Seis sorpresas en el primer aniversario
Los ataques terroristas del 11 de septiembre fueron como un terremoto: sorprendentes, tr¨¢gicos y cargados de informaci¨®n. As¨ª como los terremotos ofrecen a los sism¨®logos valiosos datos sobre la geolog¨ªa m¨¢s profunda e insondable de la Tierra, los ataques revelaron mucha informaci¨®n in¨¦dita sobre el sustrato pol¨ªtico, econ¨®mico y militar de estos tiempos. Al igual que los terremotos, la onda expansiva del evento central, su trayectoria y consecuencias tambi¨¦n contiene informaci¨®n ¨²til. Lo que ha sucedido desde ese d¨ªa de terror es tan revelador del mundo en que vivimos como los propios ataques, y algunas de sus secuelas han sido tan sorprendentes como los ataques mismos.
La superioridad militar no protege. Los ataques terroristas demostraron que la superioridad militar de un pa¨ªs no garantiza la invulnerabilidad de su territorio y de sus ciudadanos a los ataques del enemigo. Esto, que hoy es obvio, hace un a?o fue una sorpresa. Pero m¨¢s sorprendente a¨²n es que la reacci¨®n de la Administraci¨®n de Bush haya sido invertir a¨²n m¨¢s en expandir su superioridad militar. Despu¨¦s del 11 de septiembre, la Administraci¨®n estadounidense propuso un presupuesto militar que es superior al presupuesto combinado de los otros 25 pa¨ªses del mundo que m¨¢s gastan en sus fuerzas armadas. Al igual que el ebrio que perdi¨® las llaves regresando del bar pero que las busca bajo el farol porque es s¨®lo all¨ª donde hay luz, Estados Unidos busca la protecci¨®n de su ciudadan¨ªa aumentando los gastos en rubros que el 11 de septiembre no les sirvieron para nada.
'Los susurros no son pura pose. EE UU atacar¨¢ a Irak y no descansar¨¢ hasta la salida de Sadam Husein'
'Un a?o despu¨¦s, la solidaridad es casi invisible y el antiamericanismo est¨¢ a flor de piel casi en todas partes'
Claridad moral y confusi¨®n estrat¨¦gica. El presidente Bush siempre insiste en que la 'claridad moral' es el principio que gu¨ªa las accciones de su Gobierno y que provee la ventaja que al final garantiza la derrota de sus adversarios. Esto ¨²ltimo es probablemente cierto. La sorpresa es que durante este a?o la confusi¨®n estrat¨¦gica ha sido mucho m¨¢s frecuente que la claridad moral. En su campa?a electoral, Bush prometi¨® una pol¨ªtica exterior m¨¢s humilde y menos intervencionista. En este a?o, la injerencia de Estados Unidos a nivel mundial ha sido enorme. La humildad ha sido asfixiada por la convicci¨®n de que una superpotencia como Estados Unidos no s¨®lo tiene los recursos, sino el deber de intervenir unilateralmente y poner orden en un mundo inherentemente an¨¢rquico y peligroso. Bush tambi¨¦n prometi¨® que de ser electo no apoyar¨ªa el salvamento financiero de pa¨ªses emergentes sacudidos por crisis econ¨®micas. Turqu¨ªa y Brasil han sido recientemente beneficiarios de los paquetes de ayuda financiera m¨¢s grandes en la historia econ¨®mica del mundo. En su campa?a, el candidato Bush se burl¨® de los esfuerzos de reconstrucci¨®n nacional en pa¨ªses devastados por guerras civiles, insistiendo en que no involucrar¨ªa a su pa¨ªs en tan ingratas y f¨²tiles tareas. Ahora, el Gobierno de Bush est¨¢ activamente involucrado en nation building en Afganist¨¢n y se prepara a hacerlo con entusiasmo en Irak. Tanto Bush como Paul O'Neill, su ministro del Tesoro, manifestaron abiertamente sus cr¨ªticas al gasto en ayuda oficial a pa¨ªses pobres. Hace pocos meses propusieron el mayor aumento en 40 a?os en el presupuesto para la ayuda norteamericana al desarrollo de otros pa¨ªses.
El mismo presidente Bush, que no pierde oportunidad para reiterar su profundo compromiso con el libre comercio internacional, es el que apoya las vergonzosas medidas proteccionistas para el acero y los obscenos subsidios a los agricultores. El mismo que declar¨® que Am¨¦rica Latina ser¨ªa una prioridad en su Gobierno ve impasible c¨®mo el hemisferio se hunde tras una crisis pol¨ªtica y econ¨®mica tras otra.
?Ser¨¢ Sadam Husein una de las v¨ªctimas del 11 de septiembre? Viendo caer las Torres Gemelas un a?o atr¨¢s, ?qui¨¦n hubiese imaginado que Sadam Husein ser¨ªa una de las v¨ªctimas? Hoy, la sorpresa es que todo parece indicar que si los ruidos y susurros que se oyen en Washington no resultan ser pura pose, Estados Unidos atacar¨¢ Irak y no descansar¨¢ hasta la salida de Sadam Husein. No obstante, el ataque a Irak no es inevitable. Es posible que la reacci¨®n internacional, combinada con concesiones de Irak, permita evitar el ataque. Es posible que el Gobierno de Bush siga presionando sin realmente actuar militarmente o haci¨¦ndolo de manera m¨¢s limitada. En cualquier caso, el resultado ser¨¢ sorprendente: o Sadam Husein termina pagando con su cargo, o con su vida, por las acciones de Osama Bin Laden, o , de nuevo, logra sobrevivir en el poder por m¨¢s tiempo que un presidente George Bush que no es reelecto. Esta ¨²ltima es una experiencia que ya Sadam disfrut¨® una vez.
