El islam, contra Michel Houellebecq
El escritor ser¨¢ juzgado hoy en Par¨ªs acusado de incitar al 'odio racial'
'La religi¨®n m¨¢s idiota es el islam. Cuando lees el Cor¨¢n se te cae el alma al suelo' coment¨® el escritor franc¨¦s Michel Houellebecq (1958) en la revista Lire cuando apareci¨® su novela Plataforma. Dijo tambi¨¦n, entre otras cosas, que era una 'religi¨®n peligrosa desde el primer d¨ªa' y que deseaba que 'el materialismo capitalista triunfe lo m¨¢s r¨¢pidamente posible en el mundo ¨¢rabe. Los valores del materialismo son despreciables pero menos destructores, menos crueles que los del islam'.
Los rectores de las mezquitas de Par¨ªs y Lyon, la Federaci¨®n Nacional de Musulmanes de Francia (FNMF) y la Liga Isl¨¢mica Mundial, consideran que Houellebecq sostiene tesis que 'se pueden caracterizar sin duda de racistas anti-musulmanas'. No le reprochan lo que ha escrito en la novela -'a pesar de que en ella ya explicitaba su ideolog¨ªa'- sino estas declaraciones pronunciadas ante el micr¨®fono de un periodista de la revista Lire. De ah¨ª que hoy el escritor se encuentre ante un juez en Par¨ªs, acusado de 'complicidad en la incitaci¨®n al odio racial' y de 'injurias'. Los demandantes se amparan en una ley de los a?os 80 pensada para luchar contra la propaganda revisionista, es decir, contra qui¨¦nes niegan el genocidio jud¨ªo.
'Es una religi¨®n peligrosa desde el primer d¨ªa', dijo el autor en unas declaraciones a 'Lire'
La acusaci¨®n, curiosamente, deja de lado Plataforma porque los querellantes 'respetan la libertad de expresi¨®n'. El escritor podr¨ªa ir un a?o a la c¨¢rcel y verse obligado a pagar una multa de 45.000 euros.
Michel Houellebecq es un escritor que ama la provocaci¨®n. Puede convocar al periodista que debe entrevistarle en un club de intercambio de parejas, por ejemplo. Mientras unos desconocidos se libran, con m¨¢s o menos entusiasmo, a unos previsibles ejercicios de gimnasia sexual, Houellebecq desgrana consideraciones sobre la miseria sexual reinante en nuestra sociedad y sobre c¨®mo los feos son v¨ªctimas de discriminaci¨®n. Su libro Las part¨ªculas elementales (publicado en 1998, y traducido por Anagrama y Emp¨²ries) hablaba de eso pero propon¨ªa a la vez una pintura global -siniestra e inteligente- del mundo contempor¨¢neo. En Plataforma (2001; traducci¨®n espa?ola en Anagrama y catalana en Emp¨²ries) la ambici¨®n es menor, el alcance cr¨ªtico tambi¨¦n. Todo transcurre entre gente que viaja a Tailandia para descubrir el turismo sexual y, sobre todo, para intentar escapar a la soledad. El protagonista conoce a Val¨¦rie, aprende que el amor existe pero que es una satisfacci¨®n fugaz: un comando islamista acaba con ella y con todos esos turistas que buscan carne joven en Pattaya. El libro vendi¨® en Francia 200.000 ejemplares durante las dos primeras semanas de su publicaci¨®n.
La defensa de Houellebecq, que se autocalifica de 'escritor del dolor cotidiano' y que habla de s¨ª mismo como pintor de las 'frustraciones del europeo medio', no consistir¨¢ en negar lo dicho, en ampararse en el alcohol bebido antes y durante la entrevista o en decir que sus palabras han sido tergiversadas.
?l y su abogado reclaman 'el derecho a la provocaci¨®n' y alegan que lo mismo que reprochan al islam se lo reprochar¨ªan al catolicismo 'si hubiese Estados confesionales'. Una serie de escritores -de Arrabal a Philippe Sollers-, de periodistas prestigiosos como Josyane Savigneau -responsable de las p¨¢ginas literarias de Le Monde-, de cineastas como Olivier Assayas, Alexander Astruc o Pascal Bonitzer respaldan a Houellebecq en su derecho a decir lo que quiera.
Para Pierre Assouline, director de la revista Lire, no hay duda de que el escritor 'siente aversi¨®n por los ¨¢rabes'. Para ¨¦l sus palabras 'van m¨¢s all¨¢ de la provocaci¨®n literaria porque buscan la venganza'. Para el cineasta de origen ¨¢rabe Saad Khiari lo irritante en Houellebecq es que es 'ignorante o, lo que es peor, inconsciente' cuando asimila '¨¢rabe a musulm¨¢n y musulm¨¢n a islamista'.
Lo ¨²nico cierto es que el odio de Houellebecq, que fue abandonado por sus padres en manos de una abuela comunista -la ¨²nica cultura de la que se confiesa nost¨¢lgico-, hacia las religiones, todas las religiones, no es ning¨²n secreto: en Las part¨ªculas elementales eran el budismo y las pr¨¢cticas new-age las que sal¨ªan peor paradas aunque los cat¨®licos tambi¨¦n se llevaban algunas andanadas, as¨ª como el arte contempor¨¢neo, asimilado a una creencia gracias a la presencia habitual de sus gur¨²s. El islam franc¨¦s parece tener menos tragaderas que todos los anteriores movimientos espirituales.
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