La verdad del enga?o
La poes¨ªa de Guillermo Carnero (Valencia, 1947) es fiel a una manera de escribir integrada por tres valores declarados: culturalismo, intimismo y reflexi¨®n, esenciales para analizar tanto el lenguaje po¨¦tico como las razones que configuran la realidad de la existencia. Sus libros responden a un modo de ser y de pensar que entrelazan la experiencia cotidiana y el imaginario cultural, equiparables en su capacidad para producir el pensamiento po¨¦tico dotando de sentido a unos poemas de obstinada autenticidad. Esto no implica que Carnero sea refractario a los cambios, aunque no son cualitativos sino de proporci¨®n. La escritura sabe que existen cuestiones ¨ªntimas al ser humano que s¨®lo alcanzan respuesta en el poema y en su reflexi¨®n. Verano ingl¨¦s (Tusquets, 1999) -Premio de la Cr¨ªtica y Nacional de Literatura, y este a?o Premio Fastenrath de la Real Academia Espa?ola- obedec¨ªa a este cambio de proporciones: la inmediatez intimista que nutre la experiencia relatada denota mayor presencia po¨¦tica en el binomio que une existencia y representaci¨®n cultural. Sin renunciar a esta ¨²ltima, da cuenta de una reflexi¨®n urgente sobre el amor, en tanto este sentimiento cuestiona, sin apenas dilaciones, el sentido final de la existencia y la naturaleza de la propia identidad. El libro traza una relaci¨®n amorosa ir¨®nica y tierna, donde el elemento comunicativo se hace ¨ªntimamente expl¨ªcito, sin disfraces, pero junto al sue?o de su verdad emocional y sensorial, proclama su nada insignificante orden intelectual y cultural, la trasgresi¨®n final del desenga?o y su fracaso.
ESPEJO DE GRAN NIEBLA
Guillermo Carnero Tusquets. Barcelona, 2002 57 p¨¢ginas. 8 euros
De ah¨ª parte Espejo de gran niebla: lejos de la inmediatez emocional que cuestionaba el equilibrio de la identidad personal, la existencia y la escritura dan verdadera entidad a ese sue?o recurrente que pone en marcha la emoci¨®n y el pensamiento. Los cinco largos y discursivos poemas de este brillante y meditado libro hablan, demorada y reflexivamente, del instante vivido, de la memoria desenga?ada, de la conciencia de un yo que se interroga desde esa memoria diseminada y recobrada, que busca la validez de una escritura alejada de limitaciones temporales y existenciales: 'As¨ª es vida / no saber ni nombrar, pero morir / es tambi¨¦n pasar s¨®lo, sin nombrarse'. Poemas que unifican una geometr¨ªa urdida frente al vac¨ªo, un libro que 'se pierde / como espejo de agua entre las manos / esperando existir al ser le¨ªdo / en la distancia inm¨®vil de alg¨²n sue?o'. La imagen del espejo dice del desencanto de un sue?o crecido en la verdad emocional de los sentidos, y al sue?o amoroso se suman otros: el sue?o del recuerdo y la memoria; el de la escritura del poema, pues 'entre la realidad y su imagen escrita / hay un gran territorio inexplorado; / s¨®lo quien lo recorre significa', y el propio sue?o que la realidad disuelve en 'la certeza de ser sobre la tierra / y ante el espejo del papel escrito'.
De la emoci¨®n queda su re-
cuerdo, el pensamiento que desencadena lo m¨¢s radical y profundo del ser, sus dudas e inquietudes, las indefensas respuestas ante 'las preguntas que tuve que guardarme / por no encontrar espejo, pues ninguna / existe sin respuesta de otros ojos'. Esos ojos inciertos reinvierten en un discurso donde la reflexi¨®n toma nueva conciencia expresiva, y ofrece un mundo 'que nace con las dudas / de su sentido y de su desaliento, / par¨¦ntesis inscrito en una historia en blanco'. Un libro que, liberado de urgencias anecd¨®ticas y deslumbrantes ejercicios menores, teje en los hilos sueltos de la memoria un perdurable, por incierto, fervor reflexivo; que vuelve a un pensamiento enriquecido por la experiencia concertada de una aut¨¦ntica e ¨ªntima vivencia reflexiva y de sentido. Frente a empe?os anteriores, Espejo de gran niebla toma impulso y gana altura gracias a su 'inteligencia emocional', como el propio Carnero la denomina: emoci¨®n y reflexi¨®n se funden en la formulaci¨®n expresiva del poema, en su metro y en su ritmo, ensanchando su serena e inobjetable conciencia. Ahora el espejo devuelve un rostro sin m¨¢scaras, y aunque nunca una palabra atraviese el umbral de los cuerpos, al menos, como en el mejor de los espejos, veremos su retrato desarmado. Aqu¨ª est¨¢ su pensamiento m¨¢s sereno y pautado, el territorio del enga?o, pero sin servidumbres.
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