La enfermedad del dinero
Es sorprendente que esta novela, la ¨²ltima en la cronolog¨ªa de Steinbeck, publicada en 1961 (al a?o siguiente le concedieron el Nobel y ya s¨®lo public¨® diarios y libros de viaje), haya permanecido in¨¦dita en nuestro pa¨ªs. Cierto que, a diferencia de sus obras m¨¢s c¨¦lebres, es menos itinerante, con una peripecia escasa -el grueso de la narraci¨®n sucede en la cabeza de su protagonista-, pero est¨¢ construida con una magn¨ªfica armon¨ªa que oculta sabiamente la raz¨®n secreta de un cambio de actitud moral, que comienza como un juego mental y acaba en una tentativa real, con consecuencias dram¨¢ticas.
La acci¨®n de El invierno de
EL INVIERNO DE MI DESAZ?N
John Steinbeck Traducci¨®n de Miguel Mart¨ªnez-Lage El Aleph. Barcelona, 2002 396 p¨¢ginas. 18,50 euros
mi desaz¨®n se desarrolla en 1960; Ethan Allen Hawley es un empleado de tienda, felizmente casado, con dos hijos, maniatado por la falta de dinero y su estricto sentido de la honradez.
Vive en New Baytown, una peque?a ciudad de la Costa Este de Estados Unidos, 'una de las primeras poblaciones claramente definidas de toda Norteam¨¦rica'. La tienda pertenece a un inmigrante siciliano; sin embargo, hasta despu¨¦s de la guerra, fue propiedad de los Hawley. El argumento parece gravitar sobre la confrontaci¨®n entre la fortuna lograda con tenacidad y aquella que se recibe y pierde por lazos de sangre. Pero lo que le importa a Steinbeck es la relaci¨®n entre la honradez y el dinero, y el modo en que el dinero repele cualquier forma de honestidad. Ninguna fortuna de New Baytown est¨¢ libre de sucias maniobras: los Hawley 'lograron combinar con ¨¦xito la pirater¨ªa con el puritanismo, cosa que a fin de cuentas no es tan dif¨ªcil como parece: en el fondo, no son tan distintas si bien se piensa, no en vano tienen ambas una fuerte aversi¨®n por todo lo que se les oponga y a las dos se le van los ojos tras la propiedad ajena'. Este p¨¢rrafo contiene el esp¨ªritu de la novela, la transparencia con que Steinbeck muestra la moral de sus paisanos. El padre de Ethan recibi¨® una fortuna acumulada a lo largo de siglos, pero lo perdi¨® todo, y a ¨¦l s¨®lo le quedan los apellidos, cultura (estudi¨® en Harvard) y la fatiga que produce la pobreza. No es m¨¢s que un tendero, pero demasiado inteligente para vestir un delantal. A su alrededor todo son oportunidades, pues la moralista sociedad de New Baytown provee de corrupciones y sobornos a quien quiera jugar al dinero r¨¢pido. Steinbeck es aqu¨ª implacable: donde el soborno es una norma, la honradez es un peligro.
Ethan es una figura que narra su conciencia; pero no es un delincuente. Su cambio se produce el 4 de julio, en pleno fervor patri¨®tico. Con todo prop¨®sito, Steinbeck convierte esa fecha en una festividad que derrama su pus, y la voz de Ethan se erige como una salmodia de moralidad que escamotea las razones ¨²ltimas de su comportamiento, de modo que el lector no sabr¨¢ que el proceso de su restituci¨®n econ¨®mica es tambi¨¦n un proceso de autodestrucci¨®n. Planea un atraco y el hundimiento de la clase pol¨ªtica -encarnada en el banquero Baker, que contribuy¨® a la ruina de los Hawley-, una maniobra que no considera un delito contra los hombres, sino 'un delito contra el dinero'.
La prosperidad de Norteam¨¦
rica, dice Steinbeck, est¨¢ hecha con las armas de la vista gorda, la delaci¨®n y el cohecho. Nadie puede romper ese tri¨¢ngulo sin aniquilarse. Esta novela es una reflexi¨®n al l¨ªmite sobre el modo en que el dinero 'no cambia la enfermedad, sino que s¨®lo modifica los s¨ªntomas'. La enfermedad es la pr¨¢ctica ilegal disfrazada de servicio p¨²blico, que convierte la honradez en una forma del rid¨ªculo. En nota aparte escribe Steinbeck que 'este libro trata sobre una gran parte de Norteam¨¦rica tal como es hoy en d¨ªa'. De estar vivo, se asombrar¨ªa de la actualidad de su an¨¢lisis. Hoy es un asunto tan difundido que abunda en las malas novelas.
En realidad, El invierno de mi desaz¨®n no habla de dinero; es una radiograf¨ªa de su inmoralidad, de su necesidad de combinarse con la muerte. Algo que a todos nos ata?e.
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