Tiempos terribles
Roma, v¨ªsperas de la proclamaci¨®n de las siniestras leyes raciales que fueron enviando, lenta e imparablemente, a los jud¨ªos a la miseria primero, a la deportaci¨®n y la muerte despu¨¦s. Dos tenderos, un romano de pura cepa (Abatantuono) y un jud¨ªo (Castellito) mantienen una feroz competencia comercial que bordea, el t¨ªtulo es doblemente expl¨ªcito, lo desleal. Sin embargo, ambos tienen su tal¨®n de Aquiles: sus hijos, nuevos Romeo y Julieta, est¨¢n enamorados. Con este arranque, Ettore Scola, tan poco presente en la cartelera espa?ola, vuelve a la reflexi¨®n hist¨®rica que tan querida le resulta.
De ah¨ª que resuenen, en este filme medido, meticuloso y vibrante, ecos conocidos: de Una jornada particular, de La familia, en un filme que es, mucho m¨¢s que aqu¨¦llos, una reflexi¨®n en presente. Porque lo que escenifica -por cierto, con la meridiana claridad expositiva que le es tan querida al viejo guionista metido a cineasta- no es otra cosa que un recordatorio: que siempre que llovi¨®, par¨®; o para decirlo en los t¨¦rminos de la met¨¢fora que recorre la pel¨ªcula, que a pesar de que Mussolini pareci¨® un dictador eterno, le sigui¨® la resistencia, la ca¨ªda y la Italia democr¨¢tica..., ?por qu¨¦ no va a suceder lo mismo con ese peculiar primer ministro omn¨ªmodo que es Berlusconi?
COMPETENCIA DESLEAL
Director: Ettore Scola. Int¨¦rpretes: Diego Abatantuono, Sergio Castellito, Jean-Claude Brialy, G¨¦rard Depardieu. G¨¦nero: drama, Italia-Francia, 2001 Duraci¨®n: 110 minutos.
Pero esta met¨¢fora no resulta nada expl¨ªcita. Es m¨¢s, en primera instancia, de lo que va la pel¨ªcula es del proceso de asunci¨®n del hero¨ªsmo, de un hero¨ªsmo hecho de peque?os, disconformes gestos cotidianos, de un hombre aparentemente condenado a ser base sociol¨®gica del fascismo que mantiene, sin embargo, un resto de dignidad que le llevar¨¢ a la solidaridad m¨¢s impensable.
Scola aborda el hero¨ªsmo desde una dimensi¨®n humanamente simple: lo que cuenta el filme es la dificultad para construir una relaci¨®n afectiva, de respeto, en tiempos de persecuci¨®n. Lo hace sin edulcoramientos, a base de peque?os momentos de complicidad -espl¨¦ndida resulta la visita de Abatantuono a su vecino jud¨ªo enfermo, la sabidur¨ªa, la bonhom¨ªa con que ambos se reconocen en los gestos del otro-. Pero tambi¨¦n con firmeza: hay mucha denuncia hecha como al pasar, mucho personaje turbio en esta historia ingrata. Pel¨ªcula honda, contenida y sincera, Competencia desleal se eleva por encima de las an¨¦cdotas hasta bordar un implacable retrato de ¨¦poca que viene a recordar adem¨¢s la necesidad de un cine hecho no desde la complacencia, sino desde el desasosiego, la indagaci¨®n, la denuncia.
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