El antiamericanismo como sorpresa. El ya legendario titular de Le Monde del 12 de septiembre 'Somos todos americanos' reflej¨® el sentimiento mundial de solidaridad con Estados Unidos que se gener¨® ese d¨ªa. La sorpresa es lo poco que dur¨®. Hoy, un a?o despu¨¦s, la solidaridad es casi invisible y el antiamericanismo est¨¢ a flor de piel en casi todas partes. No hay dudas de que la condici¨®n de superpotencia y la conducta de la Administraci¨®n de Bush contribuyen a fomentarlo. Pero no lo explican por completo. Hay un sustrato abonado y trabajado por d¨¦cadas y que se nutre de muy variadas fuentes (ideol¨®gicas, culturales, religiosas, psicol¨®gicas) que hace que los errores y omisiones de los estadounidenses generen enorme resentimiento. Adem¨¢s, el resentimiento de muchos hacia Estados Unidos no es producto de lo que hizo o hace, sino de lo que es.
La crisis econ¨®mica: Ken Lay hizo m¨¢s da?o que Bin Laden. Quiz¨¢ la principal sorpresa de los ataques terroristas fuera lo resistente que result¨® la econom¨ªa norteamericana a ese golpe en su coraz¨®n financiero. No hubo una corrida bancaria, la Bolsa de valores no se colaps¨® ni operacional ni financieramente, no hubo fuga de capitales, no aparecieron impedimentos permanentes al comercio internacional ni al tr¨¢nsito de personas. Tampoco se produjo una recesi¨®n mundial. Fue sorprendente que nada de esto ocurriera. Pero una sorpresa a¨²n mayor fue que Enron, Worldcom o Arthur Andersen fueron m¨¢s nefastos para la econom¨ªa nortemericana que Al Qaeda. Un estudio reciente estim¨® que las quiebras de Enron y WorldCom tendr¨¢n un impacto negativo en la econom¨ªa de EE UU equivalente al que tendr¨ªa un aumento de 10 d¨®lares en el precio del barril de petr¨®leo.
M¨¢s globalizaci¨®n que nunca. ?sta es otra sorpresa. Despu¨¦s del 11 de septiembre, el profesor ingl¨¦s John Gray escribi¨® que 'la era de la globalizaci¨®n se acab¨®', mientras que Francis Fukuyama pronosticaba el fin del tecnoliberalismo de la d¨¦cada de los noventa. As¨ª, el periodo de r¨¢pida expansi¨®n en el comercio, las inversiones y la integraci¨®n internacional parec¨ªa haber llegado a un abrupto final. Pero no fue as¨ª. El comercio mundial crecer¨¢ al 8% en la segunda mitad de este a?o y probablemente a¨²n m¨¢s el a?o pr¨®ximo. Dos meses despu¨¦s de los ataques, la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) reunida en Doha, en vez de fracasar como en Seattle, aprob¨® una nueva ronda de negociaciones para liberalizar el comercio. Este a?o, y por primera vez en casi un d¨¦cada, el Congreso autoriz¨® al presidente de Estados Unidos a negociar tratados internacionales de libre comercio por v¨ªa r¨¢pida. China ya es miembro de la OMC y Rusia pronto formar¨¢ parte de ella. Pocos pa¨ªses quieren quedar fuera. Pero m¨¢s importante a¨²n es que los atentados terroristas generaron una colaboraci¨®n m¨¢s intensa que nunca entre gobiernos que antes ni se hablaban. La sorpresa es que no s¨®lo la globalizaci¨®n econ¨®mica no se detuvo, sino que la globalizaci¨®n pol¨ªtica se intensific¨®. Hoy el mundo est¨¢ m¨¢s integrado que antes del 11 de septiembre. Adem¨¢s, los atentados sirvieron de curso intensivo para quienes pensaban que la globalizaci¨®n s¨®lo ten¨ªa que ver con comercio e inversi¨®n. Los terroristas mostraron c¨®mo las computadoras, los aviones, Internet, el f¨¢cil movimiento internacional de gente y dinero son tan ¨²tiles para la diseminaci¨®n internacional de odios, prejuicios, crimen y terror como lo son para la diseminaci¨®n de mayores y mejores oportunidades econ¨®micas o educativas. Hoy todos saben que la globalizaci¨®n no s¨®lo tiene que ver con la expansi¨®n internacional de McDonald's, sino tambi¨¦n con la de las madrasas, las escuelas religiosas isl¨¢micas. Parafraseando a Ambrose Bierce, quien escribi¨® que la guerra es el instrumento que utiliza Dios para ense?arles geograf¨ªa a los norteamericanos, cabe decir que los ataques terroristas sirvieron para ense?ar al mundo lo que es la globalizaci¨®n. De estar vivos, ellos ser¨ªan los primeros sorprendidos.
Mois¨¦s Naim es director de la revista Foreign Policy (www.foreignpolicy.com).
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