El buen gobierno
Tengo ante los ojos la foto de uno de los tres j¨®venes chinos que fueron ejecutados en Shanghai el 21 de junio 1989 por participar en una manifestaci¨®n. El recorte se hace eco de un portavoz del Tribunal Popular Supremo de aquella ciudad, quien declar¨® que esta medida ten¨ªa 'fines educativos'. Xu Guoming, el joven que aparece en la foto, alza una mirada firme y serena en la que se refleja esa compasi¨®n que uno puede llegar a sentir por sus verdugos cuando comprende que est¨¢n condenados a actuar de acuerdo con su propia estupidez. En la primavera del mismo a?o fueron ejecutados en Pek¨ªn 27 estudiantes por reclamar la democracia. Han pasado 12 a?os, pero yo no he podido desprenderme de aquel hermoso rostro. Tal vez porque la cultura china supo hacer converger en las tres vertientes de su pensamiento -confucianismo, tao¨ªsmo y budismo- una sabidur¨ªa milenaria en la que la armon¨ªa era el principio supremo. Tal vez, tambi¨¦n, porque el acuerdo con las leyes naturales que ha de regir, seg¨²n las tres tradiciones, el orden de una sociedad puede servirnos de ejemplo en tiempos en los que acumulamos, en ese ¨¢mbito, tantos desastres y desatinos. Pero probablemente, sobre todo, porque hace que me pregunte si la racionalidad del buen gobierno dictada por los textos can¨®nicos del pueblo chino era la que emanaba de aquella mirada alzada que pon¨ªa en jaque la autoridad de quienes determinaban que iba a morir de un tiro en la nuca.
LOS CUATRO LIBROS
Confucio Traducci¨®n, introducci¨®n y notas de Joaqu¨ªn P¨¦rez Arroyo Paid¨®s. Barcelona, 2002 455 p¨¢ginas. 21,85 euros
Los cuatro libros tradicionales (que ahora tenemos la suerte de poder leer en una versi¨®n directa): las Analectas, que resumen las ense?anzas de Confucio (551-479), el Tratado de Mencio (370-290), el libro de El Justo Medio y el de La Gran Ense?anza, constituyen la base sobre la que se ha constituido el modo de vida de la sociedad china durante m¨¢s de dos mil a?os. A partir de la idea, m¨¢s antigua, de la armon¨ªa de los contrarios, proponen, como fundamento del buen gobierno, un principio de racionalidad que consiste en el conocimiento del curso de las fuerzas opuestas. El orden se establece y se mantiene cuando pueden controlarse dichas fuerzas conociendo las causas y los efectos que derivan de su curso. Y dado que de este conocimiento depende que una sociedad viva en armon¨ªa, el principio de racionalidad es tambi¨¦n un principio moral.
Confucio pensaba que una revuelta social no estalla de pronto sino que se gesta progresivamente, que su causa verdadera no es la que aparenta, sino el no haber advertido a tiempo el movimiento que conduc¨ªa a ella, no haber advertido la desarmon¨ªa del organismo. Las revueltas no son sino la manera en que la naturaleza procede para recuperar su centro: su medio. Gobernar por medio de leyes y castigos, pensaba Confucio, no s¨®lo es ineficaz sino que es se?al de que no se cumple el orden y ello es debido al mal entendimiento de los fines por parte de quien gobierna. Por eso pienso que Xu Guoming no fue una v¨ªctima: fue la valent¨ªa del tigre que muerde cuando es violentado, el esfuerzo de la naturaleza por reconducir las cosas al justo medio.
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