La creaci¨®n del delincuente
Al se?or don Juan de Robres le acusaban, en epigrama antiguo, de crear pobres para poder hacer caridad. Pens¨¦ en aquel hipot¨¦tico hip¨®crita oyendo al fiscal Cardenal hacer cuentas del aumento de la delincuencia en Espa?a; forma parte de un poder que aumenta la pobreza de la que salen los delincuentes. Tambi¨¦n los hace la riqueza, por la adicci¨®n al dinero y al mando, pero es otra cuesti¨®n: ¨¦sa no es basura que barrer. El fiscal general, que ser¨¢ el mismo servidor del r¨¦gimen, dar¨¢ el a?o que viene -antes de las elecciones ?nuevas!- cifras mayores cuando obren los efectos del 'decretazo' del trabajo. Y la presi¨®n sobre los inmigrantes. Se habla de la punta del iceberg; los que mueren, los que se capturan, los que se hacinan en campos de concentraci¨®n, pero no se sabe cu¨¢ntos se cuelan. Ni qu¨¦ imposible es cumplir la ley de emigraci¨®n, tan injusta, con sus a?adidos de racismo o fascismo de clase. La misma manera de atacar a ETA convirtiendo en delincuentes a los de su entorno, o a los que desean la independencia vasca, aumenta la culpabilidad. Como los israel¨ªes que destrozan la vivienda donde hubo un suicida palestino.
Muchos pensamos de Bush que utiliza el terrorismo contra Nueva York que ha matado a tres mil habitantes -gente de inmigraciones y sueldos bajos, tan enemigos del sistema como los islamistas: los que empezaban a trabajar a las ocho de la ma?ana- para aplicar la pura doctrina del Partido Republicano y del neoliberalismo: controlar, dirigir la democracia, acentuar su intervenci¨®n. Por intervenci¨®n entiendo la conversi¨®n radical de sus principios: eran que no interviniera el Estado, o que lo hiciera de una manera m¨ªnima, para que la libre concurrencia seleccionase a los buenos (una especie de darwinismo); el neo consiste en intervenir a favor de los ricos, como si esa selecci¨®n estuviera hecha.
Ha terminado la evoluci¨®n -el fin de la historia- y ha demostrado que EE UU es m¨¢s fuerte y m¨¢s apto, el blanco m¨¢s trabajador e ingenioso que el oscuro -Condelezza y Powell son coartadas-, el cristiano mejor que el musulm¨¢n, y as¨ª sucesivamente. El pudor y la vieja moral est¨¢n volviendo; no s¨¦ si el castigo al homosexual o cualquier sexo no cristiano reaparecer¨¢. Y vuelvo al origen: el se?or don Juan de Robres crea m¨¢s polic¨ªa, m¨¢s guardias de todas clases, cambia el c¨®digo, para as¨ª llevar a la c¨¢rcel al delincuente que cre¨®.
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