¨¦xito de la selecci¨®n. En cuanto al uso de la primera persona del plural, es una tradici¨®n. En un mismo partido, el desaparecido H¨¦ctor Quiroga era capaz de decir: 'Vamos ganando' cuando las cosas iban bien y cuando asomaba la derrota sentenciar: 'Espa?a ha perdido'. Con Barthe tienes la seguridad de que, adem¨¢s de regalarte citas y estad¨ªsticas, si Espa?a pierde tambi¨¦n utilizar¨¢ la primera persona del plural y, de propina, se meter¨¢ con alg¨²n federativo. Puede que alguien critique su declarado apoyo a la selecci¨®n espa?ola, pero, por m¨¢s que se excite, nunca alcanzar¨¢ las cotas de trance patri¨®tico de Poli Rinc¨®n en las retransmisiones de f¨²tbol de la cadena SER.
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